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miércoles, 15 de abril de 2015

Rosa grandiflora - Rosales de flor grande

Las plantas pertenecientes al género Rosa se conocen, actualmente, por la amplia variedad de formas híbridas y por los colores intensos que lucen las flores. Hay varedades más resistentes que otras, y cada variedad tiene un uso particular (los híbridos del té se emplean para la obtención de flor cortada, los trepadores para cubrir pérgolas, celosías y muros, los Floribuna se utilizan en setos, los Grandiflora como pies aislados y en alineaciones, ...). En este artículo voy a hablar de los rosales grandiflora, pues son los más populares, resistentes, rústicos y resistentes a los distintos problemas ambientales y de plagas.
Fuente: www.flickr.com
Los Grandiflora son rosales arbustivos de tallos rígidos, duros, resistentes y largos, de crecimiento muy rápido ,con gran tendencia a la brotación lateral y al emmarañamiento procedentes del cruce entre los rosales Floribunda y los híbridos del té. Disponen de un tronco central muy corto de hasta 5 centímetros de diámetro, fuertemente lignificado, con corteza de color marrón oscuro que se fisura en largas placas con el paso del tiempo. Las hojas, en posición alterna, estan compuestas por cinco foliolos semelípticos, lisos al tacto, con los nervios muy marcados y con los bordes debidamente aserrados. El tamaño de los foliolos suele estar entre 3 y 8 centímetros de largo por 2 a 4 de ancho y su color varia segun la variante de la que se trate (por ejemplo, la variedad "black pearl", de flores de color rojo granatoso intenso, tiene los foliolos de color verde oscuro teñidos de un vistoso color granatoso mientras que las variantes de flores amarillas tienen los foliolos de color verde claro). Las flores son, sin duda, el mayor atractivo de esta planta. Son solitarias, desarrollándose una sola al final de cada tallo en desarrollo aunque tienen tendencia a la floración lateral, es decir, que de los nudos foliares debajo de la flor principal se forman más, siendo esta una característica de los rosales Floribunda. Las flores disponen de muchos pétalos con forma de lágrima chafada y su centro tiene una gran cantidad de estambres amarillentos que rodean un único pistilo central prácticamente invisible. El diámetro de estas flores es intermedio entre las Floribundas y los híbridos del té y actualmente estan disponibles en una gran variedad de colores, principalmente monocromáticas (rojas, blancas, rosas, amarillas, malvas, ...) y jaspeadas. Asimismo, las flores de algunas variedades estan agradablemente perfumadas mientras que otras carecen de aroma. Son arbustos muy longevos que pueden vivir varias decenas de años. Hay que tener presente que los tallos rígidos están armados con grandes y potentes púas anzueladas que pueden causar dolorosos pinchazos si no se manipulan adecuadamente.
Fuente: commons.wikimedia.org

Este grupo de rosales son de cultivo fácil y resistentes a distintos problemas patológicos y climáticos, aunque no lo son tanto como los rosales silvestres de los que proceden. Los rosales son plantas típicamente exteriores que requieren exposiciones muy ventiladas y expuestas al sol directo, que les es indispensable para florecer y desarrollarse correctamente. Únicamente las variedades de flores oscuras pueden requerir un ligero sombreamiento si la temperatura es demasiado elevada y el aire excesivamente seco, pues las flores oscuras se deterioran con bastante facilidad en estos casos, pero el resto de variantes requieren mucho sol (al menos unas seis horas diarias) ya que de lo contrario no florecen, o bien lo hacen en poca cantidad o con debilidad y, además, en condiciones sombreadas son muy sensibles al Oidio, un hongo que se asienta sobre las hojas, los tallos y las flores para absorber nutrientes, haciendo que los tejidos afectados se sequen irreversiblemente. Necesitan un suelo profundo, fresco, bien drenado y con una buena cantidad de materia orgánica, de pH neutro o ligeramente alcalino (entre 7 y 7,5) así como con presencia de cal. Los suelos demasiado ácidos y escasos en calcio y magnesio debilitan los tejidos nuevos causando muerte prematura, aunque si el suelo es excesivamente calcáreo sufren clorosis foliar. No toleran la sal en dosis elevadas en el suelo pero soportan bien los vientos salinos, por lo que no es raro verlos frente a las playas. Una de sus ventajas es que sobreviven en suelos arcillosos donde otras plantas morirían con rapidez debido a su robusto y penetrante sistema de raíces que, además, está fuertemente lignificado para protegerlo de los excesos de agua, aunque en estos casos hay que tener mucho cuidado con el riego y el abonado dada la enorme capacidad de retención de agua y nutrientes de estos sustratos. Estos rosales estan muy bien adaptados a las temperaturas propias de la zona templada, sintiéndose especialmente cómodos en la región mediterránea donde las oscilaciones térmicas entre el verano y el invierno les permiten desarrollarse en condiciones óptimas. Requieren primaveras y veranos cálidos e inviernos fríos que les permitan reposar e inducir las flores y los brotes cada año, siendo lo ideal unos 18 ºC de mínima en verano y primavera y mínimas de 4 - 5 ºC durante el invierno. Son capaces de tolerar máximas superiores a los 40 ºC y mínimas de hasta -12; Valores inferiores causan la muerte de la planta mientras que las heladas tempranas pueden causar el aborto de las flores y la muerte de los brotes ya formados, muriendo el arbusto si éste es joven. Es indispensable que los rosales pasen un periodo de reposo invernal, momento en el que pierden todas sus hojas y en el que se debe preparar un acolchado en el suelo para proteger las raíces durante este tiempo. Si se plantan en climas donde no haga frío en invierno (como en los trópicos) se comportan como plantas bianuales (si nacen de una semilla) o anuales (si se plantan ya formados). En territorio español, los mejores Rosales se encuentran en Andalucía, donde las temperaturas suaves durante todo el año (especialmente en las provincias interiores como Sevilla y Córdoba) resultan ideales para su desarrollo. La sequía no representa un problema para los Rosales dado que su sistema de raíces lignificado y profundo puede resistir las faltas de agua durante bastante tiempo, requiriendo poco riego si estan en el jardín y al menos un riego cada semana o cada dos semanas (dependiendo de la temperatura) durante el desarrollo vegetativo y una ligera humidificación periódica del suelo durante el reposo. Lo que no toleran estas plantas son los excesos de agua en el suelo, pues aunque las raíces estan protegidas, si ocurre un estancamiento permanente de agua la madera radicular se pudre, apareciendo hongos que dañan las raíces y acaban con la planta. Es recomendable que el agua de riego sea calcárea, aunque conviene medir su dureza antes de usarla para evitar problemas de clorosis foliar. Los rosales necesitan muchos nutrientes en el suelo para florecer y desarrollarse, siendo normal que sufran carencias especialmente si estan emmacetados, por lo que se debe abonar al menos una vez a la semana o cada dos semanas con un producto específico para rosales. En invierno no hay que abonar nada. Cualquier exceso de abono en el suelo produce quemaduras en las raíces y el secado de las hojas más nuevas, favoreciendo además el ataque de los Pulgones y el Oidio, plagas a las que los Rosales son muy sensibles.
Fuente: www.flickr.com

