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domingo, 9 de febrero de 2014

Magnolia Grandiflora - Magnolio

Los Magnolios son hermosísimos árboles de gran tamaño y envergadura muy apreciados por sus numerosas, llamativas y fragantes flores, aunque sus hojas de color verde intenso y con un llamativo brillo constituyen otro polo de atracción. Su distribución natural cubre la zona sureste de Estados Unido (desde Carolina del norte hasta Texas) y la península de Florida, aunque su resistencia a temperaturas bastante bajas ha propiciado que se extienda por todo el mundo como árbol ornamental, estando incluso naturalizado en algunas zonas. La madera y las flores cocidas forman una infusión usada para calmar los nervios, neutralizar los efectos de la Gota y mejorar trastornos digestivos. Es bastante fácil de cultivar y puede constituir un immejorable polo de atracción en cualquier jardín.
El magnolio es un árbol de gran tamaño y porte muy ancho, que puede medir 30 metros de altura pero de crecimiento extremadamente lento. Hay una gran cantidad de cultivares ornamentales que se diferencian básicamente por la disposición de las ramas y la forma de la copa. Las variantes de porte piramidal que ramifican a nivel del suelo y las que lo hacen a dos metros del suelo son las más comunes en jardines, calles y parques públicos, aunque existen variantes de copa redonda, oval y semiesférica. En cualquier caso, el tronco puede medir un metro de diámetro y la corteza tiene un color grisáceo muy oscuro, es muy lisa y escasamente fracturada y de excelente calidad para trabajos de carpintería, aunque su lentísimo desarrollo la convierte en una de las maderas más caras. Las ramas, muy largas y robustas, sostienen hojas opuestas, de unos 13 centímetros de largo por unos 7 de anchos, con la nerviación central muy marcada, muy coriáceas pero frágiles, con el anverso de color verde oscuro y muy brillante y el reverso de color marrón claro y piloso. Las flores, consideradas como unas de las más primitivas de la tierra, disponen de siete pétalos blancos con forma de lágrima dispuestos de forma helicoidal alrededor del pedúnculo floral y de un aparato reproductor en el centro con forma de espádice y compuesto por conjuntos varios pistilos rodeados por numerosos estambres que desembocan, cada uno de ellos, en un único carpelo. Estas flores duran muy poco tiempo (a veces menos de tres días) y desprenden un intenso y agradable aroma. La fructificación ocurre en torno a la zona reproductora del centro de cada flor, y se forman cápsulas dehiscentes fusionadas que contienen una única semilla con una envoltura roja y carnosa que emana un olor bastante desagradable cuando se desprende. El tamaño de los frutos depende de la cantidad de pistilos fecundados durante la floración, pudiendo medir, en algunos casos, hasta 18 centímetros de longitud y 8 de ancho. Cuando están maduros son marrones y secos, y mientras van haciéndolo adquieren un color rojo anaranjado muy vistoso. A pesar de que cada árbol puede producir muchos cientos de semillas cada temporada que caen alrededor del árbol raramente se produce el autosembrado ya que su viabilidad se pierde muy pronto.
Cultivar el Magnolio es sencillo ya que se adapta muy bien a la sequedad ambiental, al aire extremadamente seco o extremadamente húmedo, a las sequías severas, a la contaminación atmosférica y a la escasa exposición a la luz solar. El suelo para cultivar el Magnolio debe estar muy suelto, muy aireado, excelentemente drenado y debe tener un pH cercano al neutro, pues tanto los suelos excesivamente ácidos o alcalinos propician la aparición de la clorosis foliar (amarilleamiento de las hojas), reduciéndose la calidad y la vida del árbol afectado. Es ideal la tierra normal de jardín mezclada, en una proporción del 50/50, con arena de río de grano pequeño (al menos de un milímetro). No le convienen los suelos que tiendan a apelmazarse o que retengan demasiada agua (como suele pasar con los terrenos arcillosos) ya que es muy sensible a la asfixia radicular, problema que puede identificarse fácilmente ya que aparecen manchas negras y putrefactas en las hojas que se extienden rápidamente acabando con la vida del árbol. Para florecer abundantemente requiere una luz muy intensa, pudiendo ser ubicado a pleno sol pero procurando sombrearlo parcialmente si hace demasiado calor ya que sus hojas, extremadamente frágiles, se queman fácilmente. Por el contrario, si se le sombrea excesivamente forma pocas flores y de pequeño tamaño, inhibiéndose completamente el proceso de floración en los