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sábado, 11 de mayo de 2013

Sarpa Salpa - Salpa

Dentro de la familia de los espáridos, peces originarios de los mares y océanos subtropicales, la Salpa es la especie más abundante de todas. Estos peces viven en grandes bancos (también en solitario si se trata de ejemplares muy grandes) en aguas claras y agitadas provistas de abundante vegetación marina de la que se alimentan. Se encuentran en zonas mezcladas de roca, arena y alga, donde además de encontrar una interminable fuente de vegetales hay también numerosos crustáceos y otros invertebrados con los que complementan su dieta. Se las puede encontrar en todo el hemisferio norte, desde el Mar Mediterráneo hasta las Islas Británicas, donde han llegado gracias al calentamiento del agua del mar, y llegan hasta las Islas Canarias. Todas empiezan su vida viajando en bancos más o menos densos, costumbre que van perdiendo a medida que crecen hasta el punto que los ejemplares de más de 40 cm de largo viajan en solitario o, como mucho, en parejas o en tríos, en ocasiones guiando a bancos de peces más pequeños para que conzcan mejor su entorno y sus peligros. Son tremendamente asustadizas: Si el pez que va a la cabeza del grupo se desplaza fortuitamente debido a un peligro, el resto del banco lo sigue hasta alejarse en sólo pocos segundos. Muy buscadas por los pescadores por su feroz picada y la defensa que ofrecen una vez enganchadas, la calidad de su carne es mala, y no suele consumirse en muchos lugares. Hacen gala de un asqueroso pero eficaz método de defensa: Si se las agarra para cualquier cosa expulsan su último alimento ingerido por el ano, una repulsiva pasta verdosa que, además de no tener un aspecto agradable, huele terriblemente mal. Se interpreta que eso las ayuda a escurrirse de depredadores ocasionales que pueden atraparla.


