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jueves, 16 de mayo de 2013

Microgeophagus Ramirezi - Cíclido enano de Ramírez

A la família de los cíclidos, que agrupa peces de muchos tamaños y colores, pertenece una particular especie amazónica que goza de una gran aceptación y aprecio en los acuarios domésticos: El Ramirezi. Se trata de un cíclido de pequeño tamaño, de espléndido colorido y de carácter fuerte que vive en parejas entre las matas de plantas acuáticas, troncos, piedras o cualquier otra cosa que pueda servirles de escondite. Habitan los ríos de aguas negras y claras de la mayoría de la cuenca del Amazonas, siendo especialmente abundantes en Venezuela y Colombia.



Su cuerpo está comprimido lateralmente y disponen de aletas de mediano tamaño, aunque rígidas y muy manejables, unos ojos de pequeño tamaño y en los machos más viejos se puede observar un pequeño bulto en la cabeza. Su boca es muy pequeña y está dotada de pequeños dientes puntiagudos. Los tres primeros radios de la aleta dorsal suelen ser más largos, estando todos los demás unidos por tejido interradial. Destacan especialmente por su bella líbrea compuesta por una base levemente morada con escamas que brillan con un intenso color azul cielo. La cabeza y la zona adyaciente tienen un color amarillo - naranja salpicado por algunos puntos azules. Presentan, en cada lado de la cabeza, una franja negra vertical que atraviesa cada ojo, siendo estos de color rojo chillón. Justo bajo la aleta dorsal presentan dos puntos negros rodeados de escamas de color azul intenso. Sus aletas presentan también estos puntos, pero son de color naranja rojizo, siendo los primeros radios de la dorsal de color negro azabache. Este patrón de colores puede cambiar muy rápido y por completo en función del estado del pez, siendo muy poco vistoso y brillante si está estresado, enfermo o el agua está en malas condiciones. El dimorfismo sexual queda patente por el mayor tamaño de los machos, así como un mayor tamaño de los radios dorsales, características poco fiables al presentar muchas hembras el mismo tipo de formas. La forma más segura de dar con los machos consiste en mirar el punto negro de sus costados, pues son totalmente negros, mientras que las hembras presentan puntos azules en su interior. Un mayor tamaño de las aletas puede diferenciar también al macho de la hembra, y estas suelen presentar un color rojo muy visible en la zona ventral. Gracias a la cría selectiva existen, en la actualidad, una variedad considerable de colores (rojo, blanco, amarillo, azul eléctrico) así como formas y tamaños de aletas (velo, cortas, etc...), siendo la variedad común (fotografía superior) la más apreciada. Alcanzan tamaños máximos de 6 - 7 cm y viven unos 3 años en un acuario.
A pesar de su tamaño y aparente resistencia se trata de cíclidos bastante delicados que se resienten rápidamente ante condiciones incorrectas o demasiado inestables de mantenimiento. El tamaño del acuario no importa demasiado, sintiéndose cómodos en recipientes de volúmenes mínimos de 40 litros por pareja (aunque con 100 litros se muestran mucho más tranquilos y su calidad de vida aumenta bastante). Sea cual sea el volumen del recipiente conviene decorarlo abundantemente con plantas, troncos, fibras de coco o corteza de alcornoque, formando muchos escondites que aprecian. El sustrato debe tener un color oscuro (mejor que sea negro) para mantener vivo el color de los peces, sintiéndose estos más seguros que en un sustrato claro, y además debe tener una granulometría más bien fina para ayudarles en su labor de excavar en el mismo. Es imprescindible filtrar mediante turba especial para acuarios para mantener el agua con un pH ácido, así como reemplazar el agua de los cambios parciales por agua descalcificada o de ósmosis para mantenerla blanda. Un lecho de plantas flotantes atenúa la luz y hace que los peces se sientan como en casa. No les preocupa demasiado la cantidad de oxígeno del agua y su movimiento, sólo exigen que se mantengan los compuestos nitrogenados lejos de ella. Los nitratos nunca deben superar las 30 - 40 ppm, y no debe haber ninguna traza de nitritos ni amonio. El pH del agua debe estar entre 5 y 6,5, y la dureza entre 1 y 10 ºdGH (aunque los actuales ejemplares nacidos en cautividad toleran aguas más alcalinas y duras, con pH de hasta 8 y durezas de hasta 30 ºdGH), y la temperatura no debe bajar de 26 ºC o se corre el riesgo de que enfermen rápidamente. Lo máximo que aguantan son unos 35 ºC, lo que reduce considerablemente su vida al aumentar su actividad metabólica. Los cambios de agua parciales toman un papel fundamental para mantenerlos sanos, así como estimular su reproducción. No dañan las plantas.
