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jueves, 29 de mayo de 2014

Mangifera indica - Manguero

El Mango, uno de los frutos exóticos por excelencia, es cada vez más consumido debido a que cada vez se importa en más cantidades y a que su precio se va reduciendo lenta pero constantemente. De sabor dulce, muy agradable y muy jugoso, se trata de un fruto tropical cuyas mayores plantaciones se encuentran en suramérica tropical (Ecudor, Colombia, norte de Brasil, Venezuela, ...) pero que se está extendiendo hacia zonas más al norte y al sur (existen, por ejemplo, plantaciones de modesto tamaño en las islas Canarias) debido al calentamiento global y al incremento de la duración de las estaciones secas en muchos sitios, lo que potencia enormemente la formación de los frutos. A pesar de que se cultiva casi exclusivamente en suramérica, el Manguero es originario del sureste asiático y de la India, pero todas las plantaciones comerciales que se encuentran en el mundo están formadas por árboles híbridos obtenidos por injerto.

El Manguero es un árbol de grandes dimensiones: Alcanza hasta 30 metros de alto (sólo llega hasta los 15 o 20 en zonas fuera de los trópicos) y el tronco puede llegara más de dos metros de diámetro. El tronco es de color marrón oscuro y se desprende en placas largas y rugosas. Suele ramificar a poca altura (como mínimo a dos metros) y dispone de determinadas ramas principales que tienen la función de soportar todo el peso de la copa y mantener la forma de las mismas. Las hojas son alternas, de hasta 15 - 20 centímetros de largo por unos 4 o 5 de ancho, tienen los nervios muy marcados, el tejido foliar bastante fino y están cortamente pecioladas. Son persistentes y sólo se caen en una cierta cantidad después de cada estación seca, tras la fructificación, para renovarse espontáneamente. Tienen un color verde muy intenso. Las flores son muy pequeñas, tetrapétalas y de color rosado, hermafroditas y muy numerosas. Se disponen en densas panículas que surgen de las zonas terminales de cada rama que se encuentre en desarrollo. La gran abundancia de flores y su color rosado tiñen de un bello matiz dulce la zona de la copa más expuesta al sol. A pesar de que se producen decenas de miles de flores, de cada panícula surgen sólo dos (como mucho tres) frutos ovoides, grandes, carnosos y atractivos. Disponen de una piel suave, cerosa y ligeramente aromática cuyo color es verde antes de madurar y rojo intenso cuando lo hace. La pulpa es jugosa, carnosa, de color anaranjado, muy dulce y sabrosa con una leve nota de acidez. En el centro del fruto se ecuentra una vaina fibrosa, muy dura y elíptica que mide casi lo mismo que el largo del fruto y que contiene, normalmente, un único embrión blando y frágil envuelto por una membrana marronosa. 
El cultivo del Manguero es muy fácil incluso en las zonas subtropicales e incluso templadas donde los inviernos no sean excesivamente fríos, aunque en estos últimos casos su desarrollo es bastante más lento y nunca llega a alcanzar las immensas proporciones a las que llega en los trópicos. La temperatura es claramente un factor bastante limitante para su desarrollo, pues no es lo que se dice muy resistente al frío (si bien tolera temperaturas de hasta -2 ºC siempre que se trate de un árbol adulto y bien desarrollado y que la situación de heladas dure poco tiempo, no más de tres o cuatro días) por lo que en zonas caracterizadas por inviernos demasiado severos y largos no sobreviven. A pesar de que temen el frío extremo, un cierto periodo con temperaturas comprendidas entre 10 y 15 ºC es bastante beneficioso ya que disminuye sensiblemente el crecimiento vegetativo y ayuda a que, a la siguiente temporada, su desarrollo sea más vigoroso y que produzca más fruta. El Manguero es conocido por su resistencia a las temperaturas extremas y a los ambientes muy secos, pues en muchas zonas de la tierra llega a soportar máximas algo superiores a los 50 ºC y valores cercanos al 0 % de humedad relativa durante muchos meses sin prejuicios aparentes, llegando a ser casi insensible al fuego. Segun el uso que se le quiera dar a este árbol, el tipo de suelo puede variar; Así, si sólo se desea tenerlo verde durante todo el año basta cualquier tipo de suelo siempre que no sea excesivamente arcilloso y que no se sature excesivamente de agua ya que el Manguero es muy sensible a la pudrición radicular. Si se desea usarlo como frutal el suelo debe ser más bien arenoso o, como mucho, de textura francoarenosa para permitirle pasar un periodo de estrés hídrico que produce la inducción floral y, por consiguiente, la fructificación. La necesidad de agua del Manguero tambien puede variar en función del uso que se le dé, siendo suficiente con un riego semanal durante todo el año (o una vez cada tres semanas si la temperatura invernal es algo baja) y debiendo manejar los riegos metódicamente cuando se usa como frutal ya que necesita pasar un periodo de sequía indispensable para la formación de las flores. En realidad, este árbol puede producir frutos en cualquier clima sin inviernos excesivamente fríos aunque lo hace mejor en zonas tropicales caracterizadas por tener medio año húmedo y lluvioso (se produce el crecimiento vegetativo) y otro medio año seco y caluroso (se produce la floración), pero en cualquier caso es necesario que no falte el agua desde el momento en el que se empiezan a formar los Mangos ya que pueden perderse si la falta de agua es importante. En zonas