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jueves, 27 de junio de 2013

Monodonta Turbinata - Plagas de caracoles

Las propias condiciones de un acuario marino impiden a la gran mayoría de especies de caracoles prosperar masivamente hasta el punto de convertirse en plaga, aunque existen algunas especies muy resistentes y adaptables a todo tipo de condiciones que pueden causar graves estragos al proloferar de forma excesiva. Una de ellas es la especie M. Turbinata, que agrupa unos curiosos caracoles oriundos del mar Mediterráneo y que abundan especialmente en las zonas rocosas con abundante alimento, siendo muy numerosos especialmente en la costa Brava catalana, que engloba todos los municipios comprendidos entre Blanes y Portbou, ambos en la província de Gerona. Se trata de pequeños gasterópodos que viven en grandes grupos y que barren continuamente cualquier sólido que encuentren de mantos bacterianos, algas tapizantes y restos de matéria orgánica sin consumir. Tienen costumbres nocturnas y pueden salir del agua durante bastante tiempo para explorar zonas más amplias.

Su concha tiene unos 3 - 3,5 cm de diámetro y tiene una forma levemente puntiaguda, estando formada por múltiples capas de carbonato superpuestas y que van degenerando con la edad de los animales, siendo visible la pérdida de las capas cálcicas superficiales primeramente en la zona puntiaguda de las conchas. El color de la misma es bastante variable, aunque normalmente presentan un fondo verdoso con multiud de manchas marrones que forman una especie de zenefa. Además de verde, el color base puede ser amarillo, azul, blanco e incluso naranja, colores que son mucho más intensos en ejemplares juveniles y que van aclarándose con el paso del tiempo. Su cuerpo tiene un color blanco levemente verdoso con la zona ventral totalmente blanca. Presenta dos pequeñas antenas sobre la cabeza que hacen las veces de ojos, ayudándoles a percibir mejor su entorno y su alimento. Disponen de una pequeña rádula formada por una sola hilera de minúsculos dientes cortantes con los que roen sus alimentos. Para defenderse de sus depredadores más temidos (como los Pulpos o las Nécoras) tienen una tapa cartilaginosa muy dura que encierra sus cuerpos para evitar que sean extraídos del interior de la concha. Disponen, además, de una especie de branquias sobre los cuerpos, que sobresalen de la concha y que captan el oxígeno disuelto en el agua, pudiendo captar también el oxígeno atmosférico mediante un tubo respirador grueso y visible cuando están fuera del agua. Pueden vivir hasta 5 años en un acuario.
No presentan ningun requisito especial para sobrevivir en un acuario. De hecho, se adaptan con extrema facilidad a un recinto cerrado de cualquier tipo y tamaño (incluso a menos de 10 litros de agua) y con todo tipo de parámetros acuáticos. Para vivir totalmente cómodos sólo necesitan algunas rocas sinuosas y agujereadas y una zona un poco emergida para salir durante la noche a respirar. No les importan en absoluto ni el movimiento ni la oxigenación del agua. Toleran densidades comprendidas entre 1.017 y 1.037 y temperaturas variables entre 5 y 40 ºC, no causándoles ningún daño las variaciones bruscas de estos parámetros. Son capaces de sobrevivir en aguas resueltamente sucias, con hasta 600 ppm de nitrato y hasta 20 de nitrito y amonio, siendo el acortamiento o la hinchazón de las antenas un signo claro de que el agua necesita una buena limpieza.
Tampoco supone ningun problema alimentarlos en cautividad, pues todo aquello que sea susceptible de ser devorado es bien recibido por estos caracoles (algas de todo tipo, todos los alimentos corrientes para peces e invertebrados, cadáveres, alimentos podridos e incluso pan, cereales y bollería con especias). La base de su dieta la componen diversas especies de algas (Ulva Lactuca, Codium spp., Fucus) y biopelículas de bacterias de todo tipo (nitrificantes y desnitrificantes incluidas). Comen continuamente durante toda su vida produciendo una gran cantidad de desechos.
