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jueves, 13 de junio de 2013

Sparus Aurata - Dorada

La Dorada es sin lugar a dudas el pez marino más conocido en todo el mundo, siendo famoso por la exquisitez de su carne, que se prepara especialmente al horno, y por la encarnizada lucha que ofrece una vez clavada en el anzuelo, llegando a poner a prueba la fuerza y la destreza de los pescadores más experimentados. Entre los pescadores submarinos es también una de las presas más codiciadas. Se trata de peces de gran tamaño, oriundos del mar Mediterráneo que, gracias al aumento de la temperatura del agua, se está extendiendo por gran parte del océano Atlántico, localizándose en la actualidad desde las costas de Marruecos hasta Gran Bretaña. Viven en solitario o en pequeños grupos en zonas mixtas de arena, roca y algas donde encuentran todas aquellas presas de las que se alimentan. Es poco común en los acuarios domésticos dado su gran tamaño a pesar de ser muy resistente a variaciones bruscas de los parámetros acuáticos y a la contaminación moderada. Fué uno de los primeros peces en reproducirse a escala industrial en el sector de la acuicultura.

Presenta la forma típica de los Espáridos: Cuerpo comprimido lateralmente, aletas pequeñas pero fuertes, músculos muy desarrollados, cabeza grande y una gran boca protáctil provista de fuertes dientes molares con los que pueden partir incluso anzuelos de acero blando. La aleta dorsal, larga pero poco elevada, se extiende desde el final de la cabeza hasta casi el pedúnculo caudal. La anal, de las mismas características, se extiende también hasta el pedúnculo, aunque empieza en ano. las ventrales son bastante alargadas, así como las pectorales, y la caudal tiene dos lóbulos perfectamente diferenciados. Sus ojos son pequeños en comparación con su cuerpo. Lo más interesante de su líbrea es la gruesa franja de color dorado muy brillante (más cuanto más sano está el pez en cuestión) que ocupa el espacio interocular. Por lo demás, el cuerpo es de color gris metalizado, con una visible mancha negruzca tras cada opérculo. Las aletas son traslúcidas y sin color alguno. El dimorfismo sexual queda patente por el tamaño, siendo las hembras mayores que los machos. Un dato curioso es que, al igual que el resto de Espáridos, las Doradas nacen todas como macho, cambiando gran parte de los alevines a hembras a partir de los 600 gramos de peso (algunos conservan el sexo masculino toda su vida). Pueden llegar a medir 80 cm de longitud (30 en acuario) y vivir hasta 30 años.
Mantener Doradas en un acuario no es una tarea para nada difícil, aunque se requieren ciertas condiciones para acogerlas en buenas condiciones. Cada ejemplar adulto necesita unos 800 litros de agua, por lo que un acuario de 1000 litros para un solo pez es más que suficiente (para mantenerlas en grupos se necesitan ya varios miles de litros de agua, poco posible, por lo tanto, para los aficionados). La decoración debe estar compuesta básicamente por una generosa cantidad de roca viva que les dé seguridad, pero también se debe dejar mucho espacio libre para que naden tranquilamente. La capa de sustrato (de grano medio) debe tener unos 5 - 6 cm de espesor dado que excavan en él para buscar su alimento. Los adornos pueden ser fácilmente desplazados mientras buscan comida, por lo que conviene fijar los más ligeros a los cristales para evitar derrumbes y roturas del tanque así como que se lastimen. El agua, potentemente agitada y oxigenada, puede tener una densidad comprendida entre 1.015 y 1.033, una temperatura de unos 18 - 35 ºC y concentraciones de compuestos nitrogenados mínimas (10 ppm de nitrato y 0 de amoniaco y nitrito, tolerando sin ningun problema concentraciones más elevadas, hasta 100 de nitrato y 15 de amonio y nitrito, bajo las cuales viven menos tiempo y se corre el riesgo de que enfermen). Pueden soportar perfectamente desviaciones bruscas de los parámetros anteriormente mencionados y condiciones de mantenimiento bastante precarias, como ausencia de movimiento y oxigenación en el agua. Temperaturas demasiado bajas influyen negativamente en su salud propiciando infecciones por punto blanco, Oodinium y demás agentes patógenos.