donde solamente existe una estación cálida, es decir, que se dá un invierno poco frío, tanto el crecimiento vegetativo como la floración y la fructificación ocurren en verano, siendo las producciones menores que en los trópicos pero más fáciles de conseguir ya que basta mantener el árbol en un suelo que no retenga demasiada agua de forma permanente (ya que si no no florece) y regarlo una vez a la semana. Tolera los suelos alcalinos (aunque el pH ideal está entre 5 y 6) e incluso los levemente salinos (no más de un 8 % de sal) siempre que sean bastante arenosos. El Manguero demanda muchísimo sol para florecer y fructificar correctamente, por lo que lo mejor es ubicarlo a pleno sol. A pesar de que puede tolerar los sombreamientos ligeros (que incluso llegan a beneficiarlo en zonas extremadamente cálidas y secas) no conviene pasarse ya que su crecimiento se ralentiza considerablemente y se inhibe por completo la floración además de verse aumentada su sensibilidad a las plagas y las enfermedades. Este árbol es un gran demandante de nutrientes y materia orgánica en el suelo, por lo que los abonados con productos líquidos o sólidos para reestablecerlos son indispensables para él. La incorporación de materia orgánica en el suelo (restos vegetales, estiércol descompuesto, restos de animales, ...) son muy recomendables. La enfermedad más grave que sufre este árbol es la Seca del Mango, una patología sumamente grave y destructiva cuyo organismo causante se encuentra en casi todas las plantaciones de Mangueros. Similar a la Grafosis del Olmo, esta enfermedad se distingue por la marchitez y el posterior secado progresivo de todas las ramas principales y adventícias del árbol a medida que el patógeno invade las raíces correspondientes. El árbol afectado muere irremediablemente en pocos meses y no existe cura posible.
Teniendo en cuenta que la fructificación del Manguero es prácticamente imposible en ambientes muy húmedos o si está en suelos que retengan mucha agua, plantarlo cerca de un estanque de agua dulce no es aconsejable a menos que únicamente se desee contemplarlo verde de forma constante. Como su crecimiento y desarrollo es bastante rápido (más si no tiene que invertir fuerzas para crear frutos) es un árbol excelente para crear sombra en zonas cercanas al agua y, por lo tanto, para mantener plantas que no gusten del sol directo como Calatheas, Clivias, Hortensias y Gardenias entre otras. Su asociación con otros árboles sólo es posible si son igual de grandes que él y pueden frenar algo la expansión de su copa ya que tiende a ocupar un gran espacio quitándoles luz y nutrientes a otros árboles. Especies como Robinias, Pinos, Álamos y otros árboles de crecimiento rápido son buenas para crear una bella composición arbórea. A pesar de que sobrevive en terrenos muy húmedos no conviene situarlo demasiado cerca del agua ya que sus raíces terminan pudriéndose a largo plazo. A su tronco y ramas se pueden adherir algunas plantas epífitas.
Este árbol se suele propagar de forma vegetativa mediante injerto sobre pies de Mangueros obtenidos mediante semilla. Para ello es necesario cultivar un árbol nacido de semilla hasta que el tronco central tenga unos 5 centímetros de diámetro y cortar de forma diagonal el mismo a unos 8 centímetros del suelo de forma que el corte presente una ligera hendidura. Acto seguido se corta una rama del mismo diámetro que el pié de un árbol adulto de forma que encaje en la hendidura practicada al pié patrón. La unión entre ambos tejidos se fija con cinta aislante o un cordel lo bastante fuerte para evitar que se caiga y se vigila atentamente su evolución durante un mes. El crecimiento se suele reanudar al cabo de un mes del injerto y se obtiene un árbol idéntico al que se ha cortado la rama para injertar. La propagación mediante semillas es más sencilla pero ofrece el inconveniente de que los árboles resultantes no suelen tener las mismas características que el árbol del que provienen. Para obtener la semilla de un Mango hay que eliminar la pulpa hasta dejar libre el hueso elíptico que contiene. Este se corta, con muchísimo cuidado, por uno de los bordes tirando luego de las dos mitades para que se separen por completo. Se debe retirar la membrana marronosa que rodea la semilla e, immediatamente, se siembra en un suelo bastante suelto y que se mantenga siempre húmedo. La temperatura debe mantenerse en torno a los 26 - 28 ºC y la humedad relativa siempre por encima del 60 %. Para mejorar la germinación es mejor dejar la zona estrecha de la semilla levemente expuesta al aire libre pero la humedad debe ser siempre muy elevada ya que cuando la raíz surja puede secarse en caso contrario (esto se puede evitar enterrando completamente la semilla y retirando luego el exceso de sustrato de los alrededores del brote en cuanto empiece a surgir. El proceso de germinación de la semilla del Mango es my rápido: La raíz emerge al cabo de poco menos de 48 horas y el brote al cabo de dos o tres días después. Una vez las primeras hojas estén formándose se traslada la plántula a un sitio bien iluminado (incluso mejor que les dé algo de sol cada día) hasta que estén completamente formadas, momento en el que se trasplantan a su lugar definitivo. Es imprescindible que, hasta que el árbol no tenga al menos tres o cuatro años, que la temperatura no baje nunca de los 10 ºC ya que se puede producir la muerte completa de un árbol joven.




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