Al no tolerar los suelos permanentemente saturados así como las atmósferas demasiado húmedas, no se puede decir que los Rosales sean muy adecuados para plantarse en los bordes de un estanque a menos que se tomen varias precauciones, como instalarlos en las zonas de suelo no saturado de agua y que además estén bien ventiladas, muy soleadas y donde no exista peligro de estancamiento de humedad en el aire para evitar problemas de oidio. No sobreviven en estanques interiores ni tampoco en invernaderos porque necesitan mucho aire fresco. Pueden combinarse con otros arbutos de su tamaño o plantarse en alineaciones dando un colorido ambiente a cualquier estanque exterior de ambientes secos.
Fuente: rainyleaf.com

La propagación de estos rosales se puede conseguir mediante semillas, injerto, acodo y esquejado. La siembra de semillas se utiliza básicamente para obtener patrones que posteriormente se usarán como portainjertos dado que las plantas resultantes no conservan muy bien las características de la planta que las ha dado. Es imprescindible que las semillas pasen un periodo de estratificación fría (durante tres meses a 2 - 6 ºC) antes de sembrarse. La germinación ocurre en unas dos semanas y las plántulas crecen con rapidez. Al cabo de dos años están listas para usarse como portainjertos. A la hora de injertar se debe escoger la planta adecuada, es decir, un ejemplar que esté bien abonado, sin problemas de crecimiento o carencias nutricionales y, especialmente, que esté libre de virus y bacterias, que de otro modo se propagarían al mismo tiempo que la variedad. El portainjerto obtenido a partir de semillas se desmocha a una altura de no más de 10 centímetros del suelo mediante un corte diagonal. Acto seguido se corta una rama de la variedad a multiplicar (debe tener el mismo grosor que el pié a injertar) mediante un corte en diagonal y se unta dicho corte con hormonas de enraizamiento. Luego se une la rama cortada al pié y se fija con cinta aislante de forma que ambas ramas no puedan separarse durante el tiempo que dura la asimilación de tejidos. Al cabo de unos meses ambas partes se afianzan de forma que la rama implantada desarrolla nuevas hojas, flores y tallos: Se ha obtenido un clon de la variedad deseada. El injerto se realiza antes del inicio del crecimiento vegetativo para asegurar la actividad del sistema vascular de las plantas, tiene una alta tasa de éxito y es el sistema más empleado para la propagación de todo tipo de Rosales. El esquejado o estaquillado se usa poco ya que tiene un éxito muy limitado y las plantas obtenidas son más sensibles a las enfermedades y a los defectos de crecimiento. Los esquejes se toman durante el reposo vegetativo o justo después de la caída otoñal de las hojas (momento en el que empieza el reposo). Se deben untar los cortes con hormonas de enraizamiento y, seguidamente, mantener los esquejes enterrados en un suelo suelto y húmedo que se mantenga a temperatura ambiente. El enraizamiento suele ocurrir a la primavera siguiente. El acodado es un sistema muy poco usado en Rosales y consiste en inducir el enraizamiento de las ramas deseadas sin separarlas del arbusto madre. Tiene un éxito muy limitado y se realiza durante la estación de desarrollo vegetativo mediante hormonas de enraizamiento y materiales sellantes (gasas o algondón entre otros).

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