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sábado, 7 de diciembre de 2013

Kalanchoe Blossfeldiana - Calanchoe

El género Kalanchoe comprende varias especies de plantas suculentas que destacan básicamente por su espléndida floración. Su cultivo es, además, muy fácil y se adaptan muy bien a cualquier tipo de condiciones ambientales y de mantenimiento. Algunas se usan mucho como plantas de interior y otras se desechan cuando acaba el proceso de floración. La K. Blossfelidana es la planta más conocida y cultivada de éste género debido a su espectacular floración, a su resistencia y al amplio abanico de condiciones ambientales al que se adapta haciendo que su cultivo sea muy sencillo. Esta planta es originaria de Madagascar, donde vive en terrenos secos y abundantes en plantas y árboles altos que le dan algo de sombra durante el día.
Se trata de un pequeño arbusto de 40 centímetros de altura muy ramificado y compacto, pero sin tejidos leñosos. Dispone de un grueso y duro tronco central del que salen ramas igualmente duras y muy rígidas que sostienen hojas medianamente criculares, carnosas, rígidas y con los bordes ondulados. Estas hojas se disponen de forma opuesta y, al igual que el tronco y las ramas, son de color verde, aunque ambas estructuras pueden ir adquiriendo un vistoso tono cobrizo a medida que pasa el tiempo y si reciben mucha luz solar, haciendo más llamativo al conjunto. Durante la estación de día corto esta planta produce abundantes corimbos terminales con hasta diez flores por conjunto que tienen dos formas segun la variedad cultivada: En la común las flores son tetrapétalas y tienen el pistilo y los estambres muy visibles, mientras que en la Calandiva poseen más de cuatro pétalos (pueden llegar a ser diez) y casi no se ven los órganos reproductivos. En ambos casos las flores disponen de sépalos y de un pedúnculo bastante largo. Originariamente las flores eran de color rosado, aunque en la actualidad se han conseguido flores naranjas, amarillas, rojas, blancas, violetas, azules e incluso bicolores. En las plantas de cierta edad aparecen raíces aéreas en los tallos más gruesos, por lo que pueden ser cortados y trasplantarse en otro sitio, formándose una nueva planta.
Cultivar la Kalanchoe es muy fácil, pues se adapta a todo tipo de situaciones e iluminaciones así como a muchas condiciones ambientales distintas. Solamente hay una cosa a la que es extremadamente sensible: El exceso de agua, un problema muy común en estas plantas que se manifiesta por la pudrición progresiva de la planta que empieza en las raíces, sigue por el tronco central y alcanza finalmente las yemas terminales y los corimbos de flores. También puede identificarse por el desagradable olor a podrido que emana la planta enferma, que no se recupera nunca, por lo que hay que tirarla. Para evitar esto hay que regarlas de forma que el sustrato se mantenga siempre ligeramente húmedo pero no encharcado ni saturado. Tambien es posible dejar que el sustrato se seque completamente, situación que puede aguantar varias semanas segun la temperatura gracias al agua que almacena en sus tejidos. Si necesita ser regada lo demuestra rápidamente ya que las hojas se ponen lacias y los tallos se doblan. El suelo debe estar muy suelo y aireado, debiendo además drenar con mucha rapidez (es ideal el sustrato para Cactus, aunque también se cultiva bien en tierra normal de jardín siempre que no se apelmace demasiado). No le gustan los suelos ácidos, que causan clorosis y muerte. Es ideal que el suelo sea neutro o ligeramente alcalino (pH entre 7 y 8) pero no tolera la sal. Requieren que la humedad ambiental sea de un 40 - 50% de forma constante, pudiendo pulverizarse la planta periodicamente pero vigilando que no quede estancada en las hojas ya que se agujerean. Es totalmente necesario que reciban mucha luz para florecer adecuadamente; Si se cultivan en el exterior deben colocarse en un sitio que reciba una o dos horas de sol matinal y una o dos del de la tarde, evitando la insolación directa en las horas centrales del día ya que se queman las hojas. Si se cultiva en interiores hay que ponerla en una habitación muy luminosa que reciba algo de sol directo cada día. Si no recibe suficiente luz no florece. Requiere ser abonada durante todo el año ya que no presenta reposo vegetativo, y puede usarse un producto para plantas verdes y de flor siguiendo siempre las instrucciones del fabricante. Es muy adaptable con la temperatura, pudiendo resistir máximas de 45 ºC y mínimas de -5 ºC. La temperatura óptima es de unos 20 - 23 ºC, requiriendo más agua y humedad cuanto más alta sea la temperatura. Si se presentan heladas débiles y largas es mejor suspender el riego o realizarlo sólo para que el sustrato se mantenga siempre húmedo. Las temperaturas muy bajas no inhiben el crecimiento, sólo lo ralentizan, aunque si está demasiado tiempo expuesta a fríos intensos acaba muriendo de frío. Cabe destacar, en el cultivo de esta planta, la importancia del fotoperiodo, que condiciona la floración. Esta planta florece cuando pasa unos dos o tres meses con cinco o seis horas diarias de luz, algo que puede simularse perfectamente en interiores cubriéndola con un material opaco durante 17 o 18 horas cada día durante dos meses. Si se cultiva en el exterior en zonas sin fríos intensos y donde existan grandes diferencias entre las horas de sol y oscuridad entre estaciones, esta planta florece por si sola sin problemas, aunque da algo menos de flores. En la práctica, esta planta se desecha cuando acaba la floración dado lo engorroso de simular el fotoperiodo.
Se puede cultivar la Kalanchoe en las cercanías de un estanque de agua dulce, aunque como no tolera el más mínimo exceso de agua en el suelo nunca debe plantarse demasiado cerca del agua. Sin embargo, la humedad que hay en semejante lugar es muy beneficiosa para ella, lo que hace que incluso no haya que regarla. Para que no se pudra debido al agua es necesario colocarla en montículos o macetas que queden por encima del nivel del agua. Puede asociarse con plantas de su tamaño como Cóleos, Cinerarias y Nerteras. Funcionan muy bien como pantalla cortavientos: Una o dos hileras de Kalanchoes delante de un conjunto de plantas sensibles protegerán éstas del frío y los vientos demasiado fuertes debido a su grosor y compactación.
Estas plantas pueden reproducirse mediante semillas y esquejes. Las semillas, cada vez más difíciles de obtener, se siembran a principios de primavera en un sustrato arenoso, se mantienen a unos 22 ºC constantemente y ligeramente húmedas. En dos o tres semanas germinan y, cuando tienen dos o tres hojas, se pueden pasar a su lugar definitivo. La propagación por esquejes es mucho más sencilla, y consiste básicamente en cortar los tallos de la planta principal que hayan desarrollado raíces aéreas justo por debajo de estas. Estos trozos se entierran en un sustrato corriente y se mantienen ligeramente húmedos y a unos 22 ºC de temperatura hasta que se reanude el crecimiento.

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