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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Ammophila Arenaria - Carrizo

Las plantas halófilas son una de las muchísimas adaptaciones extremas que el reino vegetal ha sabido conseguir. Estas plantas viven en suelos muy cargados de sales (especialmente de cloruro de sodio, la sal marina, vamos), muy sueltos, aireados y sin ninguna capacidad de retención de agua, por lo que están expuestas a una excesiva y permanente transpiración así como a temperaturas muy oscilantes a lo largo del año. Los suelos arenosos de grano muy fino de las playas deltaicas son los más adecuados para su supervivencia, y con mucha frecuencia constituyen un paisaje característico del litoral templado mediterráneo. El Carrizo es una de las halófilas más comunes en estos lugares, y es la principal especie que fija el terreno y evita que las dunas de arena se desplacen por acción del viento pudiendo provocar erosión y riesgos de cubrimiento de paseos y avenidas cercanas a las playas. Es originaria de la región mediterránea, donde abunda en casi todas las playas deltaicas de éste mar.

Esta planta pertenece a la familia de las gramíneas, la familia vegetal que más géneros y especies agrupa en todo el reino vegetal y cuyos hábitats son de lo más diversificado: Desde las mismas arenas de las playas hasta las zonas a más de 5000 metros de altitud, pasando por las selvas tropicales, los desiertos inhóspitos y las riberas de los cursos naturales de agua, donde las raíces permanecen sumergidas. El sistema radicular de esta planta, muy profundo y desarrollado, le permite llegar a las capas más profundas del suelo para absorber el agua de la capa freática. Las raíces son tuberosas, largas, resistentes y de color blanco pardusco, y se anclan fuertemente al sustrato haciendo muy difícil que la planta sea extraída de él. Las hojas, dispuestas en roseta desde el suelo, son muy largas, acintadas, rígidas y muy finas para soportar la excesiva transpiración que sufren. Producen unas visibles inflorescencias en forma de panojas plumosas en los extremos de tallos florales que salen del suelo cuyas flores son polinizadas por el viento, por lo que es una especie que suele producir estragos durante la época de floración entre las personas alérgicas al pólen y a las gramíneas. El fruto, muy duro e indehiscente, se llama cariopsis, y contiene un su interior una cantidad considerable de almidón, aunque no es comestible. Las flores son producidas desde el inicio de la primavera hasta el final del verano, y cuando empieza el frío la planta entre en reposo pero sin perder las hojas.
Cultivar esta planta es, como el resto de las Gramíneas, muy fácil, aunque siempre que se respeten sus exigencias particulares. Lo más importante para que se mantenga sana y viva mucho tiempo es el sustrato, que debe estar muy suelto, muy aireado, que no retenga casi nada de agua y que drene rápidamente, siendo además muy recomendable que contenga sal marina, por lo que la misma arena de los deltas de los ríos es el sustrato ideal. Si se planta en arena demasiado gruesa no arraiga bien y su crecimiento es imposible, y si se usan sustratos demasiado apelmazados las raíces se pudren o se asfixian, problemas a los que esta planta es extremadamente sensible. Tan importante como el sustrato es la luz: Esta planta necesita larguísimas insolaciones para sobrevivir, por lo que hay que situarla en un sitio que reciba abundante sol directo durante todo el tiempo. No soporta los sombreamientos, y si no recibe suficiente sol acaba muriendo de desnutrición; En interior no prospera aunque se instale debajo de potentes luces artificiales. Es muy resistente a la falta de agua; Es más, cualquier exceso de agua pudre rápidamente toda la planta empezado por las raíces, por lo que se debe dejar que el suelo se seque del todo entre riegos, que deben realizarse con una frecuencia de al menos dos veces al mes en verano y dejarla completamente sin agua durante el invierno ya que detiene por completo su desarrollo. Soporta grandes oscilaciones de temperatura, tolerando máximas de hasta 60 ºC y mínimas bajo cero, caso éste en el que suelen perder las hojas para recuperarlas cuando llega el calor de nuevo. La temperatura óptima está entre 18 y 30 ºC. Debido a que los suelos que frecuenta no tienen casi ninguna traza de nutrientes, no es necesario abonar esta planta, aunque si una vez cada dos meses se le provee algo de fertilizante universal, lo agradece. No hay que abonar nunca en exceso ya que se pudren las raíces.
A pesar de que se adapta muy bien al cultivo en las cercanías de cualquier estanque marino exterior al tolerar sumergimientos radiculares puntuales durante algun tiempo y también el hecho de que decora muy bien cualquier emplazamiento, esta planta no se adapta nada bien a asociaciones vegetales corrientes, por lo que hay que tener presente algunas condiciones. Las únicas especies con las que convive bien este vegetal es con otras halófilas que crecen a su lado como la Pancratium Maritimum, la Crucianella Maritima y la Euphorbia Paralias, y no se desarrolla si en las proximidades existen Higueras, Pinos, Cañas Americanas y otras especies que toleren las condiciones de su hábitat. No se sabe bien por qué ocurre esto, pero se ha demostrado que la presencia en las playas de estas especies inhibe el crecimiento del Carrizo, por lo que conviene evitarlas. Por lo tanto, solamente se recomienda su asociación con las especies halófilas anteriormente citadas, aunque queda igualmente bien en solitario o formando alineaciones monoespecíficas que rodeen el agua de cualquier estanque marino exterior.
Esta planta se reproduce muy fácilmente mediante semillas, aunque el tamaño de estas es tan pequeño que resulta muy complicado (por no decir imposible) recogerlas del suelo. Suelen germinar con rapidez cuando se usa la arena de una playa natural donde habitan ya que suelen llevar siempre algunas semillas. Si se da el caso de que se cuenta con semillas, basta con enterrarlas en un sustrato arenoso fino y regarlo levemente. La germinación ocurre en dos o tres días, requiriendo sol directo desde el primer momento para poder desarrollarse, algo que hacen con mucha rapidez. La siembra se hace a principios de primavera, pues las plántulas no toleran el frío y si se siembran en el interior mueren rápidamente al no recibir la luz suficiente.


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