Telmatherina Ladigesi - Pez espiga de rayos solares

La familia de los Aterínidos (o peces espiga para los amigos) agrupa muchas especies de peces morfológicamente muy particulares y dotados de vistosas líbreas. Se caracterizan por la forma de las aletas, que suelen ser puntiagudas y bastante largas. El T. Ladigesi es uno de los más comunes en los acuarios debido a su disponibilidad, a su actitud sumamente pacífica y a su particular librea. Viven en grandes bancos en ríos y lagunas de las islas Celebés, en Indonesia, cerca de las plantas acuáticas, piedras o troncos que les ofrecen refugio. Se pueden encontrar en los biótopos salobres como los manglares.

Presentan el cuerpo muy comprimido lateralmente, con unos ojos muy grandes y una boca súpera y bastante amplia. La transparencia de su piel permite ver, aunque poco, algunos órganos internos como la vejiga natatoria. La aleta dorsal tiene dos partes: La primera, justo tras la cabeza, presenta un pequeño número de radios muy cortos y rígidos, y la segunda consistente en dos o tres radios espinosos, rígidos y muy largos unidos sólo en la base con algunos radios blandos. la aleta caudal está bifurcada, las pectorales se posicionan casi en la zona dorsal, las ventrales son puntiagudas y la anal presenta la misma forma que la segunda parte de la dorsal. Su coloración, muy particular, consiste en un color grisáceo mate de fondo, con la segunda mitad de la línea lateral de color azul celeste muy brillante y las zonas de unión entre las aletas y el cuerpo de color amarillo. Los primeros radios de las aletas dorsal (la segunda parte) y la anal son negros (así como la primera parte de la aleta dorsal) mientras que el resto son amarillentas. El dimorfismo sexual, muy visible, consiste en que los radios de la segunda parte de la aleta dorsal y la aleta anal son mucho más largos en los machos. Pueden medir unos 7 cm de longitud y vivir hasta 10 años.

A pesar de su aparente resistencia no son peces adecuados para principiantes dadas las condiciones específicas que exigen y a su sensibilidad a la inestabilidad acuática y a la contaminación excesiva. No son demasiado exigentes con el tamaño del acuario, viviendo bien en tanques de unos 80 litros como mínimo. La decoración, formada por plantas, troncos, piedras y otros materiales que les ofrezcan escondites, no debe ser excesivamente abundante, siendo necesario que quede espacio libre para que naden sin limitaciones. Un sustrato claro junto con una intensa iluminación (agradándoles algo de sol directo durante las mañanas) les ayuda a sentirse más tranquilos. No conviene que el agua esté muy movida pero sí muy oxigenada. Requieren aguas alcalinas y duras (pH entre 7,5 y 8,5 y dureza entre 20 y 40 ºdGH) e incluso algo saladas (densidad máxima de 1.007) y poco contaminadas, con 10 ppm de nitrato como máximo y 0 de amoniaco y nitrito. No conviene mantenerlos en aguas demasiado ácidas, blandas o demasiado sucias a pesar de que parezcan adaptarse a ellas sin problemas, pues su sensibilidad a las enfermedades (especialmente Oodinium) crece mucho en estos casos, siendo afectados antes o después si no se corrige la situación rápidamente. Citar especialmente que son muy perjudicados por los cambios súbitos de dureza (toleran mejor el paso de blando a duro que el inverso).

No presentan ningun problema a la hora de alimentarse en acuario. Aceptan sin reparos escamas, gránulos, liofilizados, congelados y alimentos vivos de todo tipo. Son muy aficionados a las larvas de insecto y a los Tubifex, y dos o tres aportes semanales en forma de comida vegetal les son muy beneficiosos. No hay que abusar con los alimentos demasiado proteicos o grasos que, a la larga, ocasionan graves problemas nutricionales.

Se trata de peces gregarios y muy pacíficos que suelen formar cardúmenes interespecíficos con muchas especies de su tamaño, por lo que es muy aconsejable mezclarlos con peces que vivan en sus mismas condiciones acuáticas, como los Guppies y los Mollies. No hay que asociarlos con peces demasiado activos o temperamentales que pueden arrinconarlos en alguna esquina del acuario, siendo los Barbos, además, propensos a morder los radios largos de los machos. Tampoco hay que mezclarlos con peces demasiado grandes que puedan devorarlos. Un ejemplo perfecto de asociación sería un grupo de seis ejemplares con Guppies, Platties, Mollies, Xifos, otros peces espiga (Iratherina Werneri), algunos Malanotaénidos (Melanotaenia spp.) y Corydoras como peces de fondo. En caso de mantenerlos en aguas salobres pueden mezclarse con Monodáctilos, Peces Arquero y peces Avispa. Si se mantiene un solo individuo en el acuario es bastante probable que acabe muriendo, aunque puede formar cardumen con algunas especies que vivan con él.

A pesar de que se pueden reproducir en un acuario doméstico el cuidado de los alevines durante las primeras semanas es bastante delicado por el alimento específico que requieren. Hay que empezar preparando un acuario a parte, de unos 60 litros, decorado con plantas flotantes y algunas fibras de plástico finas y tupidas. En el acuario de mantenimiento, los ejemplares adultos deben ser alimentados con abundantes presas vivas mientras que la temperatura sube hasta los 26 grados de forma gradual. Una vez se distingue claramente el vientre hinchado de la hembra, se la introduce en el acuario de cría junto con un macho. La freza tiene lugar durante el amanecer (especialmente si el acuario recibe algo de sol directo), llegando a producirse hasta 100 huevos que son dispersados por el agua tras ser fertilizados por el macho. Para evitar el canibalismo, los adultos deben ser retirados del acuario de cría. La eclosión ocurre en unos dos días, y los alevines se nutren del saco vitelino durante la primera semana de vida. A partir de entonces empieza el momento delicado: Deben alimentarse sólo con zooplancton (Infusorios) durante al menos tres semanas, pasadas las cuales pueden comer Artemia recién eclosionada y alimento pulverizado o en suspensión. Los pececillos son extremadamente sensibles a las variaciones bruscas de las condiciones del agua y a la contaminación por nitrógeno.