Las plantas tapizantes son muy apreciadas en jardinería por la excelente función protectora que desempeñan contra la erosión hídrica y eólica, siendo además muy decorativas, de crecimiento ràpido y generalmente vivamente coloreadas. El mesembriantemo es una planta crasa tapizante originaria de Surafrica y que vive en las zonas más bien secas y cálidas del continente como el desierto del Kalahari. Es muy apreciada en jardinería por la profusión floral que tiene y por la variadísima gama cromática que estas ofrecen.
Se trata de una planta tapizante que crece a ras de suelo y formando entramadas mallas verdes y frondosas. Dispone de un tallo suculento corto (de unos cinco centímetros de largo), de color verde claro muy intenso con unas pocas hojas opuestas, carnosas, de color verde intenso y con forma de espátula, siendo además bastante pequeñas (no llegan al centímetro de largo ni a los 6 mm de ancho). Las flores emergen de cada axila foliar y están recubiertas por un cáliz carnoso, verde y muy duro. Las flores están formadas por un gran número de estaminodios (estructuras frágiles y vivamente coloreadas semejantes a pétalos) que rodean la zona reproductora consistente en un gran número de estambres y pistilos. Son polinizadas por insectos y dan paso a un fruto dehiscente llamado núcula. La gama cromática que exhiben las flores es muy variada: Púrpura, rosa, amarillo, violeta, naranja, blanco y mezclas bicromáticas entre otras. Una característica destacable de esta planta es la presencia, en todas las partes verdes de la estructura, de grandes cristales de calcio muy duros que tienen la función de proteger la planta del sol demasiado intenso. Es de destacar el escaso desarrollo de las raíces, por lo que esta planta es fácilmente arrancable del suelo donde crece a menos que este sea muy duro y pesado.
El cultivo del Mesembriantemo es muy fácil, al igual que ocurre con la immensa mayoria de plantas suculentas, siendo muy decorativa y resistente a todo tipo de condiciones ambientales y de mantenimiento. Para que se desarrolle espectacularmente y otorgue toda la intensidad de la floración es totalmente necesario que se cultive en un emplazamiento muy soleado, pues las flores únicamente se pueden desarrollar en su presncia y las hojas requieren, además, muchísima luz directa para la realización de la fotosíntesis. Las flores sólo se abren totalmente si reciben, como mínimo, unas 8 o 10 horas diarias de sol directo, en caso contrario durarán mucho menos tiempo y se desarrollarán en muy poco número. La cantidad de cristales de calcio presente en las partes verdes tambien menguará considerablemente en estos casos, por lo que la planta estará expuesta a problemas de desecación yu ataques parasitarios. Su mantenimiento en lugares excesivamente soleados es incluso beneficioso ya que tanto el tallo como las hojas y el cáliz floral toman un bellísimo tono rosa chillón. Es aconsejable cultivar esta planta en suelos totalmente arenosos (es perfecta la arena fina de las playas deltaicas) o mezclar con arena gruesa los suelos demasiado pesados y que retengan el agua de riego para aligerarlos. El Mesembriantemo no sobrevive en suelos que tiendan a apelmazarse excesivamente o que se mantengan siempre muy húmedos ya que sus delicadas raíces se dañan, asfixian y pudren con extrema facilidad. Es mejor que el suelo sea calizo, con un pH superior a 7,5, y que disponga de fuentes naturales o artificiales calcio que esta planta usa para la formación de los cristales duros con los que se protege de las sequías. El mantenimiento en suelos ácidos o deficitarios en calcio dará como resultado plantas endebles, muy débiles, cloróticas y sin cristales cálcicos en sus tejidos, por lo que morirán prematuramente y serán mucho más vulnerables a las plangas y enfermedades. El riego es muy poco importante en esta planta ya que dispone de estructuras de reserva en el interior de sus hojas que le permiten pasar bastante tiempo sobreviviendo en condiciones extremadamente secas. Por lo general se debe regar siempre dejando que el suelo se seque por