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lunes, 9 de diciembre de 2013

Abies Nordmanniana - Árbol de navidad

Los Abetos son un grupo de árboles pertenecientes a la familia de las Pináceas, a la que pertenecen los más que conocidos Pinos tan comunes en las zonas litorales del hemisferio norte. Bajo el nombre común de Abetos se incluyen esencialmente los géneros Picea y Abies, siendo algunas especies muy usadas como árboles ornamentales por su forma cónica y su llamativo colorido. Se trata del árbol de navidad por excelencia que se encuentra en estado natural en zonas montañosas de Asia, Crimea, el Cáucaso y Georgia, lugares donde está sometido a un clima bastante estricto al que, sin embargo, se ha adaptado sin problemas.
Se trata de una conífera típica que puede vivir unos 300 años y medir hasta 60 metros de altura siempre que se cultive en espacios abiertos lo bastante extensos; Cultivada en macetas suele tener dimensiones bastante más reducidas, aunque su manejo y cuidado mecánico se simplifica. Es un árbol piramidal cuyo tronco, de hasta un metro de diámetro, estña fotrmado por una curiosa corteza estructural en forma de escamas superpuestas. Las ramas se reparten por todo el tronco, siendo más largas las que salen de la base del mismo. Son bastante finas y plásticas y disponen de abundantes verticilos de hojas filiformes y no punzantes llamadas acículas. Estas hojas son de un color verde claro muy vistoso y son muy flexibles. Es un árbol monoico que dispone de flores masculinas y femeninas dispuestas en amentos al final de las ramas. Las flores masculinas son de color rojo cobrizo y se disponen en varios grupos de amentos al final de las ramas superiores. Las femeninas, tambien dispuestas en amento, son verdosas y se disponen en las ramas inferiores. Lo más llamativo de éste Abeto es la yema superior de crecimiento que tiene forma de espátula, y es la zona en la que se suele colgar la típica estrella de navidad. Como sus ramas son muy flexibles y resistentes se pueden colgar de ellas guirnaldas más o menos pesadas.
A pesar de que el cultivo de este árbol es bastante sencillo, estando extremadamente difunfido durante el periodo navideño, muchos lo desechan al pasar éste momento dado que no disponen del espacio suficiente para él o de los requisitos necesarios para que prospere adecuadamente, aunque algunos simplemente lo hacen para no tener que ocuparse de él por más tiempo. Para todos los que quieran conservar un ejemplar de árbol de navidad en perfecto estado durante años conviene saber que, a diferencia de los Pinos comunes, el Abeto de Normandía no gusta de situaciones excesivamente secas ni cálidas, pues en su hábitat natural las temperaturas máxmas no suelen sobrepasar los 20 ºC, sumado además el hecho de que la humedad ambiental es siempre bastante elevada. Se adapta sin excesivas dificultades a cualquier emplazamiento siempre que se cumpla su necesidad insaltable: Que el suelo se mantenga siempre húmedo ya que sus raíces son muy sensibles a la falta del agua y se estropean con rapidez, afectando gravemente al resto de la planta. Para ello hay que ajustar el riego de forma que el suelo siempre retenga algo de agua pero que nunca se sature en exceso o se encharque, pues ambas cosas pudren las raíces. La humedad en el aire es tambien un factor importante para su desarrollo, y es recomendable mantenerla siempre cercana al 50%, algo que puede conseguirse pulverizando a diario el árbol entero. No es un árbol exigente con el tipo de suelo, sobreviviendo en sustratos arenosos, limosos y arcillosos, aunque obviamente los mejores suelos son los que garantizan una óptima retención de agua, algo que cumplen los medianamente arcillosos (sirve perfectamente la tierra normal de jardín). Uno de los principales problemas que aparecen en el árbol de navidad es el amarilleamiento de las hojas causado por un exceso de cal en el suelo; Este árbol no tolera la cal ni la sal en el suelo, cosas que inhiben la absorción de hierro por parte de las raíces y, por consiguiente, amarillean las hojas. El pH óptimo se situa entre 5,5 y 6,5, y el agua de riego debe ser descalcificada o, si no se puede, acidulada con vinagre o ácido cítrico. Tampoco resulta exigente en lo que a la luz se refiere, encontrándose bien tanto a pleno sol como en sombra completa, aunque cabe tener en cuenta que los ejemplares jóvenes requieren sombra permanente para evitar que el sol queme sus tejidos. Obviamente, el crecimiento óptimo se da en exposiciones muy soleadas, aunque en climas demasiado cálidos es mejor ponerlo en semisombra o en sombra permanente. La temperatura influye mucho en el desarrollo del árbol de navidad: Crece muy bien cuando hace frío y bastante mal cuando hace calor, beneficiándolo mucho las heladas y las bajas temperaturas del invierno en zonas que lo presenten. Se da el hecho de que producen más flores si pasan un cierto periodo de frío cada año, por lo que en climas fríos como los que se dan en las zonas de más de 1500 metros de altitud favorecen su desarrollo óptimo. En climas tropicales o con inviernos suaves, sin heladas y sin frío excesivo es difícil que llegue a prosperar. No requiere cantidades notables de abono, siendo suficiente con un aporte mensual o bisemanal de un producto universal disuelto en agua descalcificada. Como ocurre con las Píceas, los Abetos son propensos al ataque de ciertos insectos parásitos y al síndrome de los árboles borrachos, problemas que consisten la muerte progresiva de todos los tejidos y el doblo posterior del tronco en el caso del síndrome de los árboles borrachos, adquiriendo las plantas afectadas un aspecto seco y marronoso muy desagradable. En los bosques de coníferas de Siberia y Alaska, este problema es muy frecuente y afecta a amplias extensiones de bosque, estando ligado al cambio climático que se da últimamente.
El posicionamiento de un árbol de navidad en las cercanías de un estanque de agua dulce y fría es beneficioso y recomendable ya que el suelo en torno al árbol permanece siempre húmedo y con abundantes reservas de agua. La evaporación del agua tambien aumenta la humedad del aire, algo muy apreciado por esta conífera, aunque este tipo de cultivo debe hacerse sólo en estanques que presenten un talud pronunciado hasta el agua para evitar que las raíces se sumerjan en el agua y se pudran. A su alrededor se pueden plantar especies pequeñas que necesiten sombra o asociarlos con Álamos y otros árboles de gran tamaño. En alineaciones siguiendo la orilla quedan muy bien.
La propagación de los árboles de navidad se hace fundamentalmente por semillas, puesto que el esquejado es muy delicado y suele tener un porcentaje de éxito muy reducido. Las semillas se pueden sembrar directamente al principio del otoño una vez se saquen de las piñas, germinando en unos cuatro meses. En zonas donde no haga el frío suficiente las semillas no germinarán, por lo que deben estratificarse. Para ello se llena un pequeño recipiente de plástico con algo de tierra de jardín, se entierran unas cuantas semillas, se humedece y se mete en la nevera a unos 4 ºC durante cuatro meses. Si el proceso ha ido bien, pasado este tiempo empiezan a germinar, pudiendo mantenerse ya en sitios más cálidos para que las plántulas se desarrollen. Pueden mantenerse dentro de casa en una habitación bien iluminada hasta que empiecen a lignificar, momento en el que deben sacarse al exterior.

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