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lunes, 11 de noviembre de 2013

Chrysiptera Parasema - Damisela de cola amarilla

Junto con la C. Hemicyanea, esta damisela es de las más comunes en cualquier acuario marino. Además de su pequeño tamaño, su facilidad de mantenimiento y a su actitud interespecífica bastante aceptable, supone la gran ventaja de que pueden decorar cualquier tipo de acuarios con color azul muy vivo sin necesidad de tener que aclimatar, por ejemplo, a los Cirujanos P. Hepatus, muy delicados y poco viables en los acuarios de los novatos. Se trata de peces gregarios que viven en todo tipo de construcciones coralinas en las que se protegen. Se pueden encontrar en profundidades variables entre 1 y 15 metros en las Islas Salomón, en el norte de Papua Nueva Guinea, en Filipinas y en las Islas Ryuku.

Es un pez de modestas dimensiones pero que goza de una gran adaptabilidad y longevidad para el ritmo de vida que suele llevar. El cuerpo de estos peces está comprimido lateralmente, sus aletas son pequeñas pero muy rígidas y su boca es bastante pequeña. Como todas las Damiselas, esta especie presenta músculos muy desarrollados para poder moverse con soltura y rapidez en las aguas excesivamente movidas en las que habita. La aleta caudal está levemente bifurcada, la dorsal se extiende desde el final de la cabeza hasta el pedúnculo caudal y está formada por varios radios muy duros y punzantes seguidos por otros más blandos y la anal es también alargada. Los ejemplares más viejos (de más de 6 años de edad) presentan pequeñas prolongaciones al final de la aleta dorsal y la anal. Las aletas pectorales son muy grandes en comparación con el tamaño del cuerpo. Su coloración es muy llamativa, consistente en un color azul marino muy intenso y brillante que cubre la totalidad del cuerpo y las aletas, mientras que el pedúnculo caudal es de color amarillo limón. A medida que envejecen el color amarillo puede extenderse hasta parte de la aleta caudal, el final de la dorsal y la anal e incluso hasta las aletas ventrales. Cubriendo los ojos hay una o dos lineas negras poco visibles. Cuando estos peces están enfermos o estresados el color azul puede convertirse en violáceo e incluso rosado muy ténue. No presentan dimorfismo sexual aparente, pueden medir hasta 8 centímetros de largo y vivir hasta 8 años.
Su vistoso color azul, su pequeño tamaño y su comportamiento social más que aceptable hacen que sea muy popular en todo tipo de acuarios marinos, a lo que ayuda tambien su gran resistencia a las condiciones de mantenimiento más dispares e incluso inadecuadas en las que muchos peces mueren con rapidez. No parecen ser muy exigentes con el tamaño del acuario, aunque sus necesidades natatorias, su nerviosismo y su necesidad de defender un territorio más o menos extenso implican que el acuario tenga unos 150 litros como mínimo (aunque se han dado muchos casos de algunas que han vivido más de 6 años en recipientes de 10 litros sin problema alguno) y que, además, contenga una gran cantidad de rocas, piedras o adornos sintéticos que formen abundantes cuevas para que puedan esconderse y fijar sus territorios. Necesitan, asimismo, mucho espacio libre para nadar, por lo que hay que facilitárselo para evitar posibles casos de estrés. El agua debe estar muy movida y excelentemente oxigenada, y la iluminación debe ser bastante potente para avivar sus fantásticas líbreas. A pesar de que no es en absoluto necesario, estos peces se sienten especialmente cómodos en compañía de abundantes corales de todo tipo, con los que suelen asociarse. La concentración de nitratos no debe exceder las 50 ppm (aunque pueden tolerar hasta 500 ppm durante bastante tiempo) y las de nitritos y amoniaco deben mantenerse a 0 ppm. La temperatura hay que mantenerla entre 24 y 27 ºC y la densidad entre 1.020 y 1.025 (aunque puede pasar perfectamente entre 1,018 y 1,033). Soportan extremadamente bien variaciones muy bruscas de cualquiera de estos valores, teniendo además la facultad de adaptarse perfectamente a ellos e incluso perpetrar en aguas resueltamente contaminadas e insalubres sin a penas perjuicios aparentes, no siendo casi nunca atacadas por parásitos como el Oodinium o el Cryptocarion.
