¡¡¡TRADÚCELO!!!

miércoles, 17 de julio de 2013

Ulva Lactuca - Lechuga de mar

Las macroalgas verdes conocidas como Lechugas marinas son muy abundantes en todos los mares y océanos templados del planeta, encontrándose en grandes cantidades en las zonas poco profundas (entre 1 y 20 metros), especialmente en las charcas intermareales bañadas por una luz muy intensa y con o sin fuertes corrientes. Se trata de algas bastante populares en los acuarios (especialmente los de agua fría, si bien se adaptan con bastante más dificultad a condiciones más propias de los océanos tropicales) y que resultan ser un manjar exquisito para cualquier animal hervívoro (especialmente los peces Cirujano y las Salpas las devoran en grandes cantidades), sirviendo de refugio a crías y larvas de muchas especies de crustáceos. En algunos lugares del mar Medirerráneo son consideradas algas invasivas al cubrir rápida y excesivamente grandes superficies rocosas superficiales comprometiendo el desarrollo de otras especies de algas y de algunas Anémonas que habitan en esas mismas zonas.

Se trata de una macroalga con una forma bastante distinta a la que suelen presentar el resto de algas. Casi toda la superfície visible de la estructura vegetativa la conforma el talo (siendo la única estructura fotosintética de estas algas), compuesto por dos capas de células superpuestas, muy flexibles y bastante resistentes, que vistas desde fuera tienen el aspecto del papel de celofana verde. Las curvaturas del talo recuerdan vagamente a las hojas de las lechugas, de ahí su nombre común. Las células del talo se agrupan unas al lado de otras de forma indefinida, alcanzando un tamaño muy considerable (hasta un metro de largo e incluso más, pero no superando nunca los 7 cm de altura). Debajo del talo se encuentran los rizoides, casi invisibles a simple vista, que a pesar de ser muy pequeños se anclan con gran fuerza al sustrato de forma que es prácticamente imposible arrancarlos de las rocas sobre las que se fijan. De toda la superfície del talo sobresalen pequeñas frondas (a menudo sólo visibles mediante microscopio) que realizan el intercambio gaseoso con el agua y la captación de nutrientes de la misma. Únicamente se puede distinguir de la especie U. Rigida observándo los tejidos del talo en un microscopio: Mientras que las hileras de células de U. Lactuca son curvadas, las de U. Rígida son rectas). Es imposible diferenciarlas externamente. La caracteristica más llamativa de esta macroalga, a parte de su inusual forma, reside en su intenso color verde, que sólo conserva si recibe una gran dosis lumínica de forma continuada. En caso contrario el color verde se va aclarando.

Son macroalgas muy llamativas cuyo intenso color verde y particular configuración física las convierten en las preferidas para todos aquellos aficionados a los acuarios marinos. A esto se une la facilidad para encontrarlas en la naturaleza y a su fácil adaptación a las condiciones de vida de un acuario, siendo, segun muchos, más resistente que la popular Caulerpa Prolifera. Las condiciones ideales para su mantenimiento en perfecto estado comprenden una temperatura alrededor de 10 y 20 ºC y una densidad entre 1.028 y 1.030, si bien puede tolerar hasta 32 ºC de temperatura y un intérvalo de densidades comprendido entre 1.017 y 1.033, condiciones estas que reducen el crecimiento de estas algas y dificultan su adaptación a un acuario. Para que se mantengan bien verdes y vigorosas es necesaria una iluminación muy intensa (más de 1 watio por litro compuesta por tubos blancos y azules, tolerando incluso sol directo sin ningun problema), aunque pero sobreviven perfectamente con hasta 0,4 watios por litro disminuyendo su tamaño, su crecimiento y aclarándose mucho su tonalidad verdosa. La presencia de fuertes corrientes ayuda tambien a su buena salud. Son muy resistentes a las variaciones bruscas de los parámetros acuáticos (densidad especialmente) y toleran concentraciones de nitrógeno muy elevadas (hasta 600 ppm de nitrato y hasta 30 de nitrito y amonio) que además aprovechan para crecer, lo cual explica que sean muy abundantes en ciertos mares cerrados o en costas muy urbanizadas. Mantenidas en buenas condiciones pueden llegar a alargar sus talos unos 5 o 7 centímetros cada semana. Otra de las particularidades de estas algas consiste en la capacidad que tienen para retener muchos nutrientes en sus estructuras, siendo una importante fuente de alimento (especialmente proteínas e hidratos de carbono) para muchas criaturas marinas y, además, barriendo rápidamente del agua cualquier rastro de nitrógreno. No hay que preocuparse si se ven algunas zonas del talo descoloridas: Significa que la vida útil de esa zona ha acabado, que acaba desintegrándose y soltando los nutrientes asimilados al agua. Sin embargo, un nuevo trozo de talo se desarrolla de nuevo en muy poco tiempo y asimila los nutrientes desechados por la zona muerta, sustituyéndola.
Al igual que todas las algas marinas, se nutren mediante fotosíntesis, proceso que les proporciona, a partir de la luz y el dióxido de carbono, prácticamente el 100% de los nutrientes primarios que necesitan para subsistir (principalmente azúcares), expeliendo oxígeno gaseoso al agua. La fotosíntesis se realiza en el talo, y sólo un 1% de los nutrientes adicionales (hierro, nitrógeno, fósforo y demás) son absorbidos por las minúsculas frondas presentes en el talo. Aunque no es en absoluto necesario, se benefician de los distintos elementos traza aditados comunmente en los acuarios (básicamente hierro) cuando se utilizan para nutrir a los corales. Cuanto más hierro tengan en su interior, más intenso y brillante será el color verde del talo.
Es muy aconsejable su mantenimiento en acuarios debido a que supone una beneficiosa fuente de alimento para prácticamente todas las especies de peces e invertebrados que viven en ellos. Algunos peces las devoran en gran número (como las Salpas y los peces Cirujano) siendo cruciales durante la fase de adaptación de éstos al acuario. Muchos crustáceos las usan como refugio (especialmente anfípodos, copépodos y crías de canrejo) y algunos caracoles hervívoros sacian su hambre con ellas. Sin embargo, es necesario controlar la actitud de los habitantes del acuario para evitar que las exterminen por completo. Siempre es aconsejable tener, en un recipiente a parte, un cultivo madre para ir introduciéndolas en el acuario principal si hace falta. No soportan las toxinas excretadas por las Anémonas ni por algunos corales como las Euphyllias, así como los venenos segregados por los peces Cofre. En condiciones apropiadas se convierten en algas potencialmente invasoras que crecen descontroladamente cubriendo casi la totalidad de las zonas sólidas del acuario, lo que puede acabar con los demás animales fotosintéticos que haya. Uno o dos peces devoradores de algas son más que suficientes para controlar este problema.
Su propagación en un acuario es extremadamente sencilla: basta con cortar un trozo del talo (no es necesario que lleve rizoides) y enterrarlo en el sustrato o fijarlo sobre una roca o sobre cualquier otro sólido presente en el acuario. Segun las condiciones de mantenimiento tarda más o menos tiempo en crear rizoides y empezar a realizar la fotosíntesis, desarrollándose una nueva mata independiente. También se reproducen por si mismas hechando nuevas porciones de talo desde la base, que pueden cortarse antes de que hechen rizoides y posicionarse en otro sitio para que se desarrollen.






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