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lunes, 22 de septiembre de 2014

Magnolia x Soulangeana - Magnolio caduco

Las distintas especies de árboles que comprenden la familia de las Magnoliáceas son muy apreciados desde el punto de vista ornamental por sus llamativas y generalmente grandes flores así por su follaje y la forma que presentan cuando están bien desarrolladas. El Magnolio caduco (tambien llamado Magnolio de Soulange) es un árbol híbrido obtenido mediante el cruce entre Magnolia denudata y Magnolia liliflora que se obtuvo por primera vez en francia y que, actualmente, se cultiva en grandes cantidades en muchos lugares por su aspecto extraordinariamente bello y a su resistencia al frío.

Se trata de una planta arbustiva y en ocasiones arbórea que puede alcanzar siete metros de altura y una extensión de tres o cuatro metros. El tronco central es generalmente muy corto y está provisto de ramificaciones de su mismo grosor y diámetro que nacen casi a nivel del suelo y se orientan en todas direcciones. La corteza es lisa, con abundantes lenticelas y de color marrón muy claro que va tornándose cada vez más blanco a medida que envejece. Las hojas son alternas, de tamaño más bien grande (unos 10 centímetros de largo por seis o siete de ancho), lisas al tacto, de color verde oscuro y con nerviación bien visible y marcada. Aparecen después que las flores y caen a mediados de otoño, momento durante el cual adquieren una bellísima tonalidad amarilla anaranjada. Las flores, muy numerosas, son hexapétalas, con forma de tulipán, inodoras y de colores muy variados (blancas, amarillas, rosadas, púrpuras, ...) apareciendo en cada nudo que quedó de las antiguas hojas. En el centro disponen de una especie de torre que contiene muchos estambres y pistilos. El fruto, típico de esta familia de plantas, se denomina infrutescencia, y consiste en un amasijo ordenado de frutos dehiscentes, sin pulpa y que contienen una única semilla cada uno, que dejan caer justo después de abrirse al madurar. Las semillas tienen forma de lágrima y están envueltas por una membrana carnosa de color rojizo que desprende un olor muy desagradable cuando se desprende de la semilla.
Se trata de uno de los Magnolios más fáciles de cultivar siendo especialmente recomendado para climatologías frías dada su resistencia a las bajas temperaturas, que además necesita para reposar anualmente y florecer con exhuberancia. Para que este árbol llegue a florecer de forma exhuberante y extraordinaria requiere abundante luz solar directa (al menos unas 8 - 10 horas diarias) cuando dispone de hojas, pues de lo contrario producirá pocas flores cuando llegue la primavera o, en casos muy graves, puede llegar a no producir ni una. Únicamente en sitios con veranos muy secos y cálidos es necesario colocarlo en una posición algo resguardada del sol directo del mediodía ya que tanto las hojas como las flores se estropean en estos casos. Este árbol se desarrolla excelentemente en climas más bien frescos en los que la temperatura máxima anual no supere los 24 - 26 ºC, aunque crece igualmente bien en zonas más cálidas siempre que se le provea de abundante agua y se le resguarde del sol directo intenso, pudiendo llegar a sobrevivir a máximas superiores a 40 ºC durante todo el verano. En lo que respecta al frío, como todo árbol caduco, éste es capaz de soportar mínimas muy bajas (hasta 20 ºC bajo cero) requiriendo, además, un periodo de cuatro meses aproximadamente de mínimas por debajo de 7 ºC para reposar cada año e inducir las flores y hojas del año siguiente. La privación de este periodo de frío acorta su ciclo vital a uno o dos años más, por lo que no es adecuado para climas tropicales a menos que se quiera cultivar como planta anual o bianual. Como el resto de Magnolios, el viento y la sequedad son sus peores enemigos, pues el viento demasiado fuerte daña las flores y las hojas y puede, en caso de árboles viejos, enfermos o jóvenes, provocar su derrumbe dada la relativa debilidad de sus raíces. Los ambientes demasiado secos producen transpiración excesiva y acortan considerablemente la vida de las flores y las hojas, por lo que se hace necesario mantenerlo en zonas bien protegidas del viento y, si el ambiente es muy seco, vaporizar el follaje de forma breve no permitiendo que el agua se amontone sobre las hojas y las flores. El suelo destinado