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domingo, 15 de junio de 2014

Cichlasoma festae - Terror rojo

Uno de los Cíclidos más bellamente coloreados es el Terror rojo, un pez de dimensiones muy grandes de comportamiento muy agresivo que sólo es adecuado para acuarios de gran tamaño. Se trata de un pez fluvial originario de Ecuador y Perú (aunque se tiene constancia de su existencia en otros lugares como Singapur, donde ha sido introducido) que vive básicamente en ríos de corriente lenta no gustándole las aguas permanentemente estancadas así como las excesivamente movidas. Es importante para la pesca deportiva en sus países de origen y, aunque su mantenimiento es muy fácil, su reproducción suele ser complicada dada la actitud extremadamente agresiva de los machos.

El cuerpo de este pez está bastante comprimido lateralmente aunque con la edad se va tornando más rechoncho y robusto. Dispone de músculos muy potentes en la base de sus aletas y de una boca que, aunque puede parecer pequeña, puede abrirse desmesuradamente para engullir alimentos de gran tamaño, labor a la que contribuyen los robustísimos dientes que posee este pez. La aleta dorsal es más bien baja (unos dos o tres centímetros) y se extiende desde el final de la cabeza hasta el pedúnculo caudal. La anal llega hasta el mismo sitio pero empieza después del ano y la caudal, la más vistosa, es redondeada. Cabe destacar el pequeño tamaño de las aletas pectorales y ventrales en comparación con el cuerpo, por lo que no son precisamente ágiles nadadores. La líbrea de este pez, muy llamativa, consiste en una base de color amarillo anaranjado atravesada por hasta ocho franjas verticales de color negro con abundantes escamas azuladas muy vistosas. La primera mitad de la aleta dorsal es de color negro mientras que la otra es de color rojo carmesí, al igual que la caudal y la anal. Las aletas ventrales son negras y las pectorales presentan un leve matiz amarillento. En la zona de unión de la aleta caudal y el cuerpo presentan un ocelo negro con un ribete azul eléctrico. El dimorfismo sexual en peces adultos es bastante visible, pues los machos pueden doblar el tamaño de las hembras y estas presentan, en la parte superior del cuerpo (cabeza incluida) una llamativa tonalidad rojiza intensa. Es de destacar el visble abultamiento frontal de los machos de edad avanzada. Los machos llegan a medir 50 centímetros y las hembras unos 25, y pueden superar los 20 años de vida.
Como todo pez de gran tamaño y actitud agresiva, el Terror rojo debe albergarse en acuarios muy grandes pensados en exclusiva para él. Unos 800 litros de agua por pez adulto es lo más adecuado, y la decoración debe ser pesada y estar sujeta a los cristales del tanque para evitar que la mueva fácilmente dado que tiene tendencia a redecorar constantemente su territorio. Aprecia encueves, escondites y otros sitios apartados en los que pueda esconderse pero se le debe dejar mucho espacio para nadar. Las plantas naturales no son adecuadas ya que suele devorarlas (Anubias y helecho de Java incluidas) y desenterrarlas constantemente, aunque muchos aseguran que las plantas flotantes de cierto tamaño, como la Lechuga de agua, no son dañadas por este Cíclido. Dado que excava con frecuencia conviene darle una capa de sustrato de grano medio de unos 5 - 8 centímetros para permitírselo. Es aconsejable el uso de filtros y calentadores externos ya que puede inutilizar los aparatos internos especialmente si son de baja calidad. Como come de forma incansable y produce muchísimos desechos, requiere una filtración muy potente y eficaz pero no aprecia las corrientes intensas, por lo que conviene suavizar de cualquier modo la salida de la bomba de agua del filtro. Los cambios parciales de agua (de al menos un 20 - 30% cada semana) son indispensables para evitar la acumulación de nitratos y otras sustancias de desecho tóxicas. La temperatura puede estar entre 20 y 35 ºC (la ideal está entre 25 y 28 ºC), la dureza entre 5 y 30 ºdGH (idealmente entre 10 y 18) y el pH entre 5 y 9 (el valor idoneo está entre 6,5 y 8). Es bastante tolerante con la presencia de compuestos nitrogenados, llegando a soportar concentraciones de nitratos superiores a 300 ppm y hasta 0,5 de nitrito y amoniaco, aunque para evitar problemas sanitarios a la larga conviene mantener estos valores a 50, 0 y 0 ppm como máximo. Es uno de los Cíclidos más resistentes a las enfermedades y a los parásitos, aunque en condiciones demasiado precarias no son raras las infecciones de Hexamita, Punto blanco y Oodinium, que pueden tratarse con medicamentos adecuados.
