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sábado, 18 de mayo de 2013

Pygocentrus Nattereri - Piraña roja

Las pirañas gozan de una muy mala reputación en la actualidad debido principalmente a la televisión y al cine, que las han pintado desde hace años como peces asesinos, despiadados y calculadores cuyo único objetivo consiste en despedazar a cualquier ser vivo que tengan a su alcance. Lo cierto es que no son ni mucho menos tan agresivas como se dice y se comportan como cualquier animal depredador, es decir, cazan otros peces y animales para sobrevivir y perpetuar la especie. Se trata de peces carnívoros bellos pero peligrosos que se encuentran en casi toda la cuenca del Amazonas, especialmente en las llamadas aguas claras, ácidas y blandas, cuyo abundante suministro en peces supone todo un lujo para estos predadores. Se mueven en grandes bancos estrictamente dominados a lo largo de las zonas bajas de los ríos en busca de cualquier presa que puedan devorar, atacándolas por la parte trasera para evitar cualquier riesgo de fuga. Lo cierto es que ignoran a peces demasiado pequeños o rápidos al ser incapaces de atraparlos. Su método de caza es muy simple: Primero uno de los componentes del banco es enviado a atacar a un objetivo. Si éste da el visto bueno, todo el cardumen entero se lanza a por la desdichada víctima, a la que devoran en muy poco tiempo y con gran ansia. Su único enemigo es, naturalmente, el ser humano; De hecho, en muchas zonas de América del sur es común su pesca con fines alimenticios, pues su carne es, al parecer, deliciosa, y se prepara ahumada, a la plancha, frita, etc...

Desde hace algun tiempo se está dando una merma cada vez más acusada de la población de Pirañas rojas y otros peces de gran tamaño en toda la cuenca del Amazonas, un problema ecológico que se está asociando a la presencia de un pez carnívoro de dimensiones muy grandes (de hasta dos metros de largo) y de temibles colmillos conocido como "Tetra vampiro"o "Payara" (Hydrolycus scomberoides). Como estos depredadores viajan en grupos bastante numerosos, necesitan mucho alimento y no tienen depredadores naturales, su población se está disparando de forma espectacular. Es necesario vigilar de cerca la población de estos carnívoros para evitar la extinción de especies de peces actualmente muy escasas tales como la Arapaima (Arapaima gigas) y las distintas especies de Arowanas.
Ejemplar joven de Payara, un pez endémico de la cuenca del Amazonas
cuya población está creciendo a un ritmo alarmante y puede causar
la extinción de especies actualmente muy escasas. Sus presas preferidas
son las distintas especies de Pirañas (en concreto las Pirañas rojas, las más abundantes de todas)
 
