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jueves, 10 de abril de 2014

Posidonia oceanica - Posidonia

La Posidonia oceanica, contrariamente a lo que piensan algunos, no es un alga, si no una auténtica fanerógama marina, es decir, una planta vascular de tejidos muy organizados que se reproduce mediante semillas y que crea flores. Esta planta, endémica del mar Mediterráneo, forma vastas praderas submarinas a unos 20 metros de profundidad que suponen la comunidad clímax del Mediterráneo. Estas praderas, además de proteger efectivamente la linea de costa de la erosión, ofrecen un valioso refugio a muchos tipos de criaturas marinas siendo tambien una importante fuente de alimento para algunos animales hervívoros. La posidonia se considera la planta marina más contribuyente a la biodiversidad marina a nivel mundial. En otro tiempo muy abundantes, las praderas de Posidonia oceania están sufriendo una preocupante degradación consistente en la reducción de sus extensiones subacuáticas debido al turismo irresponsable, a la pesca industrial mediante artes de arrastre, a la contaminación industrial y, especialmente, debido a la proliferación masiva del alga Caulerpa taxifolia, una especie de vegetal liberada accidentalmente en las costas de Mónaco y que, actualmente, ha invadido ya vastas extensiones de lecho marino Mediterráneo suplantando a las praderas de Posidonia oceanica. La conservación de estos vergeles marinos está ahora en el punto de mira de toda la región mediterránea.

