Se denominan comunmente peces ángel debido a su pequeña similidad con los Escalares amazónicos. Presentan un cuerpo muy comprimido lateralmente, con las aletas dorsal y anal elevadas desde los primeros radios, que no se pueden retraer. La aleta caudal es triangular. Los ejemplares jóvenes presentan unas pequeñas aletas ventrales que desaparecen casi por completo (e incluso del todo) a medida que avanza su edad. Sus ojos son muy grandes y su boca de tamaño medio. Su coloración es más bien poco llamativa, y consiste en un cuerpo plateado con dos franjas verticales negras atravesando, respectivamente, el ojo y el opérculo, a cada lado del cuerpo (fanjas que suelen perder al ir creciendo). Las aletas caudal, anal y dorsal tienen un color amarillo bien visible, y los primeros radios de la anal son negros. El color del cuerpo puede transformarse a un negro casi total si los peces estan estresados o enfermos. A medida que se hacen adultos sus cuerpos se redondean cada vez más en detrimento del tamaño de las aletas y las puntas de la anal y la dorsal se van doblando y adquiriendo un vistoso ribete negro. No presentan ningún dimorfismo sexual, pueden medir hasta 30 cm en un acuario y, mantenidos en las condiciones adecuadas, alcanzan 15 años de vida.
Mantenerlos en un acuario es, en general, complicado, pues necesitan unas condiciones muy específicas que es imprescindible respetar si se desea que estén lo más sanos posible. Para ello hay que mantenerlos en grupos de unos 6 individuos, y debido a que crecen mucho y nadan casi todo el tiempo se requieren acuarios muy voluminosos, de unos 500 - 600 litros, para mantenerlos en buenas condiciones. La decoración puede estar compuesta por toda clase de adornos (plantas, rocas, troncos, ...) evitando aquellos que puedan contener sustancias que acidifican o ablandan el agua, algo que no conviene en absoluto a estos peces. La tapa bien asegurada del acuario es muy recomendable, pues tienden a saltar ante el más mínimo contratiempo. El agua debe estar fuertemente agitada y oxigenada y estar totalmente libre de nitritos y amoniaco y con menos de 10 ppm de nitratos. Mientras que los ejemplares jóvenes pueden vivir durante sus primeros dos o tres años de vida en agua dulce, salobre y marina, los adultos sólo pueden vivir en las salobres y las marinas. Si se mantienen en agua dulce esta debe ser muy dura y alcalina (pH entre 8 y 9 y dureza mayor a 30 ºdGH). El agua salobre se consigue añadiendo sal marina al agua dulce anterior hasta alcanzar densidades entre 1.010 y 1.015, y las marinas deden tener densidades comprendidas entre 1.022 y 1.025. En todos los casos es necesario mantener el agua libre de contaminación cambiándola parcialmente una vez a la semana y filtrándola eficientemente. EL agua totalmente dulce acaba dañando los órganos internos de los peces adultos, lo que hace que mueran lenta y dolorosamente al ser atacados por cualquier parásito que haya en el agua.
Alimentarlos en cautividad es una tarea algo complicada durante la fase de aclimatación, ya que consumen grandes cantidades de alimentos vivos y no aceptan las escamas, los gránulos ni los congelados, por lo que es indispensable contar con abundantes presas vivas (Artemias, Daphnias, Tubifex, alevines, ... Les da igual lo que sea) para que coman. Una vez aclimatados aceptan el congelado y, tras algún tiempo más, incluso los gránulos. Necesitan aportes vegetales en forma de verduras, escamas para hervívoros y algas marinas. Es fundamental que el agua y los inquilinos del acuario sean del agrado de estos peces, pues en caso de que algo no vaya bien es frecuente que se nieguen a alimentarse hasta morir. Los ejemplares jóvenes se aclimatan con más facilidad que los adultos.
Se trata de peces gregarios que sufren muchísimo con la soledad. Es indispensable mantenerlos en grupos de 5 o 6 individuos como mínimo, de lo contrario o bien no se alimentan o atacan incansablemente al resto de peces con los que conviven, yendo especialmente a por las aletas y los ojos. Esto último lo hacen también si el acuario es demasiado pequeño aunque vivan en grupos considerables. En el caso de que el acuario sea del tamaño adecuado no muestran ninguna agresividad hacia otros peces y se les puede asociar con otras especies de agua salobre como el Pez Arquero o el monodactylus Sebae, y en acuarios marinos, con Damiselas, Lábridos y similares. Los peces demasiado lentos o tímidos tales como Discos, Escalares, Gobios y Peces Murciélago se estresan e intimidan ante la actividad frenética del M. Argenteus, dejando de comer, por lo que sólo deben vivir con peces rápidos y también nerviosos, pero no excesivamente agresivos. Las relaciones entre los integrantes del cardumen son jerárquicas, y un desconocido introducido en un grupo ya formado es rechazado, por lo que deben entrar todos a la vez y en fase juvenil. otro dato a considerar es que devoran a peces demasiado pequeños cuando son adultos.
Su reproducción en la naturaleza sigue un proceso casi idéntico al de los Salmones, pues se adentran en los tramos bajos de los ríos (siempre en agua totalmente dulce) para frezar. Las hembras ponen los huevos sobre cualquier superfície sólida que previamente han limpiado y el macho los fecunda después. Acto seguido los abandonan a su suerte para regresar al mar. Los minúsculos alevines dependen de su número y de los escondites que tengan a su alcance para sobrevivir, comiendo cualquier presa viva que entre por su boca (especialmente larvas de insecto). Crecen muy lentamente. A los tres años de edad se van a las zonas salobres de los estuarios y las desembocaduras de los ríos para entrar en el mar cuando tienen ya 5 años. Aún no se ha conseguido reproducirlos en cautividad.
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