Las especies vegetales pertenecientes al género Echinodorus son plantas palustres originarias de la cuenca del Anazonas, donde viven en remansos, brazos muertos, lagos, charcas y pantanos ancladas al sustrato mediante fuertes y largas raíces. Todas ellas presentan la ventaja de ser muy decorativas, bellas y adaptables a muchos tipos de agua y ser, además, muy resistentes a los errores de cuidado comunes en el cultivo artificial. La E. Reni es una de las más grandes, y sus hojas suelen ser muy buscadas por los peces que depositan sus huevos sobre un soporte. En contadas ocasiones llegan a crecer tanto en altura que sus hojas salen fuera del agua. Es una de las más resistentes del género.
Se trata de una planta robusta y de porte herbáceo cuyas hojas nacen de la roseta basal, comunicada con las raíces mediante una especie de pseudobulbillos blanquecinos. Las hojas son grandes, ovaladas y muy finas, poseyendo una cutícula frágil y delicada pero a la vez muy impermeable, lo que permite a las hojas permanecer fuera del agua durante bastante tiempo sin perder un exceso importante de agua en poco tiempo. Las hojas están conectadas a la roseta basal mediante largos peciolos que, en los ejemplares más viejos, pueden medir hasta 30 centímetros de largo. Las hojas suelen medir unos 10 centímetros de largo y hasta 6 o 7 de ancho. Las raíces son largas, fuertes y de color blanco muy intenso. Gracias a su dureza y longitud pueden atravesar un grosor de sustrato mayor que muchas otras plantas, proporcionándoles un sólido amarre que las defiende de las riadas y de los animales hervívoros. El color de las hojas varia muchísimo en función de la edad de las mismas. Así, cuando nacen de la roseta tienen un color rojo marronoso muy intenso que se va convirtiendo en verde oliva a medida que van desarrollando la facultad de realizar la fotosíntesis. En su hábitat natural florecen durante la estación en la que las aguas bajan su nivel, quedando la planta parcialmente emergida. La floración se presenta como flores solitarias tetrapétalas, con una corona de pistilos rodeando un centro de estambres redondeados. El color de estas flores suele ser blanco, aunque pueden ser también ligeramente amarillentas. Hacen las delicias de las Abejas. No hay que confundirla con la especie E. Rose, que tiene practicamente el mismo aspecto pero que se diferencia porque las hojas presentan, durante toda su duración, un color granatoso muy intenso e incluso rojo en condiciones de luz muyn intensa. Como apunte adicional constatar que los bulbillos que posee esta planta en la roseta basal están pensados para funcionar como reservorio en caso de que las hojas se pierdan (ya sea por una riada, un animal que las arranque o por una bajada súbita de las temperaturas), pudiendo volver a recuperarlas cuando la situación se normaliza. Este hecho permite a esta planta sobrevivir durante varios meses en condiciones de frío extremo sin morir. Su cultivo emergido sólo es posible en acuaterrarios, estanques interiores y otros lugares en los que la humedad ambiental pueda mantenerse siempre por encima del 80 % para evitar que las hojas se sequen. Es muy usada en acuaterrarios.
El cultivo artificial de esta planta no supone ningun problema siempre que se le den unas atenciones mínimas. El gran tamaño de sus hojas hace que puedan captar mucha más cantidad de luz que otras plantas, por lo que se conforman con una intensidad mínima de 0,2 watios por litro (el máximo nunca ha de sobrepasar el watio por litro). No es necesaria la iluminación artificial para su mantenimiento; Basta con colocarla en la habitación más iluminada de la casa siempre totalmente sumergida en agua. Si se cultiva en exteriores hay que tener cuidado con el sol directo porque puede quemar las hojas. hay que posicionarla en un lugar semisombreado que reciba una o dos horas de sol matinal, aunque se desarrolla perfectamente en sombra permanente. Las condiciones del agua pueden variar bastante: pH entre 5 y 9 y dureza entre 0 y 40 dGH, y la temperatura debe situarse entre 18 y 30 ºC. Por encima de 30 la planta se quema y muere, aunque por debajo de 18 empieza a perder las hojas lentamente hasta entrar en un estado de letargo en el que se mantiene viva mediante los bulbillos inferiores, volviendo a desarrollar hojas nuevas una vez que sube la temperatura. Por este motivo pueden vivir bastante tiempo en aguas a 1 ºC e incluso cubiertas de hielo, aunque es mejor enterrar totalmente los bulbillos para aumentar la resistencia de la planta a las bajas temperaturas. El sustrato, suelto y arenoso, debe tener un espesor de unos 10 centímetros y una generosa cantidad de nutrientes minerales que hay que reponer una vez a la semana con abonos líquidos específicos y una vez al mes con una pastilla de abono sólido puesta cerca de la roseta basal. Es muy sensible a las deficiencias de micronutrientes (especialmente hierro), que se hace visible, principalmente, por el amarilleamiento de las hojas. La gran superficie de sus hojas es un campo perfecto para los mantos de algas tapizantes y los sedimentos acuáticos, que pueden acabar asfixiando a la planta al impedirle los intercambios con el agua. Para solucinar esto basta con pasar los dedos cuidadosamente sobre ellas al menos una vez cada dos semanas o bien introducir peces que se alimenten del mantillo tapizante de las mismas (es especialmente útil el Agamyxis Pectinifrons).
Es una planta ideal para la zona posterior de un acuario de altura considerable debido a la altura que puede alcanzar, siendo además muy beneficiosa para otras plantas más pequeñas y con menos necesidades lumínicas al sombrearlas. Por lo general, las Echinodorus no suelen ser devoradas por los peces comunes en los acuarios, y la E. Reni no es una excepción, aunque hay que tener cuidado con ciertas especies de Caracoles y peces como los Anostómidos, que las devoran. Algunos peces que excavan en el sustrato pueden dañar las raíces o desenterrarlas por completo, por lo que conviene evitarlos. A menudo sus hojas son los lugares idoneos de puesta elegidos por muchos Cíclidos, como los Escalares.
Esta planta se propaga fácilmente en cultivo artificial mediante divisón de la roseta basal. El proceso consiste en separar, de la planta madre, un número de bulbillos (con ráíces y sus respectivas hojas) conj mucho cidado y enterrarlos en otro lugar distinto. En poco tiempo se desarrollaran nuevas plantas idénticas a la original. Sólo puede reproducirse mediante semillas en acuaterrarios y en otros tipos de cultivo en los que las plantas queden parcialmente emergidas y, por consiguiente, puedan florecer. Las semillas se entierran directamente en el sustrato, en el que germinan en una semana aproximadamente.
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