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lunes, 4 de noviembre de 2013

Dieffembachia Camilla - Diefembaquia

Las Diefembaquias, pertenecientes a la familia de las Aráceas, son de las plantas de interior más populares y mantenidas ya que toleran una amplia gama de intensidades lumínicas, la sequedad ambiental, los suelos calizos y, especialmente, son muy adaptables a las variaciones bruscas de temperatura. Las grandes hojas que presentan y el colorido de las mismas y su gran tamaño las convierte en plantas muy decorativas para engalanar practicamente cualquier estancia de interior. Se trata de plantas tropicales originarias de las selvas de Suramerica y Centroamerica, donde viven bajo la sombra de árboles y plantas más grandes y tupidas.

Son plantas de porte arbustivo que, sin embargo, pertenecen al grupo de las herbáceas. Sus tallos, muy gruesos, rígidos y carnosos sin lignificar, pueden medir hasta dos metros de altura. Las hojas se disponen de forma alterna en los mismos. Estas tienen forma ovalada y terminan en punta, los bordes son lisos y su superfície es ligeramente rugosa. Producen las típicas floraciones de la família: Una inflorescencia en espádice de color blanco plateado rodeada de una espata de color verde. Estas flores no tienen aroma alguno y, a pesar de que particularmente son bastante llamativas, no mejoran el aspecto estético de las plantas, que sólo interesan por las hojas. El color de las hojas es muy variable, aunque esta especie presenta generalmente el centro de las hojas de color blanco amarillento y los bordes verdes, pero existen hibridos cuyas hojas son jaspeadas. La savia que concentran en sus tejidos es uno de los venenos más potentes del reino vegetal, siendo usado antiguamente por las comunidades indígenas para envenenar las puntas de lanzas y flechas. Si es ingerido o entra en contacto con alguna mucosa (ojos, nariz, boca, ...) produce reacciones alérgicas muy acusadas y violentas; Las personas hipersensibles mueren en poco tiempo. Tampoco hay que permitir que los niños ni las mascotas se acerquen a ellas. A la hora de manipularlas (especialmente a la hora de podarlas o cortar tejidos muertos) es indispensable el uso de guantes de goma así como la limpieza minuciosa de cualquier utensilio usado para estos fines.
El cultivo de estas plantas es muy fácil, mucho más que lo que su apariencia aparenta. De hecho son las plantas que mejor se adaptan al cultivo de interior y a los errores más frecuentes que puedan cometerse. No son exigentes con el emplazamiento, cualquier lugar suficientemente iluminado es suficiente (aunque conviene que la luz no sea demasiado escasa para evitar que el color blanco de las hojas desaparezca) tolerando, incluso, el sol directo de la mañana y el de la tarde si se cultivan en el exterior (sólo durante una o dos horas y siempre que se protejan en las horas centrales del día). Requieren suelos sueltos y bien drenados, aunque pueden llegar a desarrollarse en sustratos apelmazados y excesivamente arcillosos (su crecimiento es mucho más lento y se pueden deformar el tallo y las hojas). El suelo puede ser calizo o deficitario en calcio, pero no toleran la sal. Los riegos deben ser más bien escasos, realizándolos sólo cuando el sustrato esté medianamente seco. No toleran el más mínimo encharcamiento radicular, lo que hace que todas las hojas se pudran rápidamente. En lo que respecta a la temperatura, toleran el rango comprendido entre 10 y 40 ºC (aunque hay quien dice que pueden soportar heladas cortas y débiles, las hojas se caen por debajo de 7 ºC, por lo que conviene protegerlas en un invernadero o en casa si existe riesgo de heladas). Es bastante tolerante con el viento, aunque si éste es demasiado fuerte, frecuente y, sobretodo, seco, puede llegar a provocar la caída de las hojas o, peor aún, partir los tallos. En caso de que las hojas caigan o los tallos se rompan, rebrotan de nuevo sin problemas. Conviene abonarlas una vez cada dos semanas con productos para plantas de hoja durante el periodo de crecimiento, pues estas plantas detienen completamente su crecimiento si la temperatura baja por debajo de 15 ºC para reemprenderlo cuando sube de nuevo, algo que es recomendable simular en interior para evitar el debilitamiento progresivo de estas plantas.
Se trata de plantas que, a diferencia de muchas que se incluyen en este blog, no deben plantarse demasiado cerca del agua, pues al menor encharcamiento del sustrato se pudren con mucha rapidez. Lo ideal es plantarlas a unos tres o cuatro metros de la orilla del agua de forma que sus raíces no entren en contacto con el agua freática, aunque ésto sólo sirve si el terreno hace una cierta pendiente descendente hacia el agua. En caso contrario se pueden plantar en macetones lo bastante altos y situar estos cerca del agua. Aunque lucen perfectamente como plantas aisladas, quedan muy bien si se asocian con otras plantas de su familia como las Calas y los Anturios, así como con arbustos de tamaño medio como la Gardenia y la Marihuana y algunos árboles como los Álamos.
Estas plantas se propagan muy fácilmente mediante división de mata, que consiste en dividir las raíces tuberosas que poseen y plantarlas en otro lugar. En una semana crean nuevos tallos siempre que se mantengan siempre húmedos y en un emplazamiento cálido. A pesar de lo sencillo de éste sistema, es más fácil separar los vástagos que brotan continuamente por la base de los tallos, con sus raíces. Si se mantienen en un sustrato húmedo y en un lugar cálido reanudan su desarrollo en una semana o menos. La reproducción mediante semillas es bastante más complicada, por lo que no se realiza comercialmente salvo para la obtención de variantes puras que se usan para hibridar.

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