a albergar este árbol debe mantenerse siempre húmedo pero nunca encharcado, poseer un buen drenaje y un pH neutro o ligeramente ácido. Los suelos duros y encharcadizos producen la asfixia y la pudrición de las raíces y los que son demasiado alcalinos son causa de amarilleo (clorosis) de las hojas. El riego debe ser constante de forma que el suelo siempre se mantenga fresco pero nunca empapado y no es recomendable dejar que se seque completamente especialmente si está en contenedores o macetas. Durante la estación invernal, cuando está sin hojas, sólo hay que pulverizar el suelo de vez en cuanto para mentenerlo húmedo. Requiere abonados frecuentes durante la estación de crecimiento vegetativo, al menos una vez a la semana, con un producto universal o, para mejorar la floración, un producto para plantas de flor. En invierno no hay que abonar ya que se quemarían las raíces. Este árbol es muy sensible a las carencias nutritivas, que pueden detectarse fácilmente por el amarilleo foliar y la ralentización del crecimiento, algo que se previene con distintas formas de materia orgánica en las proximidades de sus raíces dado que demanda bastante materia orgánica en el suelo. El problema más frecuente que sufre este Magnolio es el Oidio, un hongo que se instala en la superficie de las hojas y se alimenta de ellas. Las hojas afectadas se deforman, presentan un color blanquecino muy característico y, si se frotan, desprenden el típico olor a hongo que se puede detectar durante el otoño en los bosques de Castaños y otros árboles caducos. Este hongo se ve favorecido por una humedad excesiva y suelos con exceso de agua así como por la sombra excesiva, por lo que el árbol afectado debe dejar de regarse hasta que el suelo se haya secado casi por completo. Además debe ponerse en un sitio algo más seco y expuesto a la luz. Un tratamiento secundario que suele dar buen resultado es el paso de un paño con alcohol sobre las partes afectadas a diario hasta que se vea que los hongos han desaparecido.
Por sus necesidades de agua y humedad ambiental, este árbol puede plantarse cerca de un estanque de agua dulce siempre que suelo cercano al agua esté mas bien suelto, sin saturar de agua y que la profundidad de la misma sea como mínimo de un metro ya que, si no, las raíces se pudrirían. Como se adapta perfectamente a vivir en macetones grandes, puede usarse un de ellos lo bastante alto para descartar el peligro de que las raíces se encharquen. Resulta idóneo para composiciones con otras plantas hiperflorecientes, especialmente árboles como el Manzano, el Cerezo, el Almendro y el Melocotonero así como con plantas de hoja que no tapen su copa cuando florezca. Conviene vigilar en cuando empiece el periodo de descanso y finalice la floración ya que produce abundantes desechos vegetales que ensucian bastante la zona colindante al árbol.
Si se usan semillas para su reproducción se debe tener en cuenta que la planta tardará mucho tiempo en empezar a florecer (al menos 10 o 15 años), por lo que se recomenda la propagación asexual mediante estaquillado, injerto o acodo, métodos que se realizan en invierno y verano respectivamente. Las semillas necesitan pasar frío para germinar, por lo que se deben estratificar a unos 2 - 5 ºC durante tres meses antes de sembrarlas en primavera. Este proceso se puede realizar de forma natural sembrando las semillas en otoño immediatamente después de sacarlas de fruto y desposeerlas de la envoltura rojiza que tienen. La germinación suele ocurrir a la primavera siguiente y las plantitas crecen relativamente rápido. El esquejado se realiza en invierno cortando los últimos 10 o 15 centímetros de una rama terminal, rebozando la zona de corte en hormonas de enraizamiento y enterrándola en un suelo suelto y húmedo manteniéndose en todo momento a unos 20 ºC de temperatura. Al cabo de poco más de un mes el esqueje hecha raíces y a crecer de nuevo, momento en el que se puede pasar a su lugar definitivo. El injerto y el acodo se realizan en verano sobre pies de M. denudata o liliflora nacidos de semilla o directamente sobre el árbol original en caso del acodo. Estos dos son los métodos más empleados comercialmente ya que permiten obtener árboles que conservan todas las características del original y que, además, florecen antes (al cabo de dos o tres años).

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