Coleus Blumei - Cóleo

Las plantas, vivaces o anuales, conocidas vulgarmente como Cóleos, forman un grupo de más de 100 especies algunas de las cuales son muy apreciadas como plantas de Interior por sus magníficos colores. El Cóleo de toda la vida, cuya característica más distintiva son sus bellamente coloreadas hojas, es una planta anual o vivaz (segun cómo se la cultive) que se encuentra en las selvas tropicales del sureste Asiático, donde vive a nivel de sustrato y en las zonas más húmedas de la selva, especialmente cerca de los cursos naturales de agua. Su resistencia y adaptabilidad a todo tipo de suelos y temperaturas hacen de ella una de las plantas más demandadas por los aficionados a las plantas.

Se trata de herbácas de porte vertical o arbustivo (ello depende de si se van pizando regularmente los tallos más largos) con hojas dispuestas de forma opuesta y ligeramente tomentosas (recubiertas de una fina pelusilla). Cada tallo puede medir hasta un metro de largo y dos centímetros de diámetro, mientras que las hojas suelen medir unos diez centímetros de largo y seis de ancho. Las flores, dispuestas en una espiga que nace de la base de las hojas, son muy pequeñas, de color violáceo y sin calidad ornamental alguna. Gracias a los cruces e hibridaciones llevados a cabo por los viveristas, los colores de esta planta son extremadamente variados. Mientras que en todos los casos el tallo es de color verde claro las hojas pueden adquirir muchos tipos de patrones. Así, algunas tienen los bordes de las hojas verdes y el resto de la superfície de color granate, púrpura, rojo, amarillo, marrón y muchos más colores, a veces con el nervio central y parte de los laterales cubiertos de color magenta muy intenso.

El cultivo de esta planta es muy sencillo. Sólo exigen dos cosas: Una luz muy intensa y bastante agua en el sustrato, característica esta que las convierte en plantas ideales para adornar los bordes de estanques y acuaterrarios. La cantidad de luz que necesitan es generalmente muy alta, aunque segun el color de las hojas, algunas variedades requieren más cantidad de luz que otras. Las variedades con colores magentas, rojos o similares requieren muchísima luz, por lo que se requieren potentes luces artificiales en caso de que se cultiven en exteriores o algo de sol directo (principalmente el de las mañanas) si se mantienen en estanques exteriores). Las variedades que no tengan estos tonos llamativos se conforman con estar en una habitación muy iluminada sin necesidad de luz artificial ni sol directo. Hay que tener mucho cuidado con el sol, ya que si incide demasiado sobre las hojas las amarillea. Si no reciben suficiente luz las hojas pierden sus colores y se quedan totalmente verdes. Se adaptan muy bien a muchos tipos de suelos (excepto a los excesivamente arcillosos u otros que retengan demasiada cantidad de agua, que pudren las raíces) siendo el ideal para su cultivo la tierra normal de jardín o el limo de río (mejor mezclar ambos para conseguir más retención de agua y drenaje) que debe mantenerse siempre húmedo. Si el suelo no tiene suficiente agua las hojas se ponen lacias y decaen, avisando de cuando necesitan ser regadas. No deben incorporarse abonos a base de potasio ya que se favorece la floración, proceso que si se completa causa el final de la vida de la planta. Para evitar esto se deben aditar sólo abonos de nitrógeno (que favorecen el crecimiento vigoroso de las hojas y los tallos) o cortar las inflorescencias tan pronto como se vean nacer. El pinzamiento o poda de los tallos largos evita que la planta crezca sólo en vertical, creando a veces tupidos arbustitos de gran calidad ornamental. Estas podas se deben realizar a principios de invierno cuando se inicia el reposo invernal. Como toda planta tropical, el Cóleo no tolera el frío excesivo (a partir de 5 ºC la planta empieza a morir) por lo que hay que protegerla del frío extremo y de las heladas metiéndola en un invernadero o en casa. Tampoco lo gustan los ambientes demasiado secos, por lo que en climas con veranos cálidos y secos (como las regiones Mediterráneas) esta planta debe ser regada casi cada día además de que el sustrato debe vaporizarse constantemente. Las pulverizaciones de las hojas, aunque pueden hacerse esporádicamente, no son recomendables, pues los pelillos que tienen se pudren rápidamente y, con ellos, todas las hojas pueden morir.

Debido a su necesidad de suelos permanentemente húmedos y con gran capacidad de retención de agua, los Cóleos son ideales para los bordes de un estanque o acuaterrario, donde deben plantarse en las zonas superficiales del suelo evitando que las raíces entren en contacto directamente con el agua, algo que produce la muerte de la planta. Para evitar esto se pueden poner en montículos construidos con piedras y ladrillos o, debido a su pequeño tamaño, en macetas muy amplias con la base en contacto con el agua (no más de uno o dos dedos). Si se plantan varios Cóleos de colores distintos en el mismo lugar se forman bellísimas composiciones de color que adornan perfectamente cualquier lugar del estanque. En acuaterrarios hay que mantenerlas plantadas en macetas pequeñas lejos del agua, aunque pueden usarse rocas para construir montículos y hacer más decorativo el conjunto. Son ideales para combinaciones ribereñas con Calas, Orquídeas y Lirios.

Estas plantas pueden multiplicarse mediante semillas y esquejes. Las semillas se siembran directamente en su lugar definitivo en invierno en los hemisferios norte y sur y durante todo el año en las zonas ecuatoriales. Estas semillas germinan en dos semanas. Es mucho más sencillo propagarlos por esquejes, ya que además de la facilidad del proceso se puede hacer en cualquier momento del año independientemente del clima. Para ello hay que cortar uno de los tallos de la planta principal (unos tres centímetros antes del nudo que se desee), despojar la parte inferior de hojas y poner ésta en contacto con agua tibia. En pocos días hechan raíces y pueden ser plantados en un nuevo lugar.