El acuario marino representa el súmmum de la acuariofília. Su poder decorativo y la increíble e inusual variedad de animales que pueden mantenerse en él hacen que sea un pasatiempo muy buscado por muchos a pesar de ser una instalación bastante cara y delicada, pues requiere equipamiento y decoración específicos, unas condiciones de funcionamiento muy concretas y atenciones constantes y laboriosas. A pesar de que los peces marinos se consideran, en general, muy delicados, lo cierto es que existen bastantes especies que se pueden mantener en una instalación marina doméstica que se adaptan muy bien y que viven durante muchos años siendo, además, bastante resistentes a las enfermedades. A pesar de que muchos aficionados (especialmente los principiantes) otorgan a sus peces marinos cuidados excepcionales y constantes, se dan un cierto número de circunstancias que favorecen la aparición de enfermedades más o menos graves que, en muchos casos, terminan exterminando a la gran mayoria de los peces que viven en un acuario. Existen muchos tipos de enfermedades que los peces marinos pueden sufrir en cautividad, aunque la que tiene una especial relevancia es la Oodiniosis (conocida tambien como enfermedad de los peces coralinos) considerada la enfermedad más mortal, desagradable y devastadora que puede darse en un acuario marino. A pesar de que el patógeno responsable de este problema puede causar tambien el mismo problema a los peces de agua dulce es en el agua salada donde sus efectos son más nefastos. A continuación adjunto información sobre los síntomas de la enfermedad, su tratamiento y su prevención.
Es importante mencionar que este parásito está siempre presente en cualquier acuario marino, sean cuales sean su tamaño y su salubridad, en forma enquistada y latente sobre las rocas, algas, sustrato, cristales, filtros, Corales y cualquier otra cosa que le pueda servir de soporte. A pesar de que tambien se puede encontrar en forma libre nadando en medio de la columna de agua, su número es tan irrisorio que las defensas naturales de los peces se encargan de mantenerlo a raya y, por lo tanto, de evitar que se reproduzca. El único momento en el que puede convertirse en una plaga parasitaria de gran envergadura es cuando se da cualquier circunstancia que debilite el sistema immunitario de los peces (estrés, mala calidad del agua, alimentación inadecuada, acoso constante por parte de otros animales, heridas superficiales, ...). De hecho, su altísima tasa de reproducción y su facilidad para invadir el organismo de los demás peces hace que sólo con invadir a un solo animal se creen suficientes bacterias para infestar a todos los demás peces que haya en el acuario. El ciclo biológico de este parásito empieza con un microorganismo que nada en mitad de la columna de agua y se adhiere a un pez cualquiera. Una vez allí se enquista bajo la piel del mismo y pasa por varias divisiones mientras se alimenta de los tejidos superficiales del huésped. Una vez ha pasado un cierto tiempo el quiste se desprende del pez enfermo y cae al fondo donde se abre liberando una gran cantidad de microorganismos que empiezan de nuevo el ciclo. Todas las especies de peces marinos considerados como ornamentales se pueden ver afectadas por el Oodinium, aunque existen especies muy propensas a él debido a que su sistema immunitario está poco desarrollado por naturaleza o que no disponen de la cantidad suficiente de defensas cutáneas para hacerle frente. Los peces pertenecientes a la familia de los Acantúridos (los Cirujanos) son los más propensos a sufrir Oodiniosis debido a que pierden totalmente el mucus superficial que protege su piel ante cualquier situación indeseable. Los peces Mariposa, los peces Ángel, algunos Lábridos y, en general, todos los peces que nadan constantemente largas distancias, son muy sensibles al Oodinium al tener poca cantidad de mucosa protectora (aunque en el caso de los Lábridos y los peces Ángel es menos posible la infección ya que su sistema immunitario está más desarrollado). Entre las especies más resistentes se encuentran los Pomacéntridos (peces Payaso y Damiselas), los Callonimodos (Mandarines), los peces Ballesta, los peces Cofre y los Tetraodóntidos (peces Globo) entre otros). Estas especies tienen o el sistema immune muy desarrollado (como los peces Payaso, las Damiselas y los peces Globo) o bien un sistema defensivo superficial extremadamente robusto e impenetrable (como los peces Ballesta y los peces Cofre) que los parásitos son casi incapaces de atravesar. En el caso de los Mandarines la infección es muy dificil ya que expelen una gran cantidad de mucosa externa protectora que, además, es venenosa, por lo que los parásitos no pueden atravesarla directamente para llegar hasta la piel. En lo que respecta a Corales, Anémonas, Crustáceos, Cerianthus y demás invertebrados, el Oodinium puede adherirse a ellos para enquistarse durante bastante tiempo hasta encontrar el momento en el que poder causar enfermedades, pero en ningun caso sin causarles ningun problema fisiológico.