En lo que se refiere a la alimentación, estos peces no son nada exigentes, comiéndose con ansia todo aquello que se les suministre, aunque debe ser de pequeño tamaño para que entre por la pequeña boca de estos peces. Suelen darse, en esta especie, más casos de negativa a alimentarse cuando se instalan en un nuevo acuario que muchas otras Damiselas, aunque casi nunca hay que lamentar bajas por desnutrición, ya que suelen acabar comiendo a partir del tercer o cuarto día a menos que algun pez presente en el acuario las acose constantemente. Durante los primeros días, por lo tanto, es fundamental alimentarlas sólo con presas vivas o congeladas. Al cabo de una o dos semanas aceptan ya el seco perfectamente. Se benefician mucho de aportes vegetales ocasionales en forma de pastillas de Spirulina o copos vegetales. Como el resto de Damiselas, el acelerado metabolismo que presentan hace necesario alimentarlas al menos cuatro o cinco veces al día en pequeñas cantidades cada vez.
Es de las más pacíficas entre las Damiselas, siendo muy frecuente observarlas en muchos acuarios comunitarios de cualquier tamaño y en compañía de todo tipo de animales. Como todas las espcies, la C. Parasema tiene una cierta actitud territorial que conserva en acuario, defendiendo una porción del mismo de cualquier otro animal que considere intruso o peligroso, aunque cabe mencionar que sólo lo hace con peces de su mismo tamaño o que sean más pequeños; Es muy raro que ataque o incordie a peces más grandes. también suelen mostrarse bastante agresivas con nuevos peces, por lo que es necesario que el acuario tenga muchos escondites para evitar altercados graves. Si se quieren mezclar varias Parasemas juntas debe hacerse cuando son muy jóvenes y metiéndolas todas a la vez, pues una nueva Damisela en un grupo ya formado no es aceptada nunca y acaba muriendo. Tampoco conviene asociarlas con peces que compartan su mismo hábitat, como Grammas, Mandarines o similares, pues compiten por los agujeros. Se da el curioso hecho de que, si el acuario es muy grande, son peces totalmente pacíficos e ignorantes; Pasa lo mismo si el acuario contiene muchos peces, por lo que resultan ideales para acuarios comunitarios, aunque se aconseja introducirlas las últimas. Pueden ser asociadas sin problemas con otros peces activos y más grandes como los peces Cirujano, los peces Mariposa y ciertas especies de Serránidos. No es recomendable su asociación con peces lentos o demasiado tranquilos ya que estas Damiselas pueden robarles el alimento o intimidarlos.
Es uno de los pocos peces marinos que se pueden reproducir con cierta facilidad en acuario, aunque el cuidado de las larvas y los alevines se sigue presentando bastante difícil si no se cuenta con los alimentos adeucados para ellos. Para asegurarse una pareja reproductora hay que juntar a varios especímenes jóvenes en el mismo acuario y cuidarlos normalmente. Cuando llega el momento de la freza, tanto el macho como la hembra desarrollan multitud de puntos azules en la cara y expulsan violentamente al resto de congéneres del lugar de nidificación, que suele ser un encueve natural o excavado entre las rocas. El cortejo dura casi toda una noche, y los huevos son puestos en el techo del encueve mientras no hay luz. Una vez terminada la puesta la hembra es expulsada del nido por el macho, que se encarga de cuidar los huevos con mucha violencia (llegando a lanzarse a las manos del aficionado), por lo que conviene dejarlo completamente aislado. La eclosión ocurre en cuatro días y los alevines, de a penas un milímetro de largo, son custodiados por el macho en las cercanías del encueve. A partir de entonces debe empezar la alimentación artifcial a base de pláncton o Rotíferos, aunque algunos aseguran que comen alimento pulverizado corriente para alevines. Estos son algo menos sensibles al agua en mal estado pero no toleran las variaciones bruscas de ningun parámetro.

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