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jueves, 9 de mayo de 2013

Squalius Cephalus - Bagre

Conocido por los pescadores como Cacho, se trata de un ciprínido de aguas frescas que se encuentra en todo tipo de sistemas de agua dulce, especialmente en ríos. También puede verse en lagos, estanques o embalses siempre que el agua contenga una cierta cantidad de oxígeno disuelto. Se distribuye por todo el continente europeo, siendo especialmente abundante en España (concretamente en la comunidad de Cataluña). Se mueven en grupos bastante numerosos prácticamente durante toda su vida, aunque los ejemplares más grandes se vuelven irascibles con sus semejantes, y suelen moverse en solitario, nadando ágilmente entre las marañas de plantas acuáticas, troncos y rocas. Tampoco tienen problemas para nadar a contracorriente en ríos medianamente movidos, tarea que realizan durante la estación reproductora para llegar a los cursos superiores de los ríos para frezar. Son peces muy adaptables y resistentes a muy variadas condiciones de mantenimiento, así como a las enfermedades más comunes de los peces y también extremadamente fáciles de alimentar, lo que hace que sean una de las especies más propicias para habitar estanques de gran tamaño y con escaso mantenimiento junto con Kois y otros ciprínidos de similares características.


Presentan la morfología básica de los ciprínidos: Un cuerpo alargado, fusiforme y cubierto de grandes escamas brillantes que alternan marrón y gris metalizado según la incidencia de la luz. Sus aletas son cortas, gruesas y rígidas, que juntamente con la forma de su cuerpo le confieren una movilidad excelente en el agua: Son capaces de desplazamientos fulmíneos a la hora de huir de un posible peligro o para atrapar alguna presa que se mueva con rapidez. Su boca es de gran tamaño y tiene forma de embudo que posibilita la succión de agua con gran fuerza junto a las presas que pueda contener. Su coloración consiste en un marrón grisáceo de base corporal, con aletas oscurecidas y vientre balnquecino. Los ejemplares más grandes y con muchos años de vida suelen cambiar su coloración drásticamente, tornándose su cuerpo dorado y las aletas pélvicas y anal de un color rojo muy intenso. Llegan a medir hasta 70 cm de largo y pesar 10 kilos de peso, llegando a vivir hasta 20 o 25 años en cautividad.
Maneterlos en cautividad es extremadamente sencillo, aunque por su tamaño adulto es mucho mejor meterlos en estanques de gran envergadura dado su modo de vida. Los ejemplares jóvenes de hasta 15 cm de longitud pueden ser mantenidos en acuarios de grandes dimensiones (de unos 500 litros o más) con aguas fuertemente agitadas y oxigenadas, una decoración escasa a base de rocas y algunas plantas acuáticas y un filtro de gran caudal y eficacia que trate la gran cantidad de desechos que producen. El sifoneado del fondo es muy importante para retirar el exceso de porquería y evitar una acumulación masiva de residuos de nitrógeno. Es necesario tapar bien el acuario para evitar que salten, labor en la que son unos auténticos especialistas y que realizan ante el más mínimo susto o situación excitante (especialmente durante las distribuciones de alimento). Es recomendable realizar cambios de agua periódicos (al menos cada 7 o 15 días). Los peces de más de 20 cm deben ser criados ya en estanques, donde son aún menos exigentes en lo que a las características del agua se refiere. De hecho pueden vivir en aguas totalmente estancadas (siempre que haya plantas que la oxigenen) y con concentraciones relativamente elevadas de compuestos nitrogenados. Son útiles en los estanques debido a que se comen los odiosos insectos que se posan en la superfície como los mosquitos o los que caen por error como moscas blancas y negras, que afean la superfície con sus cadáveres. La temperatura de mantenimiento óptima debe estar entre 18 y 22 ºC, si bien resisten sin ningún problema todas las comprendidas entre 1 y 40 ºC, pudiendo convivir con peces tropicales y de aguas mucho más frías siempre que tengan su mismo tamaño. Tampoco son exigentes con la dureza y la acidez del agua, viviendo perfectamente entre valores de pH comprendidos entre 4,5 y 9,5 y durezas entre 0 y 40 ºdGH.