Son los espáridos que mejor se adaptan a la comida comercial desecada siempre que se aclimaten ejemplares jóvenes (tanto de criadero como salvajes) o adultos que hayan nacido y crecido en cautividad. Los ejemplares adultos salvajes nunca llegan a adaptarse a la vida en cautividad, muriendo en pocos días al negarse a consumir cualquier alimento. Son básicamente carnívoras, por lo que su dieta debe contener grandes cantidades de proteínas (gambas, camarones, trozos de peces o peces enteros, mejillones, caracolilos, gusanos marinos), tendiendo la benevolencia de suministrarles los alimentos acorazados con la armadura para que desgasten y fortalezcan sus dientes. Agradecen uno o dos aportes semanales de vegetales (guisantes, lechuga, escamas o pastillas de Spirulina, ...). Una vez adaptadas al acuario se lo comen absolutamente todo sin rechistar y con gran voracidad.
A pesar de su tamaño y voracidad son, en realidad, pacíficas, mostrándose indiferentes hacia cualquier pez con el que conviven exceptuando peces demasiado pequeños a los que devoran y a sus congéneres, dándose brutales peleas que suelen acabar con la muerte (Únicamente en acuarios muy grandes se pueden mantener pequeños grupos de Doradas introduciéndolas todas a la vez y en la fase juvenil). Tampoco son compatibles con crustáceos, moluscos y cefalópodos; Cualquiera de estos animales es devorado immediatamente por las Doradas, pues forman la base de su dieta. No suele causar daños ni a Corales ni a Anémonas, y pueden ser asociadas con cualquier especie de su mismo tamaño o, al menos, que no entre por sus bocas (Sargos, Salpas, Lubinas, Castañuelas, Doncellas, ...). Los peces demasiado tímidos o asustadizos, como los Gobios, se intimidan ante estos peces, pudiendo quedarse sin alimento debido a la extrema voracidad de las Doradas.
Se reproducen con suma facilidad en el acuario siempre mediante desove manual debido a la imposibilidad de conseguirlo de forma natural al necesitarse grandísimos volúmenes de agua. Para estimular la freza es imprescindible que la temperatura baje por debajo de 20 grados (mínimo 18) y el fotoperiodo sea de unas 7 u 8 horas diarias y alternando con una alimentación basada en grandes cantidades de proteínas, todo ello de forma muy gradual. Una vez simulado el inicio del invierno las hembras muestran sus vientres hinchados por la presencia de huevos, y los machos las acosan repetidamente para incitarlas a desovar. Para el desove manual hay que sacar primero al macho y, mediante una ligera presión en la zona ventral, extraer el esperma. Seguidamente se hace lo mismo con la hembra, se mezclan los huevos y el esperma y se incuba todo a unos 18 - 19 ºC durante unos tres días. Los alevines son bastante grandes al nacer, y aceptan desde este momento Artemia recién eclosionada y alimento genérico para peces marinos pulverizado. Crecen con bastante rapidez, alcanzando casi 15 cm de longitud durante el primer año. No es indispensable separarlos de immediato cuando son independientes ya que los juveniles forman grupos bastante densos para moverse. Cuando alcanzan ya 30 cm es cuando hay que separarlos para evitar peleas por el espacio. En la naturaleza desovan entre Octubre y Diciembre. Los adultos se desplazan hasta aguas someras desde las profundidades y expulsan sus huevos y esperma en el agua de forma masiva. Los huevos,  bastante pesados, caen al fondo y se adhieren a todo aquello que sea sólido. Cuando nacen se alimentan de los microorganismos que hay en la columna de agua y sobre las rocas y el sustrato.



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