Considerado por muchos como el pez más sabroso y delicioso de todos los mares del mundo, el Rodaballo es actualmente cultivado extensamente en piscifactorías para preservar a los animales salvajes, muy escasos. Se trata de peces bentónicos que pasan toda su vida en contacto con el fondo, con el que se mimetizan a la perfección debido al colorido de la zona dorsal. Viven asociados a fondos de arena, fango o grava a profundidades comprendidas entre 1 y 100 metros. Suelen vivir en pequeños grupos. La talla mínima para el consumo es de 30 centímetros, siendo obligatorio devolver al mar cualquier ejemplar pescado que no exceda esta longitud.
A diferencia de los peces a los que estamos acostumbrados a ver, el rodaballo no tiene un ojo en cada costado, sino que los dos se encuentran en una sola cara. El cuerpo, muy comprimido lateralmente, se orienta horizontalmente al fondo, lo que le permite desplazarse sobre él y buscar comida con su boca medianamente súpera y repleta de pequeños pero fuertes dientes. Las aletas dorsal y anal tienen el mismo tamaño, mientras que carecen de aletas ventrales. Sí poseen, sin embargo, una aleta pectoral en la zona superior. La aleta caudal tiene forma romboide. Su librea está específicamente adaptada para camuflarse sobre los fondos sobre los que se mueven, pero como el color del fondo es distinto en cada zona, hay una gran variabilidad en el color de estos peces. Lo más normal es que presenten una base de color beis claro con una serie de manchas marrones más o menos grandes repartidas por todo el cuerpo (aletas y alrededores de los ojos incluidos). La zona inferior del cuerpo (llamada cara ciega) es totalmente blanca. A pesar de que se han pescado ejemplares de un metro de longitud, en cautividad no suelen superar los 40 centímetros de longitud. Pueden vivir más de 10 años.
Estos peces presentan la gran ventaja de ser muy adaptables a muchísimos tipos de recipientes, variables ambientales y a todo tipo de alimentos, por lo que se crían con mucha facilidad en un acuario siempre que se respeten ciertas normas. El volumen del tanque no debe ser menor de 400 litros, siendo necesario que la base tenga una superficie amplia para que puedan moverse a sus anchas sin ningun problema (es recomendable que la superficie de la base sea de uno o, mejor aún, dos metros cuadrados). Es una buena idea adquirir un tanque cúbico o de los que se usan en las tiendas para cultivar corales, ya que la superficie de la base es amplia. Lo más importante para criar a estos animales, además del espacio, es el sustrato. Es imprescindible que sea lo más fino posible y que tenga un grosor de unos diez centímetros como mínimo para facilitarles la posibilidad de enterrarse, excavar y moverse sobre el mismo sin que su delicada piel se dañe. No es imprescindible colocar abundantes adornos sólidos (de hecho, se conforman con una o dos rocas grandes en cada lado del acuario) ya que se sienten mucho más seguros de este modo. El movimiento y la oxigenación del agua deben ser intensos, y es fundamental poseer unos excelentes sistemas de filtrado y espumado para tratar las ingentes cantidades de desechos que producen (algo común en todos los peces planos). La densidad puede variar entre 1.018 y 1.030 y la temperatura entre 18 y 30 ºC, debiendo mantenerse a 0 ppm tanto el nitrito como el amoniaco (aunque temporalmente toleran hasta 1 ppm de cada compuesto) y el nivel de nitratos no debe exceder las 50 ppm (tolerando hasta 500 ppm, situación en la que el riesgo de que enfermen aumenta muchísimo). A pesar de que hay quien asegura que viven perfectamente en aguas contaminadas y en muy mal estado es mejor no arriesgarse ya que, bajo estas condiciones, son muy propensos a contraer todo tipo de enfermedades.
Los Rodaballos son animales extremadamente voraces que se comen todo aquello que sea comestible, por lo que su alimentación en cautividad no plantea ningun problema siempre que se aclimaten ejemplares salvajes muy jóvenes o adultos nacidos en criadero, pues los adultos salvajes mueren rápidamente al no alimentarse. Su dieta natural la componen, por lo general, peces, moluscos y crustáceos, aunque ocasionalmente pueden comer algun trocito de alga o lechuga bien lavada. Para mantenerlos en perfecto estado es imprescindible que su dieta sea fundamentalmente carnívora (peces vivos y muertos, trozos de gamba o pescado, Tuibifex congelados y demás), complementándola una vez a la semana con una toma vegetal en forma de pastillas, copos o alimentos vegetales diversos. Es normal que durante los primeros días de cautiverio muestren cierta negatividad a alimentarse, algo que se soluciona repartiendo peces vivos profusamente.
Se trata de peces muy tranquilos y asustadizos que no se muestran agresivos hacia otras especies, si bien pueden incordiar algo a peces recién llegados a su acuario, pero a menos que el pez en cuestión sea demasiado pequeño (en cuyo caso es devorado rápidamente) no pasa nada. Únicamente pueden mantenerse varios Rodaballos juntos si todos se introducen en el tanque a la vez y en la fase juvenil, pues un pez desconocido es rechazado violentamente, desencadenándose violentas peleas que acaban con la muerte. No es compatible con peces demasiado pequeños que entren por su boca (como algunas Damiselas, Gobios, Lábridos y peces jóvenes) ni con ningún tipo de crustáceo o molusco, pues son la base de su dieta. Pueden ser mantenidos sin problemas con otros peces de gran tamaño como Salpas, Sargos, Escórporas y Lubinas, aunque pueden darse problemas de territorialidad con otras especies que habitan en el sustrato como peces Araña, Rémoles y Platijas, algo que no pasa en acuarios muy grandes. Un último apunte: Es mejor dejar los alimentos cerca de ellos ya que si se dejan en la superficie los demás peces acaban comiéndoselo todo antes de que llegue a los Rodaballos.
El proceso reproductor de los Rodaballos es uno de los más estudiados y conocidos entre todos los peces marinos. Durante la época de freza, que se da entre principios de primavera y finales de verano, los adultos se desplazan hasta aguas poco profundas, donde dispersan sus huevos comunitariamente en medio de la columna de agua. Los huevos se mantienen en suspensión con el plancton durante unos cinco días, cuando eclosionan. Durante los 60 o 70 días que dura el paso de embrión a ejemplar jóven, las crías se mantienen en las capas superficiales del océano, donde se alimentan de plancton. Pasado este tiempo, bajan al sustrato para alimentarse de invertebrados. Crecen con bastante rapidez. En cautividad la reproducción se consigue mediante el desove manual. Los alevines son alimentados desde el principio con Rotíferos y, cuando tienen el tamaño suficiente, con Artemia recién eclosionada. Están listos para la venta en el mercado cuando pesan unos dos kilogramos.
Todo lo necesario para cuidar bien a los peces de acuario y a las plantas de jardín e interior.
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