No presentan ningun problema de convivencia con ninguna especie marina (ya sean peces e invertebrados de todo tipo), aunque, obviamente, son devorados por peces como Lábridos, algunos Gobios y Espáridos como la Dorada y el Dentón, por cefalópodos como el Pulpo o la Sepia y por crustáceos como la Nécora, siendo imposible que ninguna especie de caracol (Monodontias incluidas) prospere en su presencia. Sólo las macroalgas Halimeda Tuna resisten a estos caracoles, que devoran rápidamente cualquier rastro de algas presente en el acuario.
Aunque son muy eficientes a la hora de limpiar cualquier acuario marino de porquería de todas las apariencias, dejando como nuevos los cristales, las rocas y los distintos adornos, es su descontrolada reproducción continuada su problema más grave, y es que sólo con dos ejemplares se pueden llegar a crear hasta cientos de caracolillos en sólo dos meses. Como todo caracol marino, se reproducen mediante huevos que disponen en espiral en cualquier cuerpo sólido del acuario. Cada ejemplar puede depositar hasta 70 huevos que eclosionan al cabo de cuatro días saliendo unos pequeños animales de no más de un milímetro de diámetro que se empiezan a alimentar immediatamente de todo aquello que se pueda comer. Crecen con muchísima rapidez, alcanzando un centímetro de longitud al año y medio de vida aunque siendo sexualmente maduros cuando miden sólo medio centímetro. Son hermafroditas y se montan unos a otros sin distinción de tamaño, llegando cada individuo a realizar tres o cuatro puestas al mes. No es sólo esta incontrolada proliferación el problema principal de los Monodontias: Debido a que ingieren grandes cantidades de alimento produciendo muchísimos desechos, contaminan el agua con bastante rapidez (especialmente con urea), pudiendo acabar con todos los seres vivos del acuario en muy poco tiempo mientras que ellos no sufren las consecuencias. Tambien son muy poco deseados al alimentarse de la flora bacteriana benéfica del tanque, lo que hace que el mismo sea cosntantemente estéril al no poder desarrollar las cantidades suficientes de bacterias desnitrificantes para degradar los compuestos tóxicos del agua impidiendo la vida a prácticamente cualquier especie marina, algo especialmente grave si el número de caracoles es muy elevado.
Erradicar por completo a estos caracoles es casi imposible ya que las puestas pueden alojarse en agujeros invisibles o inaccesibles de forma que, aunque se extraiga a todos los animales adultos, al poco tiempo nacen sus hijos que crecen hasta iniciar de nuevo el proceso expansivo. Por lo tanto es mucho mejor o no introducir más de un ejemplar o utilizar métodos de control para mantener a raya su número. Una buena opción consiste en ir sacando a los ejemplares más grandes a mano según se vayan viendo. Para evitarse esta tarea se puede meter una hoja de lechuga bien limpia en el acuario y dejarla varias horas durante la noche, sacándola al día siguiente con un gran número de caracoles adheridos. Cualquier especie de pez o invertebrado depredador de caracoles es muy efectivo contra estas plagas (Doradas, Pulpos, Sepias y Nécoras en acuarios de agua fresca y Peces Globo en acuarios tropicales), siendo algunos de ellos capaces de limpiar por completo un acuario en cuestión de horas.
Cabe decir que sólo se convierten en plaga si hay más de un ejemplar maduro. Uno solo de estos caracoles, sin embargo, puede mantener a raya a las antiestéticas algas tapizantes o filamentosas, devorar cualquier resto de alimento no consumido o aprovechar los cadáveres de los distintos habitantes del acuario, siendo muy útiles para aquellos aficionados que no les guste limpiar a mano el acuario. A pesar de esta utilidad también devora bacterias beneficiosas, por lo que es imprescindible, en caso de querer mantener a un ejemplar, contar con un acuario bastante grande (de unos 400 litros como mínimo) bien provisto de abundantes rocas y agujeros menudos para promover el desarrollo de las bacterias en esos lugares a los que el animal no pueda acceder. La oxigenación potente del agua es igualmente importante para que haya un mayor número de bacterias y se debe contar con un potente espumador para extraer la gran cantidad de urea que excretan. Para evitar una plaga de Monodontias, en definitiva, hay que evitar su introducción en el acuario o meter a un sólo caracol.

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