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domingo, 23 de febrero de 2014

Pseudanthias cheirospilos - Anthias cola de lira

En general, los peces marinos pertenecientes al género Pseudanthias se adaptan muy bien a la vida en un acuario, resisten muy bien errores de mantenimiento comunes y a menudo letales para otros peces, se alimentan vorazmente de todo aquello que reciban y, especialmente, pueden reproducirse en un acuario siempre que se tengan en cuenta sus necesidades particulares. La especie P. cheirospilos (también llamada Pseudanthias squamipinnis) es de las más populares y llamativas de todo el género así como una de las menos exigentes en lo que a los cuidados se refiere. Este vistoso serránido asociado a arrecifes de coral se encuentra en la zona comprendida entre el mar Rojo y el sur de África, en el sur de Australia y en el mar de Japón. Viven en bancos bastante densos hasta unos 50 metros de profundidad, siendo los típicos peces anaranjados y rojizos que peinan las zonas más externas del arrecife y los que dan la bienvenida a los buceadores.
El cuerpo de estos peces está bastante comprimido lateralmente y disponen, además, de largas y fuertes aletas con potentes músculos basales que les ayudan a nadar con destreza y rapidez en las siempre movidas y tubulentas aguas que rodean los arrecifes de coral. La boca, de medio tamaño y no protáctil, está provista de pequeños dientes en la zona del paladar con los que trituran las presas duras de las que se alimentan. La aleta dorsal es única y se extiende desde el final de la cabeza hasta el pedúnculo caudal, mientras que la anal empieza detrás del ano y llega hasta el mismo lugar. La aleta caudal tiene forma de lira, lo que le ha valido a este pez su nombre común. Las aletas pectorales tienen forma de espátula y las ventrales son bastante grandes, tambien con forma de espátula. El dimorfismo sexual, perfectamente visible, consiste en primer lugar en la líbrea: Mientras que las hembras lucen un color base naranja en la zona superior del cuerpo y los laterales y un color amarillo limón en el resto del cuerpo y en las aletas (presentando además una llamativa franja levemente rojiza que atraviesa cada ojo), los machos lucen un color base rosa chillón, estridente colorido que se extiende hasta la aleta caudal, las ventrales y toda la dorsal, disponen de escamas cuya superficie brilla con un color amarillo muy intenso (pasa lo mismo en la aleta anal), tienen dos motas púrpuras y una anaranjada en cada aleta pectoral y disponen tambien de la franja que atraviesa cada ojo, sólo que en este caso es de color naranja rojizo. El segundo distintivo de cada sexo es el tercer radio de la aleta dorsal, que en las hembras no sobresale del resto mientras que en los machos puede alcanzar el final de la misma aleta dorsal. Hay que tener presente que todos los individuos que nacen son hembras, convirtiéndose en machos algun tiempo después siendo el alargamiento del tercer radio dorsal visible mucho antes del cambio de color, por lo que es algo corriente encontrar ejemplares con los colores de las hembras y el característico radio alargado propio de los machos. Miden unos 15 centímetros de longitud (unos 10 - 11 en cautividad) y pueden superar los 12 años de vida.
El mantenimiento de estos vivaces peces está al alcance de cualquier aficionado principiante en los acuarios marinos. De hecho son, después de las Damiselas y los Payasos, los peces más adquiridos por los novatos debido a su robustez y a su fácil adaptación a la cautividad. Su gran resistencia a la contaminación por nitritos, a las elevadas concentraciones de nitrato y a las variaciones moderadamente bruscas de las condiciones del agua son otro motivo de la preferencia de muchos acuaristas por estos serránidos. El acuario destinado al mantenimiento de esta especie debe tener una longitud mínima de un metro de largo y unos 40 o 50 centímetros de ancho, pues además de que deben mantenerse en grupo, se mantienen siempre en constante movimiento y necesitan mucho espacio para hacerlo. Como tampoco es que sean lo que se dice muy pequeños, vale la pena respetar este requisito. La decoración debe estar formada por abundantes rocas, piedras, corales muertos y otros adornos sólidos que formen encueves en los que puedan esconderse o meterse para descansar cuando lo deseen, pero es indispensable proveerles suficiente espacio para nadar, por lo que es mejor dejar libre la zona central del recipiente. Estos peces aman las corrientes intensas y las turbulencias, por lo que es necesario que el agua esté potentemente movida y aieada, siendo muy beneficioso colocar un aireador de superficie para crear turbulencias. No muestran preferencia por la intensidad de la luz, aunque si ésta es fuerte, sus líbreas destacan mucho más. Gustan de escarbar en el sustrato en busca de presas, por lo que debe tener una granulometría más bien fina y un espesor de unos 7 u 8 centímetros como mínimo. La temperatura puede situarse entre 24 y 28 ºC (llegan a tolerar mínimas de hasta 20 ºC y máximas de hasta 33 ºC durante algunos días) y la densidad entre 1.020 y 1.032. No se trata de una