Los síntomas de esta grave enfermedad son bien conocidos por todo acuariófilo marino medianamente experimentado. Inicialmente la infección se localiza en las branquias de los peces, a las que se adhiere y de las que se alimenta lentamente. En esta fase los síntomas se pueden confundir fácilmente con una insuficiencia respiratoria debido a la falta de oxígeno, a un pH demasiado bajo, a una temperatura demasiado elevada o a una situación estresante, por lo que es difícil determinar con exactitud la presencia del parásito en este momento. No obstante existen algunas señales que indican claramente que el Oodinium está en su fase inicial, como el hecho de que el pez afectado se rasca constante y desesperadamente en la zona branquial para aliviarse el picor. En fases más avanzadas el parásito se asienta sobre todo el cuerpo del pez: Ojos, aletas, cuerpo, región anal, ... Al debilitarse bastante su sistema immunitario. En este momento se puede apreciar el característico difuminado blanquecino semejante a una capa de hongos que se puede ver en todas las partes donde se han asentado los parásitos. Esta fase, en la que se considera que el daño es muy grave y prácticamente irreversible, los peces pliegan todas sus aletas, se aletargan en el sustrato, nadan formando eses y de forma desorganizada, se rascan desesperadamente contra todo lo que puedan rascarse y pierden el apetito adelgazándose gradualmente (aunque en algunos casos los peces comen como de costumbre sin problema alguno) y se dá, además, un oscurecimiento o palideamiento de los colores. El pez que se encuentre en esta fase avanzada suele acabar muriendo irremediablemente. Cabe decir que, además, los peces afectados por el Oodinium son fácilmente atacados por otros parásitos que se encuentren en el acuario como el del punto blanco, el de la Brooklynella o el del punto negro al estar el sistema immune del pez extremadamente dañado.
El tratamiento de la Oodiniosis ha sido muy debatido durante mucho tiempo ya que existen varios métodos eficaces que pueden ser totalmente inefectivos en ciertos tipos de acuarios. Muchos especialistas en ictiopatología han demostrado que la salud del medio ambiente de los peces influye directamente en su estado de salud. Así, cuanto más limpia esté el agua del acuario más sanos y resistentes serán los peces a un parásito determinado. Atendiendo a esto se puede concluir que cuando un pez está enfermo es porque el ambiente en el que vive no está en condiciones, por lo que en estos casos es mucho mejor corregir las situaciones incorrectas del acuario en vez de medicar con productos químicos que pueden dar al traste con todo el acuario por completo. Si la causa de la enfermedad es una situación estresante es suficiente con eliminar la situación que lo causa; Si el agua está contaminada es suficiente con descontaminarla; Si el acuario está superpoblado hay que despoblarlo o cambiarlo por otro más grande, si la alimentación es inadecuada hay que sustituirla por otra que sí lo sea y muchos más métodos que se pueden intentar para cortar la progresión de la enfermedad. Muchos aficionados han comprovado que los peces afectados por Oodiniosis se recuperan por completo en poco tiempo cuando se devuelve al acuario a las condiciones óptimas de funcionamiento sin necesidad de usar ningun producto químico (si bien es cierto que muchos mueren igualmente debido a que su sistema immunitario se ha debilitado tanto que han sido atacados por otros parasitos). Si este es nuestro caso, conviene guardar al menos tres meses de tiempo sin introducir nada en el acuario para evitar situaciones de estrés o contaminación que puedan hacer que el parásito se desarrolle de nuevo. Si se prefiere el tratamiento químico, el producto más adecuado es el sulfato de cobre (bien puro o en medicamentos que lo contengan), muy efectivo contra todo tipo de parásitos (especialmente los causantes del punto blanco y el mismo Oodinium) pero extremadamente venenoso para todo invertebrado que haya en el acuario, por lo que su aplicación queda estrictamente reservada a un acuario hospital en el que sólo esté el pez o peces enfermos. Hay que tener muy presente que existen bastantes especies marinas que no toleran el cobre en dosis elevadas (como los Cirujanos, algunos peces Mariposa, ciertos peces Ángel, ...) por lo que es necesario informarse bien sobre el tratamiento a utilizar en función de cuál sea la especie afectada. En el caso de que no se disponga de un acuario hospital se pueden tomar dos caminos: El uso de medicamentos especiales e inofensivos para los invertebrados y peces sensibles al cobre, que dan muy buenos resultados, o el uso de lámparas UV o ozonizadores para exterminar a los parásitos que se encuentren en la fase de natación libre. Pero incluso con el uso de productos químicos y esterilizadores, si no se corrige la situación principal que ha desencadenado la enfermedad la curación será imposible, por lo que el proceso que recomiendo es: En primer lugar, analizar el agua para ver si está contaminada, investigar si existen situaciones de estrés y reflexionar sobre la alimentación que les estamos dando a los peces; En segundo lugar, corregir todo aquello que sea susceptible de debilitar el sistema immune de los peces y, por último, medicar o esterilizar el agua adecuadamente (pero sólo si la enfermedad no desaparece con el segundo paso). De todo esto se deduce que la prevención se basa en mantener las situaciones susecptibles de diezmar las defensas de los peces a raya, aplicar una cuarentena a todos los peces recién adquiridos y observarlos bien en el comercio antes de comprarlos. Aunque sea tedioso es recomendable encuarentenar tambien a los Corales, a las Anémonas, a los Crustáceos (y hay quien dice que hasta a las algas o la roca viva) para evitar que los quistes que pueda haber en ellos se activen al entrar en el acuario.
Todo lo necesario para cuidar bien a los peces de acuario y a las plantas de jardín e interior.
¡¡¡TRADÚCELO!!!
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