Pese a pertenecer a la familia de los Espáridos, no guarda mucho parecido con algunas especies, como el Sargo y la Dorada. La característica que determina su parentesco consiste en que, cuando nacen, todas las salpas son hembras, convirtiéndose en machos a medida que pasan los años (son hermafroditas), común en todos los miembros de esta familia. Su cuerpo es elipsioidal y está bastante comprimido lateralmente. A excepción de la aleta caudal y las pectorales, el resto sólo se ven cuando están desplegadas, y son bastante cortas. La aleta caudal es rígida y dura, y está sostenida por un fuerte pedúnculo que se dobla mucho y a gran velocidad, tanta que le permite al pez desplazamientos fugaces en caso de ser necesario. La forma de su cuerpo y a su baja rugosidad ayudan en esta tarea. Su boca es pequeña y está provista de pequeños dientes caninos en sus mandíbulas que le perimten cortar los vegetales que come. Sus ojos son de mediano tamaño y de color blanco amarillento. Su líbrea es la más espectacular de todas las especies de la família, y consiste en una base plateada atravesada por varias franjas longitudinales que van desde los opérculos hasta el pedúnculo caudal. Las aletas pectorales son incoloras, mientras que el resto tienen un color verde oscuro. El dimorfismo sexual queda patente por el color de los ejemplares: Los machos presentan una tonalidad verdosa en la zona superior del cuerpo con jaspeados blancos, mientras que las hembras carecen de este colorido. Pueden llegar a medir 50 cm o más y pesar hasta 4 o 5 kilos. Viven unos 10 años en cautividad.
No resulta muy difícil mantener Salpas en un acuario, aunque tampoco es fácil. Debemos proporcionarles un tanque amplio y espacioso para que puedan nadar constantemente sin limitaciones. Como además deben mantenerse en grupos bastante numerosos, de unos 7 u 8 individuos, se requieren acuarios de unos 2000 litros aproximadamente. Es importante que el agua esté fuertemente agitada y oxigenada, preferentemente con algún generador de olas o corrientes capaz de crear fuertes turbulencias. No hay que pasarse con la decoración: Unas cuantas piedras en una esquina son suficientes, dejando libre el resto del acuario. Debido a que saltan con muchísima facilidad ante cualquier susto es indispensable que el tanque esté bien tapado. Los sistemas de espumado y filtración son totalmente necesarios con esta especie, y deben ser muy eficaces para tratar la gran cantidad de desechos que producen. Un dato importante es que la iluminación debe ser muy potente para que se desarrollen las colonias de algas de las que se alimentan. Mantenerlas junto a cualquier tipo de macroalga es imposible, pues las Salpas se las comen en muy poco tiempo. La temperatura puede estar entre 20 y 35 ºC, resintiéndose rápidamente a temperaturas demasiado bajas (nunca se debe bajar de 18 ºC).  La densidad puede variar entre 1.025 y 1.035, y no son sensibles a elevadas concentraciones de nitrato, tolerando incluso cantidades algo elevadas de nitrito y amoniaco. Sin embargo son muy sensibles al Cryptocaryon Irritans (punto blanco marino), que contraen ante variaciones excesivamente bruscas de los parámetros acuáticos.
La alimentación es uno de los principales quebraderos de cabeza en su mantenimiento en acuarios. Partiendo de que se deben aclimatar siempre ejemplares muy jóvenes (los adultos mueren en pocos días al no conseguir ni si quiera comer) y que se alimentan casi exclusivamente de vegetales, nunca deben faltar las algas o similares en su dieta. Durante sus primeros días en el acuario, además de las algas que haya por el acuario, es muy aconsejable darles presas vivas (Artemia, Mysis, Rotiferos, etc...) para vencer su timidez. Mientras los ejemplares jóvenes se comen cualquier cosa comestible, los adultos sólo comen vegetales (esporádicamente algún trozo de pescado cocido o camarones crudos). Da muy buenos resultados una mezcla a base de harina de trigo y agua, a la que se le pueden añadir otros ingredientes como mejillones crudos o algas triturados. Tras el periodo de aclimatacion, los jóvenes no rechazan ningún alimento, aunque a medida que crecen se deben ir aumentando las tomas vegetales hasta el momento que sean casi su único alimento.
Se trata de peces pacíficos y sociables que disfrutan de la compañía de otras especies y que nunca se muestran agresivos hacia ellas, aunque su naturaleza nerviosa y sus movimientos rápidos pueden estresar a peces demasiado tranquilos. Se las puede mezclar con otras especies de espáridos (Sargos, Doradas, Besugos, ...), mugílidos (Lisas) e incluso serránidos como la Lubina, damiselas (Chromis Chromis) y lábridos como la Julia. No conviene asociarlas con peces de fondo o de encueve como gobios o similares que tendrían serios problemas para alimentarse dada la rapidez de las salpas. Tampoco se las debe mezclar con peces Cirujano (Acanthurus, Zebrasoma, Paracanthurus) ya que competirían por el mismo alimento y podrían salir seriamente dañadas de enfrentamientos con estos peces tropicales agresivos.
Se reproducen desde el inicio de la primavera hasta inicios de verano. En esta época del año visitan masivamente las zonas costeras para dispersar sus huevos de forma comunitaria en las corrientes y luego vuelven de nuevo a las aguas profundas a esperar la siguiente época. Algunos de los peces más grandes se quedan a esperar que salgan los alevines (al cabo de unos 5 o 6 días tras la puesta) para mostrarles su hábitat y enseñarles qué pueden comer. Los alevines, que viajan en grupos muy densos, crecen extremadamente rápido debido a la riqueza de alimentos que hay en las playas rocosas, tanto que a finales de verano ya emprenden el viaje hacia aguas más profundas para escapar de las bajas temperaturas a que se alcanzan en las zonas costeras. En cautividad su reproducción natural es imposible por razones de espacio, si bien pueden ser reproducidas mediante el desove manual. En este caso los alevines se alimentan, por ejemplo, de alimento genérico para peces marinos finamente triturado. No son sensibles a altos niveles de nitrógeno, por lo que no es necesario estar tan pendiente del agua como con otras especies.
Estudios recientes en las islas británicas han encontrado en los estómagos y carne de muchos ejemplares de Salpa unos alcaloides tóxicos que, en caso de ser ingeridos, provocan síntomas de embriaguez, desorientación, vómitos y dolor de cabeza parecidos a los que causan las drogas LSD, y duran hasta una semana o más. Se ha comprobado que la Salpa es el único pez marino hasta el momento capaz de alimentarse de la macroalga Caulerpa Taxifolia, extremadamente invasiva, y que en la actualidad se encuentra en gran parte del  mar mediterráneo y que proviene de un vertido en el mar de aguas de limpieza de un acuario público en la ciudad de Mónaco. Esta macroalga de color verde intenso y aparentemente inofensiva, que se propaga a gran velocidad por el mar y que está causando pérdidas ecológicas irremediables en todo el Mediterráneo, contiene alcaloides que, liberados en el agua, producen la muerte a todos los organismos que entren en contacto con ellos, excepto a las Salpas. Desde que se publicaron los resultados de estos estudios se ha puesto el apodo de "Pez alucinógeno" a la Salpa por los síntomas que produce la ingestión de su carne con presencia de alcaloides, que coinciden con los que contiene la macroalga invasora. Muchos expertos recomiendan que no se consuma estos peces para evitar intoxicaciones.


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