Su alimentación no plantea ningún tipo de problema, pues de muchos es sabido que devora todo aquello que le parezca comestible y le pase por delante (se han encontrado en el estómago de algunos ejemplares trozos de plástico, plias de reloj, pedazos de madera e incluso engranajes de cierto tamaño). Se alimentan sin rechistar de todo incluso durante los primeros días de cautiverio, siendo en este aspecto más problemáticos los ejemplares adultos que los jóvenes. Para asegurar el éxito en este sentido es mejor introducirlos en la fase de alevín en compañía de otras especies de tamaño muy pequeño (neones chinos, Guppies, etc...) o, mejor aun, totalmente solos. Se les puede alimentar con todo aquello que se tenga a mano (escamas, gránulos, vivo, congelado, frutos secos, pienso para perros, carne cocida, verduras, ...) debiendo contener su dieta una proporción de proteínas y grasas parecida a la de vegetales. Se comen las plantas acuáticas si no reciben suficientes aportes vegetales, por lo que es mejor poner plantas duras (Anubias, Echinodorus, Microsorum, etc...).
En el plano social, se trata de peces pacíficos con todas las especies, que raramente se muestran agresivas. No obstante conviene evitar su asociación con peces de pequeño tamaño que entren por su boca, pues serán devorados con toda seguridad. Tampoco es aconsejable asociarlos con peces demasiado tranquilos, tímidos, asustadizos o de lentos movimientos que puedan sentirse intimidados por los fulmíneos movimientos de los Bagres, que pueden dejar sin comer a dichos peces. Como todo ciprínido, tienen una marcada tendencia a morder las aletas demasiado vistosas de ciertas especies con aletas de velo, por lo que hay que abstenerse de juntarlos. Podemos criarlos sin problemas junto a otros peces de agua fría de gran tamaño y similares formas (Kois, Goldfish común y Shubunkin, Carpas Amur, Percas Americanas, Truchas, etc...), pero el mantenimiento de varios Bagres adultos es complicado ya que una vez superan cierto tamaño se tornan extremadamente agresivos entre ellos.
Se reproducen sin ningún problema en cautividad siempre que se les mantenga en estanques de gran tamaño para permitir la freza natural, en cuyo caso es necesario realizar el desove manual. La reproducción tiene lugar al inicio de la primavera, cuando la temperatura del agua alcanza 20 ºC. Los ejemplares maduros se reúnen en las zonas altas de ríos de cualquier tamaño y, tras una agitada danza nupcial comunitaria, se dispersan varios miles de huevos que son fecundados por los machos. Los huevos quedan adheridos a algas, rocas, troncos o cualquier saliente sólido, y eclosionan al cabo de tres días. Los alevines miden unos 5 mm al nacer y se alimentan de Ninfas, Daphnias y otros microinvertebrados del agua. Crecen muy rápido y alcanzan la madurez sexual al final del primer año de vida. En un estanque de dimensiones correctas la freza ocurre por si sola cuando el agua se calienta a principios de la primavera, aunque es necesario proteger los huevos del canibalismo de los padres, por ejemplo, poniendo grandes marañas de troncos o plantas artificiales en las orillas. Los alevines se pueden alimentar con escamas finamente trituradas y algas filamentosas, y crecen sin ningún problema en el mismo estanque de los adultos. Si se separan los alevines por el desove manual es necesario controlar los parámetros del agua e ir separando a los más pequeños para evitar que los más grandes los devoren.
Pescado antiguamente como pescado alimenticio, actualmente no se recomienda su consumo debido al pésimo estado de su hábitat y a su costumbre de engullir todo aquello que pueda tragar.






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