La Posidonia es una planta rizomatosa y de caracter vivaz que se desarrolla entre 5 y 50 metros de profundidad en aguas cristalinas, fuertemente movidas y muy oxigenadas. El rizoma de esta planta puede llegar a medir muchos kilometros de largo (se ha encontrado un ejemplar cuyo rizoma roza los 8000 metros de longitud) y hasta un centímetro de largo, está lignificado y dispone de raíces lignificadas de hasta 20 centímetros de largo para agarrarse fuertemente al sustrato evitando que sea arrancada por las corrientes marinas. El rizoma, al vivir en un suelo anóxico (falto de oxígeno) almacena el oxígeno en su interior para poder sobrevivir sirviendo la gruesa capa de leña para protegerse de los microorganismos anaeróbicos que podrían pudrirlo. Las hojas, acintadas y algo coriáceas, recuerdan a las de las plantas del género Vallisneria. Pueden llegar a medir 2 metros de largo y tienen un color verde esmeralda muy intenso. Las hojas se desarrollan a partir de una roseta basal conectada directamente con el rizoma subterráneo y tienen nerviaciones paralelas bastante visibles. La unión de las hojas con el rizoma, así como el tejido foliar, son bastante frágiles, por lo que es normal que en condiciones de fuerte oleaje se desgarren y sean transportadas hasta las playas cercanas dando indicios de la presencia de praderas bajo el agua. Las hojas no tienen cutícula y disponen de un parénquima aerífero con una gran cantidad de estomas cutáneos que permiten el intercambio de iones y nutrientes con el agua circumdante. Una de las curiosidades de esta planta es su ciclo de vida: El crecimiento vegetativo, la floración y la fructificación ocurre cuando baja la temperatura del agua (entre octubre y noviembre en aguas poco profundas y en diciembre y enero en las más profundas) pasando el resto del año por una fase de escasa actividad metabólica en la que se deshace de las hojas más externas que se reemplazan a principios o a mediados de invierno. Las flores son hermafroditas, se disponen en forma de espiga a lo largo de un tallo que surge del centro de la roseta y están protegidas por brácteas verdes. Los frutos, conocidos como Olivas de mar, son drupas casi esféricas de piel verde y esponjosa que contiene una gran cantidad de aceite que le permite flotar a la deriva de las corrientes. La semilla es esférica y blanquecina y está cubierta por una membrana muy fina. Se calcula que cada rizoma puede vivir varios miles de años y que llevan en el planeta desde hace varios cientos de miles de años.
A pesar de ser una planta muy abundante y que prospera muy bien en las aguas Mediterráneas, su cultivo fuera del ambiente abierto del mar es casi imposible para muchos aficionados por varios motivos entre los que se pueden citar su necesidad de suelos anóxicos, sus requerimientos de alternancia de estación fría - cálida, una concentración de nutrientes específica en el agua y su total intolerancia a la contaminación orgánica débil. Sólo debe plantarse en acuarios de gran tamaño (al menos de más de 400 litros) ya que ocupa todo el espacio disponible con sus hojas y rizomas siendo necesario podarla frecuentemente para evitar que deje sin espacio al resto de animales. Es imprescindible que el suelo sea muy fino y que esté muy apelmazado de forma que falte el oxígeno para que el rizoma pueda almacenar este gas en su interior ya que de lo contrario no podría retenerlo y se asfixiaría. Otra de las razones de mantener un suelo muy fino y grueso es para permitir a las raíces adherirse a él ya que parecen incapaces de fijarse a suelos de grano demasiado grueso. El suelo debe tener un espesor de unos 15 - 20 centímetros y debe ser rico en sustancias orgánicas en descomposición que la planta aprovecha para desarrollarse. La Posidonia se adapta bien a un amplio intervalo de intensidades luminosas, aunque la adecuada está entre 0,7 y 1,5 watios por litro. Si la luz es demasiado débil no florecerá y su crecimientos será cada vez más lento hasta el punto que dejará de crecer y morirá sin remedio. Por el contrario, una luz demasiado intensa decolora las hojas y tiene, a la larga, un efecto mortal sobre ellas. Es indispensable el empleo de luz especial cuyo espectro sea prácticamente idéntico al de la luz solar (condición que reúnen las lámparas de vapor de mercurio mezcladas con tubos de halógenos) ya que no se adapta a la clásica iluminación azul y blanca bajo la que prosperan la mayoria de algas e invertebrados fotosintéticos. El agua debe estar fuertemente movida para favorecer el intercambio de nutrientes entre las hojas y el agua y es fundamental que sea muy transparente para permitir que llegue el máximo posible de luz a las mismas (por lo que hay que mantener siempre las tapas de los dispositivos de iluminación muy limpios). La oxigenación del agua juega un papel muy importante en su mantenimiento ya que así se puede difundir este gas dentro de las hojas. Bajo condiciones deficitarias de agitación y aireación las hojas se pudren rápidamente y la planta acaba muriendo. En lo que respecta a la temperatura, la Posidonia es una especie claramente de aguas frías que debe mantenerse en el intérvalo de los 10 y los 21 ºC. Puede aguantar máximas de hasta 26 ºC pero siempre que sea por poco tiempo ya que de lo contrario las hojas se terminan quemando. Para esta planta es totalmente necesario un periodo de reposo estival seguido de otro periodo de frío para desarrollarse: Para ello basta con mantener, durante al menos ocho meses, el agua a unos 20 ºC y bajarla gradualmente hasta los 10 ºC durante un mes y mantenerla así durante al menos tres o cuatro meses más. El mantenimiento permanente en aguas demasiado frías hace que la planta agote sus energías rápidamente y se comporte como una vulgar planta anual que muere cuando termina de florecer y un mantenimiento prolongado en aguas demasiado cálidas acaba con la planta al estar siempre aletargada, condiciones bajo las cuales acaba perdiendo todas sus hojas. En lo que respecta a las condiciones del agua necesarias para su mantenimiento son las siguientes: Temperatura oscilante entre 10 y 20 ºC (es necesario el uso de enfriadores), densidad entre 1.028 y 1.037 y tasas de nitrato, nitrito y amoniaco de 0 ppm cada una. Las variaciones bruscas de cualquiera de estos valores tienen efectos catastróficos para la Posidonia así como concentraciones excesivas de nitrato (nunca hay que sobrepasar las 20 ppm) no tolerando en absoluto la más mínima traza de nitrito ni amoniaco. A diferencia de las algas y los distintos invertebrados fotosintéticos que sobreviven en los acuarios, la Posidonia reclama un abonado periódico con productos específicos para plantas verdes (hierro, manganeso, fósforo, cinc y otros elementos nutritivos) al menos una vez cada semana durante la estación de máxima actividad vegetativa, dosificaciones que pueden llevarse a cabo mediante el uso de productos líquidos específicos para plantas acuáticas (usados para los acuarios de agua dulce) y alguna que otra pastilla de abono de liberación lenta enterrada cerca del mismo rizoma. Como la carencia de estos nutrientes suele ser bastante frecuente en un acuario marino es común la clorosis foliar y el enanismo, por lo que es imprescindible abonar el agua o el suelo para evitarlo.
La Posidonia se puede colocar en cualquier acuario marino que reúna todas las características mostradas enteriormente, algo que ocurre con los acuarios de biótopo mediterráneo en los que la temperatura del agua se regule mediante enfriadores. Ayuda a la estabilización del sustrato del acuario y es un excelente soporte para muchísimos animales que se pueden encontrar en el acuario. Debido a que pasa la mayor parte del año en semilatencia, no es adecuado asociarlas con algas ya que estas crecen con rapidez y roban a la Posidonia los nutrientes necesarios para vivir, lo que a la larga puede desencadenar problemas nutricionales. No representa ningun problema su asociación con Corales, Cerianthus, Gusanos tubícolas, Estrellas de mar y otros invertebrados ornamentales ya que no interfieren con su metabolismo (si bien algunas especies de Corales como Sinularia y Klixum absorben nutrientes del agua como si fueran plantas, por lo que le pueden robar a la Posidonia los nutrientes). Hay que tener cuidado con mezclar las Posidonias con animales hervívoros ya que pueden devorar o mordisquear sus hojas, algo que suelen hacer las Salpas y algunos Sargos. Debido a sus necesidades, la Posidonia no puede habitar acuarios de biótopo tropical en los que se mantengan peces Coralinos comunes (Cirujanos, Payasos, Mariposas, Ballestas, ...), como mucho, viviría unas dos o tres semanas antes de morir. Otro apunte interesante es que debido a su necesidad de luz solar el cultivo de la Posidonia resulta mucho más fácil en estanques exteriores donde incida el sol directo ya que verán más satisfechas sus necesidades fotosintéticas.
Esta planta se reproduce exitosamente mediante semillas y división del rizoma. Las semillas deben sembrarse tan pronto como se extraigan del fruto ya que pierden rápidamente la capacidad de germinar. Se deben sumergir en agua salada y mantenerse a una temperatura comprendida entre 10 y 15 ºC en un sitio muy iluminado y con corrientes y aireación generosa. En una semana o poco más la semilla germina y puede ser trasplantada al acuario de destino cuando la raíz mida algo más de un centímetro de largo. Es bastante más sencillo separar los vástagos que brotan del rizoma subterráneo cuando miden unos siete centímetros de largo. Estos hijuelos deben separarse de la planta madre con su correspondiente pedazo de rizoma y sus raíces y enterrarse en otro sitio distinto. Si las condiciones del agua son las adecuadas, en menos de una semana se afianzará y retomaran su crecimiento como plantas independientes.

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