Se trata de un pez omnívoro pero con claras tendencias carnívoras. Su dieta natural la componen principalmente peces, crustáceos y larvas de insecto, aunque en cautividad acepta de buena gana cualquier cosa comestible que caiga al agua. Se pueden usar los palitos para Cíclidos de gran tamaño y alternarlo con alimentos congelados (Artemias, Mysis, papillas para Discos, etc...) y algunos aportes vegetales diversos (Lechuga, Espinacas, Col y otras verduras escaldadas). Es propenso a la obesidad por sobrealimentación ya que no se mueve demasiado y quema lentamente los excesos de comida, por lo que se debe vigilar la frecuencia y la cantidad de alimento que se le dá (se le puede dar de comer una o dos veces al día y dejarlo ayunar una vez a la semana).
Su nombre común se debe principalmente a su comportamiento social, pues se trata de un Cíclido sumamente territorial y agresivo que no tiene reparo alguno en acabar salvajemente con cualquier pez que ose penetrar en sus dominios. Su gran boca y su enorme apetito hacen imposible su asociación con peces demasiado pequeños ya que acabarían rápidamente en su estómago. Únicamente puede convivir sin demasiados problemas con otros Cíclidos de gran tamaño y que puedan defenderse de él (Flowerhorn, Vieja synspila, Rey midas y pocos más) en acuarios muy grandes (de más de 1500 litros) y siempre que todos los peces sean introducidos a la vez y en la fase juvenil. Su agresividad puede atenuarse si en el tanque hay suficientes escondites para todos los peces. Jamás hay que mantener a más de un macho en el mismo acuario ya que pelearían hasta la muerte, ni tampoco conviene introducir un nuevo pez en un acuario que ya esté habitado por un Terror rojo; Acabaría devorado o salvajemente asesinado.
A pesar de que su mantenimiento es muy fácil su reproducción en cautividad es bastante complicada de conseguir especialmente debido a lo difícil de formar una pareja reproductora. Para ello se debe empezar manteniendo, en acuarios muy grandes, a unos seis ejemplares muy jóvenes hasta que sean sexualmente maduros. A partir de entonces se pueden distinguir a los machos de las hembras e ir observándolos hasta que se note que dos de ellos muestran señales de amor. En ese momento se separan de los demás y se instalan en un acuario a parte totalmente solos. La formación de una pareja con un macho y una hembra desconocidos suele acabar con la muerte de la hembra, y cualquier otro pez que haya en el acuario acabará muerto dada la extrema territorialidad del macho (que mantiene incluso fuera de la época de freza y aunque esté sin hembra alguna). Exceptuando la dificultad de lograr una pareja reproductora, la freza es relativamente fácil de conseguir, pues se produce de forma espontánea sin que se deban variar las condiciones del agua y hasta ocho veces al año. Primero el macho excava un profundo agujero en el suelo al que atrae violentamente a la hembra para cortejarla. La hembra expulsa varios cientos de huevos que son, acto seguido, fecundados por el macho y después custodiados por la madre. El macho se desentiende casi completamente de la puesta y continua acosando a la hembra para que vuelva a frezar, por lo que conviene separarlo para no estresar más a la sufrida hembra. La eclosión ocurre en unos dos o tres días y los alevines son guiados por su madre en todo momento. Crecen con bastante rapidez y se pueden alimentar perfectamente de alimento seco finamente pulverizado. Al cumplir el primer mes de vida son totalmente independientes y pueden separarse de su madre. Son bastante resistentes a la polución del agua pero los más pequeños suelen ser devorados por sus hermanos mayores, por lo que es recomendable, en caso de querer conservar el mayor número posible de alevines, ir separándolos por tamaños. Es indispensable la vigilancia continua del proceso de puesta ya que si la hembra no es capaz de desovar el macho la mata indiscriminadamente. Únicamente cuando todo el cuerpo de la hembra adquiere un vivísimo color carmesí está completamente lista para frezar.

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