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domingo, 20 de abril de 2014

Pinus pinea - Pino piñonero

Unos de los árboles más característicos de la vegetación mediterránea son los Pinos, árboles grandes, longevos, resistentes y muy fructíferos que llegan a formar vastos y densos bosques naturales en zonas donde las condiciones climáticas son las propicias. Su hábitat es muy diverso y comprende las llanuras áridas y muy expuestas a los agentes meteorológicos (viento, lluvia, nieve, luz, ...), los barrancos y pendientes de la solana de las montañas, los valles y terrazas fluviales y las playas dunares de arena muy fina cuyo contenido edáfico de sal es bastante elevado (algo que sólo toleran pocas especies de este género de árboles). El Pino piñonero es el Pino que mejor se adapta a las condiciones adversas (tanto climáticas como edáficas) y cuyo hábitat es más variable y extenso. Sus semillas, los Piñones, son uno de los ingredientes principales en muchas recetas de repostería y en las más variadas ensaladas y vinagretas acompañando, además, a diversos platos de caza, aves y cerdo. Sufre poco las plagas típicas de los Pinos y es muy usado como árbol ornamental en jardinería, como planta de alineación en calles muy soleadas y como ejemplar aislado en muchos tipos de jardines por la densa y abundante sombra que ofrece.
Se trata de una conífera de tamaño gigantesco, pudiendo medir 30 metros de altura siendo su tronco muy ancho (de hasta 1 metro de diámetro e incluso más) y cuya copa llega a extenderse unos 6 o 7 metros. A pesar de esto es un árbol de crecimiento extremadamente lento necesitándose unos 300 años para conseguir un árbol de dimensiones parecidas a las citadas. La forma de la copa y el color de las hojas varia segun la edad del árbol: Las plantas jóvenes tienen la copa más o menos piramidal mientras que los árboles adultos la tienen expandida y achatada como una sombrilla. Las hojas, punzantes, largas, duras y con un intenso olor característico se denominan acículas y aparecen dos o tres al mismo tiempo en cada nudo foliar de las ramas. Estas hojas son glaucas (azuladas) en las plantas jóvenes y de color verde muy vivo en árboles adultos. La corteza es muy visible y está densamente fisurada en surcos bastante profundos. Cuando las placas de corteza externas se desprenden queda una superficie granatosa y se dan exudados de resina muy espesa y pegajosa que solidifica rápidamente en contacto con el aire. La corteza que se obtiene de este Pino es usada como extensamente como material de drenaje en el fondo de macetas, jardineras y contenedores. Este árbol produce falsos frutos en forma de pífia y compuestos por varios compartimentos, las Piñas, que miden unos 10 centímetros de longitud por 7 u 8 de diámetro. Cada uno de los compartimentos contiene una única semilla, los Piñones, cubiertos por una capa de leña muy gruesa y dura. Las piñas surgen únicamente de las inflorescencias femeninas, que se desarrollan en la zona terminal de cada rama, por lo que están muy expuestas al viento y al sol. Las flores masculinas se desarrollan tambien en las zonas terminales de cada rama y tienen un color mucho más claro que las femeninas. Ambos tipos de flores se disponen en amentos rígidos que pueden llegar a medir 10 centímetros de largo por 4 de diámetro. Las Piñas aparecen en primavera y tardan dos años en madurar por completo. La producción de Piñas empieza muy tarde, al cabo de unos 30 años de nacer el árbol. A pesar de ser un árbol muy decorativo y de gran valor ornamental, su gran inconveniente es su sistema radicular poderoso y muy penetrante que atraviesa gruesas capas de suelo para poder llegar a las capas donde se encuentra el agua y los nutrientes. Debido a que las raíces son muy gruesas y poderosas atraviesan incluso conducciones de alcantarilla y levantan el pavimento de las calles, siendo capaces tambien de deformar los fundamentos desgastados de las casas viejas, por lo que no se recomienda su plantación cerca de edificios. Se sabe que son árboles muy longevos, pues se conocen ejemplares que alcanzan y superan el milenio de vida.
Se trata de un árbol muy rústico y de gran adaptabilidad que admite importantes descuidos con el riego y el abonado y cuyo cultivo resulta muy fácil ya que no necesita ninguna atención especial, siendo muy normal que algunos siembren la semilla o lo trasplanten en el jardín o en una maceta de gran tamaño y se olviden completamente de él. Es curioso, pero los Pinos que sobreviven con condiciones adversas y letales para muchas plantas se muestran más bellos y frondosos que los que reciben atentos cuidados; De esto se interpreta que, para poder sobrevivir en malas condiciones ambientales permanentes, el árbol consume mucha más energía para producir estructuras vegetativas más grandes y resistentes. El único requisito indispensable para el desarrollo correcto de este Pino es la luz solar, que debe ser directa de forma constante y continua requiriendo como mínimo unas 8 horas de sol diario para crecer. La dependencia que este árbol tiene del sol es tal que no es capaz de desarrollarse en lugares donde el cielo se mantenga constantemente nublado o en zonas donde por accidentes geográficos no se dé la insolación suficiente. En cultivo ornamental es totalmente indispensable situar este Pino a pleno sol. No sobrevive en interiores (ni si quiera bajo la luz artificial más potente) ni en terrazas o balcones donde el sol no incida el tiempo necesario. Además, requiere exposiciones muy expuestas a los vientos para que sus flores se polinicen. No es nada exigente con el suelo, pudiendo plantarse en suelos totalmente arcillosos o totalmente arenosos, muy calizos, escasamente aireados, poco o totalmente infértiles e incluso salinos. Puede soportar, además, encharcamientos ocasionales y más o menos prolongados en las raíces, por lo que el tipo de suelo en el que se plante no es fundamental pero, si se desea que se desarrolle muy bien, lo mejor es plantarlo en suelos más o menos sueltos, bien drenados y aireados y de fertilidad media. Los únicos suelos en los que no prospera son los ácidos ya que le producen clorosis foliar y, a la larga, dañan irreversiblemente sus raíces. Es una de las especies de Pino que mejor tolera las sequías prolongadas aunque no los excesos de agua frecuentes ya que pudren rápidamente las raíces, por lo que en zonas donde la pluviometría anual supere los 1000 mm no es necesario ningun riego adicional, pero es necesario recurrir al riego si la planta está enmacetada y si la pluviometría no llega a los 500 mm. Si está en el suelo del jardín no es necesario regar en ningun mometo del año siempre que se trate de árboles adultos; Los jóvenes requieren algo más de agua. Soporta excelentemente los rigores del invierno y los veranos cálidos y tórridos sobreviviendo entre -15 y algo más de 50 ºC sin sufrir daño alguno. Esta planta requiere de un cierto periodo de frío para poder florecer, por lo que si se mantiene en zonas tropicales o con inviernos insuficientemente fríos no florece y, además, vive menos tiempo al no poder descansar cada año lo que agota más rápido sus energías. El Pino piñonero no requiere ningun tipo de abono si está plantado en el suelo del jardín pero sí que lo necesita si está emmacetado bastando con una dosis mensual de un fertilizante universal. En árboles mantenidos en maceta pueden darse carencias nutricionales de hierro y potasio que se manifiestan, respectivamente, en el amarilleo de las acículas y la inhibición completa del proceso de floración. No conviene abusar del abono ya que se queman las raíces.
La plaga más importante que sufre el Pino piñonero es la Procesionaria del Pino, una especie de oruga procedente de la mariposa Thaumetopoea pytocampa que pone sus huevos en la zona terminal de las ramas de los Pinos. Los huevos se incuban durante el invierno y las larvas aparecen en primavera, momento en el que empiezan a devorar vorazmente todas las hojas que tengan a su abasto. Las larvas crecen con rapidez hasta el otoño mientras siguen alimentándose de las acículas. Al llegar los primeros fríos las orugas construyen bolsas de fibras corporales en la copa de los árboles donde pasan en invierno hasta llegar la próxima primavera, momento en el que crisalidan y se convierten en adultos, que se aparean y empiezan de nuevo el ciclo infeccioso. Durante la primera estación cálida de su vida las orugas se mueven por el suelo de los bosques en fila india en busca de más árboles a los que parasitar. El daño que producen sobre los árboles adultos es poco importante debido a la extensión de su copa, pero los árboles jóvenes pueden llegar a morir en función de las dimensiones del ataque. Los árboles afectados presentan varios bolsones de color blanco levemente brillante en sus ramas externas y, además, orugas en las coronas de acículas. Estas orugas están cubiertas por pelillos blancos muy urticantes que se desprenden a voluntad del animal y causan irritaciónes y picores intensos en contacto con la piel. Si se inhalan producen hinchazón bronquial y, en personas alérgicas, pueden causar la muerte por paro respiratorio. Actualmente esta plaga está llegando a los Pinos plantados en parques públicos en los centros y las afueras de las ciudades causando problemas de irritación a y picor a sus habitantes. Esta plaga se puede combatir de varias formas, por ejemplo, destruyendo las bolsas blancas en las que las orugas se albergan y acabando con los gusanos que se vean en el suelo. La presencia de distintas especies de pájaros propias de los Pinares son eficaces devoradoras de estas orugas, por lo que hay que conservarlas.
De arriba a abajo: Adulto, orugas y bolsón de T. pytocampa.