completo entre riegos (es mejor dejarlo totalmente seco unas dos semanas) y de forma que no empiecen a aparecer síntomas de déficit hídrico caracterizados por la languidez general de la planta. Aun así los excesos de agua son nefastos ya que se pudren las raíces y, en consecuencia, toda la planta. Parece que tampoco disfruta en ambientes muy saturados de humedad o con escasa ventilación, por lo que no prospera en interior ni siquiera bajo la luz artificial más potente. Esta planta sobrevive en suelos muy pobres en nutrientes, por lo que no es necesario un abonado frecuente o periódico (basta una dosis mensual de abono para plantas crasas o de flor) para mantenerse con buen aspecto. Si se llega a presentar un problema de escasez de nutrientes será visible por la aparición de clorosis foliar, algo poco importante ya que se recupera muy rápido si se añaden quelatos de hierro al suelo. Cualquier exceso de nutrientes quema las raíces, por lo que no hay que pasarse. Como toda planta crasa, el Mesembriantemo está adaptado a la vida en ambientes muy tórridos y secos, por lo que es capaz de aguantar temperaturas muy elevadas (de hasta 60 ºC) durante mucho tiempo siempre que los riegos sean más regulares que de costumbre. No ocurre lo mismo con las bajas temperaturas: Esta planta es tremendamente sensible a las heladas (por debajo de 0 ºC la planta muere) pero puede sobrevivir en valores algo superiores a 0 ºC parando de crecer y abortando cualquier flor que tenga. Para mantener esta planta vigorosa y colorida es recomendable cortar los tallos demasiado largos al final del invierno. Debido a que se pueden autosembrar sin problema alguno no es raro que de una sola planta acabe resultando una superfície amplia y coloreada en poco más de tres años.
El Mesembriantemo agradece la proximidad de una fuente de agua para que el aire a su alrededor se mantebga siempre fresco y mínimamente humedecido. Si se planta en el sitio adecuado no será necesario regarla nunca. Se pueden disponer en grupos en las orillas de cualquier estanque de agua dulce cuya agua sea dura, como los que emulan los grandes lagos africanos, para asegurar un suministro de calcio a las raíces. Esta planta llega a muy poca profunidad (menos de 8 cm) por lo que se puede plantar muy cerca del agua siempre que el suelo esté muy suelto y aireado (si no es el caso, se puede disponer una capa de varios centímetros de arena fina en la orilla del agua) y no plantarla jamás en suelos que se mantengan siempre saturados de agua o excesivamente apelmazados ya que moriría sin remedio. No le convienen los sombreamientos ya que no florecería o lo haría con dificultad, por lo que deben plantarse en una ubicación muy despejada y soleada y siempre en estanques exteriores donde el sol directo sea abundante.
Estas plantas sólo se propagan mediante semillas, pues es un proceso tremendamente sencillo y además las semillas se pueden comprar a precios muy bajos. La siembra se puede realizar en cualquier momento del año o sólo en primavera y verano en zonas donde hiele en invierno. Las semillas se siembran en su lugar definitivo, bien a voleo (esparciendo las semillas al azar y cubriéndolas luego con más suelo) o enterrándolas selectivamente a unos cinco centímetros de profundidad. En ambos casos las germinación es más rápida si se siembran en arena fina y se mantiene ligeramente humedecida. Las plántulas brotan en dos o tres días (más si la temperatura es baja) y crecen con mucha rapidez. Las semillas conservan la facultad germinativa durante bastante tiempo después de sacarse del fruto. Tambien es posible su reproducción mediante esquejes de hoja tomados al final del invierno, que se tratan con hormonas de enraizamiento y se clavan en otro sitio. A pesar de ser bastante sencillo, el esquejado es mucho menos exitoso que la siembra de semillas, todo lo contrario de lo que pasa con Carpobrotus edulis, cuyos esquejes se pueden clavar en cualquier momento del año sin necesidad de tratarse con hormona y que, además, enraizan muy fácilmente.
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