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domingo, 7 de diciembre de 2014

Iridoviriasis del Gurami enano

El Gurami enano (Colisa lalia) es uno de los más populares peces de agua dulce: Su pequeño tamaño, su intenso y llamativo colorido y su actitud pacífica hacia otras especies juegan un importante papel en su presencia en gran cantidad de acuarios de agua dulce. A pesar de su popularidad, este pez se importa cada vez con menos frecuencia ya que sufre un grave trastorno immunodeficiente que acaba con su vida de forma desagradable y prematura. Los criaderos asiáticos son los que presentan más problemas de infección, y como és de donde vienen estos peces, su presencia ha disminuido bruscamente en los comercios, conocedores de esta devastadora enfermedad que les afecta. A pesar de que el Iridovirus no es contagioso, su capacidad letal hace que muchos se pregunten si merece la pena conservar un pez que ha probado ser tan delicado.

El término Iridovirus se usa para designar a cinco géneros de virus pertenecientes a la familia Iroviridae, un grupo de agentes infecciosos que afecta especialmente a insectos pero que tambien se da en peces y anfibios (especialmente en ranas). En particular, el causante de la Iridoviriasis del Gurami enano, al igual que el SIDA humano, permanece en latencia en el organismo del pez afectado durante un corto periodo (un año o poco más de media, pero en algunos casos extraños nunca se ha llegado a desarrollar) para luego empezar su fase reproductora que termina con la vida del pez enfermo. La causa de la infección es totalmente desconocida ya que no se sabe de qué forma lo contrajeron los primeros ejemplares infectados. Lo que sí se sabe es que es hereditario, es decir, que los hijos de peces portadores o enfermos llevan los genes de este virus en su propio genoma. Así que, realmente, lo que se conoce con el nombre de virus es en realidad una secuencia genética determinada que, encontrándose en el genoma del Gurami enano, es susceptible de replicarse en cualquier momento produciendo la trágica enfermedad que acaba con el pez afectado. Esta enfermedad no es contagiosa y afecta exclusivamente al Gurami enano, aunque se han visto síntomas parecidos en otros peces emparentados como el Gurami perla (Trichogaster leeri), el Gurami azul (Trichogaster trichopterus) y el gurami samurai (Sphaerichthys vaillanti).
Los síntomas de esta enfermedad son muy variados y, por ende, la Iridoviriasis puede ser confundida fácilmente con otras enfermedades infecciosas. La única forma de estar seguro de que un Gurami sufre este problema si es el único pez en el acuario que presenta los síntomas mientras que los demás están perfectamente. Tras el periodo de latencia aparecen síntomas menores a veces difíciles de observar: El pez afectado se mueve y come menos, empieza a adelgazar lentamente y sus aletas se mantienen retraídas durante bastante tiempo, aunque otros ejemplares pueden no presentar estas señales iniciales. Acto seguido se pueden observar manchas blancas y redondas en todo el cuerpo del pez, que más tarde se convierten en un quiste redondo bien visible que evoluciona a una úlcera grave que se infecta fácilmente. Tambien se pueden apreciar en algunos casos bultos subcutáneos y abultamiento exagerado del vientre que puede ir acompañado de Hidropesía. Durante esta fase el sistema immunitario del pez se debilita tanto que resulta afectado por múltiples enfermedades (punto blanco, Oodinium, Hexamita, ...) hasta que llega el punto que la alimentación cesa por completo, el adelgazamiento es severo y el pez termina muriendo irremediablemente en un plazo de 10 - 12 meses desde la aparición de los primeros síntomas.
El grave problema de esta enfermedad es que no existe tratamiento curativo ni métodos preventivos dado que, al ser hereditario y de origen desconocido, no se puede saber qué ejemplar es portador hasta que no se presentan los síntomas (si es que llegan a presentarse). Si, al cabo de un tiempo de declararse los primeros síntomas, el pez afectado se encuentra en un estado lamentable, lo mejor es sacrificarlo para evitarle un sufrimiento innecesario. Algunos ejemplares nadan y comen normalmente incluso teniendo todos los síntomas enunciados anteriormente, pero no es lo habitual. Ante la creciente avalancha de peticiones de ayuda en foros y comercios y, tras investigaciones realizadas por algunos clubes de importación, la recomendación general es que es mejor no se instalar esta especie en un acuario particular si viene de un criadero Asiático. Por desgracia, ellos son hasta ahora los que los exportan al resto del mundo, por lo que cada vez se ven menos ejemplares en los comercios. Cabe esperar que, en un futuro próximo, los criaderos de otros países puedan empezar a reproducir a escala industrial a esta especie que, durante muchos años, ha sido una pobladora indiscutible de muchos acuarios comunitarios y que, personalmente, creo que es una de las joyas de la acuariofilia de agua dulce.

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