Este Pino se puede cultivar en las cercanías de un estanque de agua dulce incluso bastante cerca del agua ya que admite encharcamientos ocasionales en el sistema radicular, pero lo mejor es posicionarlo en elevaciones considerables ya que se pueden pudrir las raíces por exceso de agua. Ofrece una densa sombra ideal para plantas heliófobas, puede combinarse con otros árboles grandes y su olor característico supone toda una atracción para algunos insectos. Debido a que su tronco exuda constantemente resina no resulta especialmente adecuado para adherir plantas epífitas.
Las plantaciones de Pino piñonero destinadas a la obtención de piñones se montan a partir de estacas leñosas, proceso muy delicado y que proporciona un gran porcentaje de fracaso. Se cortan los últimos 10 centímetros de las ramas terminales y se unta la zona de corte con hormonas de enraizamiento enterrándose después en un sustrato suelto y bien aireado que se mantiene siempre húmedo. La temperatura se mantiene entre 20 y 25 ºC y la humedad relativa en torno al 100%. El enraizado se produce en más o menos un mes, pero el porcentaje de estacas que enraizan a penas llega al 20%. Este método asegura la obtención de árboles que producen piñas en menos tiempo que los que nacen de semilla y que, además, coservan todas las características del árbol original. La siembra de semillas es mucho más exitosa y sencilla de realizar pero los árboles que se obtienen tardan muchísimos años en empezar a producir piñas y no contienen la totalidad de las características genéticas de los árboles originales. Las semillas deben pasar un periodo de frío para germinar, por lo que deben estratificarse antes de la siembra en una cámara frigorífica a unos 5 ºC enterradas en arena húmeda durante unos cuatro meses. Este proceso puede hacerse de forma natural sembrando las semillas a principios del otoño ocurriendo la germinación a la primavera siguiente.

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