En el aspecto físico se trata de peces robustos, con un cuerpo comprimido lateralmente, unas aletas cortas y unos músculos fuertes que les permiten nadar con gran rapidez si su presa emprenda la huida. Lo más llamativo es, sin duda, su boca, que supone una potente máquina de despedazar animales. La mandíbula inferior es más larga que la superior, y ambas están armadas con puntiagudos dientes cortantes de los que se sirven para triturar a sus víctimas. Poseen, al igual que el resto de carácidos, una aleta adiposa bastante visible justo detrás de la dorsal. Su líbrea es bella y llamativa, y consiste en un vientre adornado de un color rojo muy intenso (que se extiende hasta el principio de la aleta anal) con el resto del cuerpo variable entre el gris y el verde azulado. Ambas zonas están salpicadas de abundantes escamas blancas brillantes que le dan un aspecto muy peculiar. Las aletas son del mismo color que la zona dorsal. los ejemplares jóvenes resultan menos vistosos, con todo el cuerpo de color blanco grisáceo (incluida la zona ventral) interrumpido por puntos negros. Sus aletas son de ese mismo color. Se trata de peces de grandes dimensiones que pueden superar los 20 cm de longitud y vivr hasta 20 años en un acuario. El dimorfismo sexual es casi invisible, aunque algunos expertos señalan que, si se las mira de frente, los machos tienen el vientre en forma de V y las hembras, en forma de U.
El acuario destinado a mantener Pirañas debe ser, ante todo, muy seguro para evitar que cualquier persona o animal pueda acceder directamente al agua y, por consiguiente, recibir dolorosos mordiscos. Es imprescindible que esté rigurosamente tapado y, especialmente, fuera del alcance de los niños. Cada piraña necesita unos 50 - 60 litros de agua, y como deben ser mantenidas en grupo, se requieren tanques de unos 300 litros como minimo (si bien muchos aficionados crían una sola Piraña sin problemas en acuarios de 100 litros sin que esta muestre signos de soledad). La decoración debe estar firmemente sujeta a los cristales ya que tienden a mover los adornos poco pesados, y es mucho mejor no introducir plantas naturales porque las desentierran y las destrozan (si bien no suelen tocas plantas duras y sin enraizar como las Anubias y los Helechos de Java, así como algunas de fuerte enraizamiento y hojas duras como las Echinodorus), la capa de sustrato debe ser bastante gruesa, oscura y de grano medio para permitirles excavar en ella. Una luz débil o tamizada por plantas flotantes las hace sentirse mucho más seguras. Debido a que ensucian muchísimo el agua es necesario instalar un potentísimo sistema de filtrado que mantenga el agua constantemente saneada pero sin fuertes corrientes que no aprecian en demasía, y la realización de sifoneados del sustrato es una tarea extremadamente peligrosa a menos que se haga con tubos lo bastante largos para evitar meter las manos en el agua, que debe ser ácida (pH entre 5 y 6,5), blanda (dureza entre 0 y 10 ºdGH) y con una temperatura nunca inferior a 26 ºC (soportando máximas de 36 - 37 ºC) por debajo de la cual enferman fácilmente y mueren. Es imprescindible filtrarla con un lecho de turba para mantenerla en estas condiciones. Soportan unja contaminación considerable en el agua (hasta 300 ppm de nitrato) pero no conviene mantener el nitrógeno en altos niveles durante mucho tiempo ya que acaban por resentirse.
Su alimentación en un acuario es muy sencilla: Aceptan cualquier alimento que caiga en la superfície, incluso los preparados vegetales, la fruta y las verduras, aunque necesitan un gran aporte proteico para mantenerse sanas. Son ideales las papillas para discos, la carne de ternera cruda, la carne de pescado, alimentos vivos de todo tipo (inlcuidos peces mucho mayores que ellas), si bien en este caso es necesario controlar muy bien que no queden restos de animales muertos o mordidos en el agua para que no se contamine demasiado. Verlas alimentarse de peces vivos es para algunos un privilegio y para otros un delito, pues resulta poco agradable ver a un pez que muere lentamente y con graves heridas (incluso pueden vivir varias horas sólo con la mitad de la cabeza) mientras que las pirañas lo muerden sin piedad, algo que no sucede en la naturaleza al acabar en pocos segundos con la vida de sus presas al ser las Pirañas mucho más numerosas que en un acuario. En mi opinión es muy buena idea respetar sus hábitos depredadores, pero ofreciéndoles peces que puedan tragar enteros para asegurarse de que no queden restos o evitar ver morir a un pez durante mucho rato.
Las pirañas son totalmente incompatibles con la vida en comunidad (excepto, claro está, entre ellas) debido a sus hábitos depredadores. Atacan y despedazan a peces de su mismo o mayor tamaño y devoran a los que entran por su boca, si bien algunos aficionados aseguran mantenerlas sin problemas junto a otras especies de gran tamaño como el Óscar, un cíclido que, debido al ocelo que tiene en la aleta caudal, simulando una cara, hace que las pirañas no lo ataquen al creerse que están ante la cara, o el Plecostomus, un gran loricárido que, debido a su piel acorazada con punzantes escamas, tiene una buena defensa contra ellas. Aun así es mejor no correr riesgos y mantener un sólo ejemplar aislado o, como mucho, mantener un pequeño grupo en un acuario específico, aunque insluso en este caso se muerden constantemente entre ellas (llegando a matarse en ocasiones) debido a la falta de espacio o de alimento. Es necesario introducirlas todas al mismo tiempo y en su fase juvenil; La introducción de una nueva Piraña en un grupo ya formado suele acabar en carnincería.
Su reproducción, pese a ser totalmente viable en un acuario doméstico, conlleva algunas condiciones previas. Hay que tener presente que muy raras veces se encuentran a la venta ejemplares adultos, por lo que hay que empezar manteniendo a un grupo de Pirañas jóvenes hasta que alcancen la madurez sexual (al cabo de 2 o 3 años). Pasado este tiempo es necesario simular las estaciones amazónicas en el acuario (una seca y una húmeda) para estimularlos. Para empezar se procede subiendo lentamente la temperatura del agua hasta 30 ºC, disminuyendo el volumen y la frecuencia de los cambios de agua y alimentándolas con menos frecuencia (en este tiempo se convierten en peces muy peligrosos y agresivos, por lo que es mejor no acercarse mucho a la superficie del acuario para evitar sustos) durante unos seis meses, pasados los cuales se baja la temperatura hasta sus valores normales de forma gradual, se reemprenden los cambios de agua (con una frecuencia algo mayor, dos o tres a la semana) y se las alimenta con abundantes presas vivas. A partir de entonces los peces adquieren la líbrea de reproducción consistente en un vientre de color rojo fuego y el resto de color verde azulado, y los machos excavan grandes nidos en el sustrato a los que atraen a las hembras. Tras un violento y frenético baile nupcial, la hembra pone sus huevos y el macho los fecunda. Durante la incubación los padres son muy protectores y agresivos, espantando violentamente al resto de peces de las proximidades de los huevos, incluso pueden morder las manos del acuariófilo. Al eclosionar los huevos es indispensable separar a los alevines de sus padres para evitar que estos se los coman. Los alevines crecen con mucha rapidez, y se alimentan de Artemia recién eclosionada y de escamas pulverizadas. Durante este tiempo el número de alevines mengua de forma casi exponencial debido al canibalismo hasta que, al cabo de un mes, sólo quedan, como mucho, tres o cuatro peces jóvenes de unos 3 - 4 cm de largo que pueden ser criados ya como los adultos. Los alevines son algo menos sensibles a la contaminación que los de la mayoria de peces, pero conviene mantener limpia el agua para evitar pérdidas.





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