Las Cymbidium son las Orquídeas más cultivadas en todo el mundo debido a la belleza de sus flores y a su agradable perfume. Se trata de plantas originarias de las selvas tropicales de Asia, desarrollándose también en Japón en zonas elevadas y más bien frescas. Presentan la gran ventaja de tolerar muy bien el sol directo y hasta las heladas cortas, por lo que es mejor su cultivo en exteriores en zonas de climas templados donde los inviernos no sean excesivamente fríos. El cultivo en interiores, aunque posible, presenta el inconveniente de que muchas veces la planta no recibe la cantidad necesaria de luz, por lo que deja de florecer. Son muy adecuadas para habitar acuaterrarios y bordes de estanques, tanto en interiores como en exteriores, aunque no son tan necesitadas de humedad como otras especies de Orquídeas. Pueden mantenerse perfectamente en macetas corrientes de terracota o plástico con tierra de jardín debido a que no son epífitas, mejorando además la disponibilidad de agua.
Estas Orquídeas cuentan con pseudobulbos, que son pequeñas estructuras compactas formadas básicamente por tejidos de reserva y de los que dependen tanto las hojas como las flores. En buenas condiciones de temperatura y humedad tienen un aspecto turgente e inflado, mientras que en ambientes demasiado secos es común verlos arrugados y lacios. Cada pseudobulbo dispone de raíces gruesas, fuertes y largas que se anclan sólidamente al sustrato sobre el que se cultivan, tanto que para despojarlas del mismo es necesario cortar gran parte de las mismas sin dañar los bulbos. Las hojas son largas, acintadas y de un color verde claro muy intenso, llegando a medir hasta cuarenta centimetros de largo y unos cuatro de ancho y se disponen en roseta a partir de la zona superior de los bulbos, llegando a tener cada uno de ellos hasta ocho hojas. De los entrenudos de las hojas emergen tallos florales gruesos pero no muy rígidos de color marronoso que soportan las flores, a veces muy grandes, por lo que es necesario entutorarlos para evitar que se doblen o se partan. Las flores son hexapétalas, en forma de estrella de cinco puntas y agradablemente perfumadas. El pétalo inferior tiene forma de boca que conduce hasta el centro de la flor, que dispone de una telilla blanca muy frágil que tapa dos diminutos granitos de polen. El color de las flores es muy variable, aunque lo normal es que sean blancas, amarillas, granatosas, violáceas o verdes. Su tamaño puede oscilar entre tres y quince centímetros de diámetro, y pueden durar vivas hasta seis semanas. Es muy común separar las flores de los tallos (con todo el peciolo) y ponerlas en un vasito con agua. De esta forma aguantan hasta un mes sin perder su perfume. Por lo general, estas plantas son bastante resistentes a las plagas de origen animal, aunque resultan fácilmente atacadas por arañas rojas en ambientes excesivamente secos, debiendo mantener la humedad ambiental siempre bastante alta (pero no en exceso) para evitar la aparición de estos diminutos insectos.
Su cultivo no reviste excesivos problemas, siendo más fáciles de cuidar incluso que las conocidas Phalaenopsis. Se pueden posicionar perfectamente en el borde de un estanque interior o exterior, bien dentro de una maceta (lo que resulta más aconsejable para evitar la pudrición de las raíces por el exceso de agua en estos lugares) o enterradas en el mismo sustrato, pero en este caso o bien lejos de la tierra encharcada o, lo que resulta más estético, en pozos artificiales construidos con piedras o ladrillos que contengan tierra, que al ser más elevada que el nivel del agua, no contiene demasiada agua retenida. Hay que recordar que estas plantas no toleran de ningun modo los excesos de agua, siendo especialmente sensibles al encharcamiento de las raíces, situación en la que se pudren rápidamente y las plantas mueren sin remedio alguno. Para que crezcan vigorosas y den grandes y aromatizadas flores es necesario que la luz que reciban sea muy intensa, por lo que en interiores es mejor poner el estanque en la estancia más luminosa de la casa (incluso donde entre el sol directo durante parte del día) y poner estas Orquídeas en las partes más soleadas. En estanques al exterior, donde su cultivo es bastante más fácil en este aspecto, se pueden colocar en las zonas que reciban únicamente algo de sol matinal, pues el sol directo y cálido del mediodía quema las hojas, especialmente si la temperatura del aire es muy elevada. Esto puede solucionarse colocando las plantas bajo algun árbol ribereño de gran tamaño como los Sauces o al abrigo de grandes rocas y troncos. No requieren de humedad ambiental tan alta como otras Orquídeas, conformándose con un 40 % de humedad relativa, aunque si se pulverizan las hojas una o dos veces al día (siempre cuando el sol no les dé directamente) lo agradecen. El desarrollo vegetativo se da entre los 20 y los 30 ºC, dándose una etapa de reposo por debajo de 15 ºC en las que las plantas no deben ser regadas para nada (con humedecer ligeramente el sustrato constantemente evitando que se seque es suficiente). Muchos cultivares de Cymbidium son capaces de tolerar temperaturas muy bajas e incluso heladas de corta duración, así como temperaturas muy altas (del orden de 45 ºC) y sequías de pocas semanas de duración, aunque en estos casos hay que regarlas varias veces al día para evitar que se deshidraten y mueran. Debido a esta capacidad de adaptación, son ideales para cultivar en estanques exteriores en zonas de inviernos frescos. En lo referente al abonado se conforman con un pequeño aporte de abono para Orquídeas (mezclado con agua de riego y hechado sobre el suelo directamente) una vez cada dos o tres semanas. No son muy dadas a resistir variaciones bruscas de temperatura, casos en los que se inhibe la floración.
Estas plantas son ideales para decorar los bordes de cualquier estanque con espectaculares flores, colores y perfumes, quedando muy bien puestas bajo árboles ribereños, mezcladas con plantas palustres y, posicionadas en montículos de rocas o ladrillos, dan una apariencia muy natural al conjunto en general. El perfume de las flores atrae a gran cantidad de insectos que, si caen al agua, pueden servir de alimento a los animales que viven bajo la misma, así como a muchas aves que se alimentan de ellos.
Debido a que la germinación de semillas es muy complicada, resulta mucho más sencillo realizar su propagación mediante separación de los hijuelos que nacen de los pseudobulbos tras la floración. hay que esperar a que estos hijuelos creen raíces largas y desarrollen algunas hojas, para después cortarlos cuidadosamente y enterrarlos en un sitio diferente, desarrollándose una nueva planta. Estos nuevos ejemplares son idénticos a la planta madre, y tardan al menos uno o dos años en empezar a florecer. La producción de estos bebés vegetales se da fácilmente siempre que las plantas tengan humedad suficiente y no sufran cambios bruscos de temperatura que inhiben la floración. En zonas de inviernos frescos, donde estas Orquídeas reposan durante la estación fría, se suelen producir hijuelos antes de este periodo, debiendo mantener estas plántulas en zonas resguardadas del frío intenso.
Todo lo necesario para cuidar bien a los peces de acuario y a las plantas de jardín e interior.
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