Su alimentación, a diferencia que la de otros cíclidos, debe ser más específica. Su dieta debe contener abundantes presas vivas (congeladas en su defecto), y otras materias proteicas de origen animal (papilla para discos, Tubifex, ...), dándoles de vez en cuanto algún complemento vegetal en forma de escamas para peces vegetarianos o verduras cocidas y bien lavadas. Durante sus primeros días en el acuario es normal que muestren cierta negativa a alimentarse, algo que desaparece después de unos días (según la calidad del agua y las condiciones de mantenimiento), comiéndose todo aquello que se les lance, intentando devorar incluso a peces demasiado pequeños si tienen mucha hambre. Son muy proclives a la obesidad, producida básicamente por una sobrealimentación o un exceso de grasas. Se trata de un problema muy grave que, en esta especie en particular, resulta a menudo mortal.
Se trata de cíclidos con bastante carácter, especialmente durante la época de cría. Si conviven en pareja el macho protege a la hembra con fiereza, acompañándola a todas partes y espantando violentamente a cualquier otro pez que se acerque a ella, algo que suelen hacer aunque no estén criando, por lo que es mejor, en caso de tener una pareja, mantenerla totalmente aislada en un acuario específico. Sin embargo, los individuos solitarios se muestran totalmente indiferentes hacia otras especies, excepto con otros cíclidos de su tamaño a los que pueden ver como rivales directos por el espacio, y atacarlos sin cesar hasta acabar con ellos, aunque cabe decir que esto sólo lo hacen algunos machos. Pueden ser asociados sin problemas con otras especies pacíficas y tranquilas como los distintos tetras, cíclidos tranquilos como los Discos o los Escalares y peces de fondo como los distintos loricáridos, Corydoras y Otocinclus, evitanto peces que, aún teniendo su mismo tamaño, sean demasiado molestos para ellos, como los Barbos, o demasiado agresivos como los Mbunas del Malawi y, por supuesto, no mezclarlos con cíclidos de gran tamaño como Óscares y Terrores verdes que podrían devorarlos o acabar brutalmente con ellos. No es nada aconsejable meter a dos machos en el mismo acuario a menos que éste sea de gran tamaño y tenga suficientes escondites, pues no se toleran entre ellos y se pelean constantemente. Algunos machos se comportan como cíclidos africanos, rechazando por completo a cualquier otro pez que no sea su pareja, a los que atacan con violencia y pueden llegar a matar, e incluso muestran su ira hacia peces mucho mayores que ellos, algo que sólo ocurre en raras ocasiones y sólo con machos.
Su reproducción es muy sencilla de conseguir. Para ello hay que mantener a la pareja a solas en un acuario específico de unos 50 litros como mínimo, con agua muy blanda (dureza entre 0 y 4 ºdGH), ácida (pH entre 5,5 y 6), con una temperatura de unos 27 - 28 ºC y libre de cualquier compuesto nitrogenado. Es imprescindible filtrar con turba y colocar una buena cantidad de plantas flotantes y sumergidas, así como alguna superfície plana y lisa (un trozo de pizarra) para permitirles desovar. Los adultos muestran estar listos para el desove intensificando mucho sus colores y desplegando totalmente sus aletas ante ellos. El cortejo nupcial es muy elaborado y duradero, acabado el cual la hembra es conducida hacia el soporte de puesta, que suele ser una piedra lisa colocada en vertical, donde pone sus huevos y el macho los fecunda después. Durante los dos o tres días que dura la incubación, el macho y la hembra se turnan para abanicar y limpiar constantemente los huevos a la vez que expulsan violentamente a cualquier intruso que se acerque demasiado. Tras la eclosión los alevines pueden o bien permanecer con sus padres o ser retirados a un acuario a parte para velar mejor por su seguridad, paso innecesario si el acuario en el que nacen está totalmente desprovisto de otros animales. Las Artemias recién eclosionadas son fundamentales para su alimetación en este momento, aunque también sirven las escamas finamente trituradas, que los adultos se encargan de llevarles. Las crías crecen con bastante rapidez, y al cabo de un mes desde su nacimiento pueden ser separadas de sus padres para criarlas en acuarios a parte. Los alevines son extremadamente sensibles a la polución del agua y a las variaciones bruscas en sus parámetros, muriendo de forma casi súbita en estos casos.
Se trata de peces muy sensibles a las enfermedades de todo tipo, siendo afectados por punto blanco, terciopelo, Hexamita, Tremátodos, Costia, podridura de aletas y demás parásitos, muchos de los cuales son mortales para ellos. Cualquier cambio brusco de temperatura, pH, dureza o el más mínimo exceso de residuos nitrogenados merman sus defensas extraordinariamente, por lo que se comprende la importancia de mantener lo más estables posibles las condiciones acuáticas. Son bastante sensibles a ciertos medicamentos, como el cobre o el verde de malaquita, por lo que las dosis deben ser reducidas a la mitad. No son recomendables para principiantes.









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