casos más graves. El color verde de sus hojas es más intenso cuanta menos luz reciba, por lo que hay que buscar la situación perfecta para que florezca bien pero, que al mismo tiempo, sus hojas permanezcan lustrosas y bellas. Este árbol no gusta de zonas poco ventiladas y saturadas de humedad que perjudican gravemente las hojas (puede llegar a pudrirse todo el árbol en poco tiempo), por lo que su mejor situación es en un lugar medianamente abierto y ancho donde se permita la circulación abundante del aire a su alrededor, pero siempre en exteriores ya que no se puede desarrollar en interior ni en invernaderos por este motivo. El riego debe ser generoso cuando haga demasiado calor y muy ocasional si hace frío, aunque en todo caso sin encharcar el suelo para evitar que las raíces se pudran. En lo que respecta a la temperatura, el Magnolio sobrevive en cualquier sitio en el que los inviernos no sean extremadamente fríos (no resiste temperaturas inferiores a - 5 ºC) y en zonas cercanas al Ecuador. En lugares donde se den bajas temperaturas en invierno y heladas débiles (- 2 ºC) este árbol detiene su crecimiento para retomarlo cuando llega de nuevo el calor aprovechando, además, para renovar algunas hojas del año anterior y floreciendo en éste mismo momento, mientras que en zonas donde las temperaturas sean altas durante todo el año florece y se desarrolla durante todo el año. Es un árbol de hoja perenne que no tolera nada bien las podas, aunque se puede mantener su copa con la forma deseada cortando alguna punta de las ramas más largas y viejas pero nunca en exceso ya que se eliminan muchas reservas del árbol y se compromete mucho su crecimiento, dándose incluso una inhibición permanente de la floración. El Magnolio requiere pocos nutrientes en el suelo ya que crece muy lentamente, aunque es sensible a las carencias de hierro (que producen clorosis), por lo que es recomendable abonar una vez al mes con un producto para plantas de flor (una vez cada dos semanas si está en macetas o contenedores). El abonado debe realizarse sólo durante la estación de crecimiento, pues cualquier exceso de fertilizante puede necrosar fácilmente las raíces. Para conseguir que dé más flores y viva más tiempo es recomendable eliminar las flores cuando empiecen a marchitarse ya que la fructificación agota mucho al Magnolio al consumir bastante energía.
El Magnolio se puede cultivar cerca de un estanque de agua dulce pero plantándolo siempre lejos de la misma para evitar la pudrición radicular a la que es muy sensible. También se puede poner en una maceta muy grande y colocar ésta cerca del agua, aunque el tamaño del árbol será más discreto. Es imprescindible que el suelo cercano al estanque sea muy suelto y que no retenga apenas agua, y sólo se debe cultivar en exterior en zonas bien ventiladas. Ofrece una agradable sombra y puede combinarse con otros árboles de gran tamaño. A su tronco se pueden adherir plantas epífitas.
La reproducción del Magnolio se realiza mediante semillas, acodos, injertos y estacas. El estacado es el sistema más empleado comercialmente pero a la vez bastante delicado. Se deben tomar las puntas semileñosas de las ramas más nuevas en verano (o durante todo el año en los trópicos) y untar la zona de corte con hormonas de enraizamiento. Seguidamente se clavan en un sustrato suelto y aireado y se mantienen a una temperatura constante de 25 ºC. Es indispensable que la humedad sea muy alta pero que, al mismo tiempo, exista una intensa ventilación alrededor de la estaca. En al menos un mes suelen enraizar y retoman su crecimiento con facilidad. Las semillas se pueden recolectar en cuanto se abran los frutos y sembrarlas immediatamente tras retirar su envoltura carnosa de color rojo. No hay que permitir que las semillas se sequen ya que pierden sus facultades germinativas, aunque se puede prolongar su viabilidad si se mantiene intacta su envoltura roja y se mantienen a unos 5 ºC de temperatura. La germinación suele ocurrir al cabo de mucho tiempo (a veces hasta un año y medio o casi dos), creciendo las plántulas con mucha rapidez. El injerto y el acodo se usan para obtener variedades híbridas destinadas al uso ornamental, siendo un proceso práctico y sencillo pero bastante caro. Hay que tener presente que el Magnolio se toma un largo proceso de maduración antes de florecer: Los árboles nacidos a partir de semillas tardan aproximadamente 15 años en florecer, mientras que los obtenidos mediante estacas, injertos y acodos suelen tardar algo más de 2 años.

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