especie especialmente sensible a los nitratos, y aunque puede sobrevivir en aguas con hasta 500 ppm de este compuesto, es mejor que nunca se sobrepasen las 30 ppm. Tambien puede aguantar durante bastante tiempo hasta 1 ppm de nitrito y hasta 1 ppm de amoniaco, aunque conviene mantener ambos compuestos a 0 ppm para evitar futuros problemas. A pesar de que parecen vivir sin prejuicios aparentes en aguas resueltamente sucias y descuidadas, esto debilita mucho sus defensas naturales haciendo que sean presa fácil de todo tipo de parásitos externos (especialmente del Oodinium y del Criptocaryon) que tambien pueden infectarlos si están sometidos a variaciones bruscas y constantes de las condiciones ambientales. Es necesario realizar cambios de agua periódicos y depurar la misma mediante un eficiente Skimmer. Toleran muy bien el cobre presente en los medicamentos para tratar las enfermedades.
A pesar de que su dieta es casi esencialmente carnívora, en cautividad este pez acepta todo aquello que se le dé: Escamas, gránulos, liofilizados, vivos, alimentos congelados, .... La base de su dieta debe estar formada por alimentos ricos en proteínas (sirven las escamas para peces marinos) y debe complementarse tres o cuatro veces a la semana con un aporte más suave (como la Artemia congelada) y una o dos veces a la semana con un aporte vegetal (sirven las escamas para peces hervívoros, las pastillas de Spirulina y los guisantes cocidos). Se alimenta también de pequeños peces vivos que pueda tragar y de carne de cangrejo, mejillón y cefalópodo, siendo este su alimento preferido. A medida que pasa el tiempo cogen más confianza con su cuidador y acuden a comer raudos de la mano, siendo además muy probable que coman cualquier cosa por este motivo, desde pan hasta bollería con especias. Uno de los síntomas más claros de que no estan bien alimentados es el adelgazamiento progresivo y la pérdida de color, problema este último que suele darse en caso de que estén estresados o enfermos.
Estos peces son muy sociables. De hecho, su salud es mucho más buena en acuarios donde convivan con una generosa cantidad de animales pacíficos y poco violentos. Para que se mantengan más sanos es mejor mantener un pequño grupo formado por un macho y cinco o seis hembras o, si se desea mantener a un solo macho, se debe conseguir la aclimatación de otros peces pacíficos como Payasos, Caballitos de mar, peces Globo, algunos Cirujanos y peces Mariposa entre otros. Como todo Serránido, los Anthias cola de Lira son muy dados a devorar pequeños Crustáceos, Equinodermos y Gasterópodos, por lo que no conviene su asociación a menos que tengan el tamaño suficiente para que este pez no los pueda devorar. Es totalmente inofensivo para Corales, Anémonas, Esponjas y Cerianthus, aunque puede mordisquear los plumones de los gusanos tubícolas si no recibe la alimentación adecuada. Si existe un pez demasiado grande, violento o territorial en el acuario, los Anthias cola de lira se arrinconan en algun lugar sombrío al ser muy asustadizos, lo que disminuye su apetito y, además, se hacen más sensibles a las enfermedades parasitarias, especialmente al Oodinium. No conviene juntar a más de un macho en el mismo acuario ya que son extremadamente territoriales y no se toleran entre ellos.
La reproducción de esta especie es totalmente posible en cautividad. Para lograrla es necesario mantener a un macho en compañía de unas tres o cuatro hembras y mantener las tasas de nitrógeno a 0 ppm. El resto de condiciones acuáticas no importan demasiado aunque es preferible una temperatura de 25 - 26 ºC y una densidad en torno a 1.025. Llegado el momento, el macho escoge a una de las hembras de su harén y la empuja violentamente hasta un agujero en una roca, un rincón escondido u otro lugar por el estilo. En este momento el resto de hembras del harén, así como el resto de peces, son expulsados de las immediaciones del lugar de puesta por el macho mientras que la hembra se prepara para desovar. Tras un agitado cortejo y la posterior danza nupcial, la hembra expulsa hasta 200 huevos que, acto seguido, son fertilizados por el macho. Éste se encarga en solitario de la protección de los huevos, limpiándolos y abanicándolos constantemente y alejando violentamente a todo aquel que se acerque demasiado (incluida la propia hembra), por lo que es mejor dejar solo al macho hasta que eclosionen los huevos, momento en el que debe retirarse al padre para evitar que se coma a sus propios alevines. Éstos son bastante difíciles de mantener vivos ya que su boca, muy pequeña, sólo puede abocar presas casi microscópicas (como el Pláncton marino). Para un aficionado que viva cerca del mar, no hay problema ya que puede recoger el Pláncton fácilmente, pero para el resto es muy difícil y costoso al no disponer de alimentos del suficiente tamaño para ellos a excepción de los Rotíferos, que suelen ser aceptados fácilmente. Sin embargo, la dificultad más grande en el cuidado de los alevines reside en su extrema sensibilidad a la polución del agua y a las variaciones mínimamente bruscas de sus condiciones.


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