La Palmera datilera es una autentica joya del mundo vegetal de la que dependen, entre directa e indirectamente, millones de personas en todo el mundo. Muy conocida por sus frutos, los Dátiles, se emplea muchísimo como planta ornamental en zonas costeras y ciudades cercanas al mar, donde se planta en alineaciones. Es originaria del sureste asiático y actualmente se cultiva en climas caracterizados por tener una estación lluviosa corta pero intensa, siendo el norte de África un sitio predilecto pues ahí se dan las mejores datileras. Además, es muy importante para el mantenimiento de ecosistemas tan frágiles e inestables como los oasis desérticos.
La datilera dispone de un tronco que puede medir 50 centímetros de diámetro y que está cubierto por las bases muertas de los peciolos de las hojas antiguas. Al final del tronco surge una corona de hojas imparipinnadas, coriáceas, con los extremos algo punzantes y de un intenso color verde grisáceo. Es una planta dioica (las flores macho y hembra se desarrollan en palmeras distintas) que produce inflorescencias muy densas en forma de panícula en las bases de las hojas más bajas de la corona. Las flores masculinas son tripétalas, levemente aromáticas, de color blanco cremoso y con un gran número de estambres amarillentos perfectamente visibles. Las flores femeninas son apétalas, tienen forma de canica y son de un intenso color amarillo anaranjado. Sólo las palmeras con flores femeninas producen Dátiles, que son un tipo de drupa con pulpa escasa, gelatinosa, muy dulce y de color marrón cuando están plenamente maduros. Dentro de cada Dátil hay una semilla (hueso) cuyo único cotilédon es perfectamente visible. Puede sobrepasar los 40 metros de altura y vivir hasta 100 años.
Esta palmera destaca por la facilidad que supone cultivarla a pesar de que, para obtener dátiles, hay que darle unos cuidados algo específicos que no en todos los lugares se pueden servir. Como planta de desierto que és, la Datilera reclama temperaturas muy elevadas a lo largo de todo el año (unos 32 - 35 ºC de media anual) pero llega a soportar mínimas bastante bajas (de hasta -15 ºC) durante bastante tiempo. Es indispensable su posicionamiento en un lugar bien expuesto al sol y al viento, pues no es capaz de crecer con normalidad en zonas demasiado sombreadas y, además, la falta de viento hace que sus tejidos más externos sean más débiles. Se adapta bien a muchos tipos de suelos a excepción de los excesivamente ácidos: Los ideales son los arenosos, los arcilloarenosos y los arcillolimosos, descartando los arcillosos o cualquier otro suelo excesivamente compactado y poco permeable (se pudrirían las raíces) y los que no sean capaces de retener agua (sem produce un déficit hídrico perjudicial). El pH ideal del suelo es el neutro, 7, pero pueden llegar a tolerar valores algo superiores a 10 e incluso algo de sal en su entorno radicular, por lo que se suelen plantar en primera linea de playa. El riego de la Datilera es una cuestión o muy simple o excesivamente complicada, pues depende totalmente del clima donde esté plantada y el uso que se le quiera dar. Por regla general hay que regarla copiosamente durante los meses más calurosos del año de forma que el suelo en torno a sus raíces se mantenga siempre algo húmedo. No hay que excederse con el riego ya que los encharcamientos de agua en las raíces son mortales para las Datileras. Las palmeras de gran tamaño y que vivan en el mismo suelo pueden soportar muchos meses de sequía siempre que en las capas más profundas del suelo haya agua a su disposición. En caso de que una Datilera esté sufriendo un déficit acusado de agua las hojas se secan y caen profusamente, y si la situación es grave pueden abortarse todas las flores y frutos que en ése momento tenga la planta. Evidentemente, si se desea obtener Dátiles, el riego debe ser mucho más copioso especialmente durante las fases de floración y formación de los Dátiles. Si sólo se desea mantenerla verde basta con un riego semanal. Si Está plantada en un jardín o parque público y la pluviometria anual es lo bastante alta no es necesario ningun tipo de riego. Cabe mencionar que la Datilera sólo produce frutos en aquellas zonas donde se den heladas muy débiles (-1 o -2 ºC); Valores más bajos inhiben totalmente la floración hasta que la temperatura alcance de nuevo el valor óptimo, pero como los Dátiles tardan tanto en madurar, las cosechas suelen perderse cada invierno. No es nada exigente con los nutrientes puesto que en su hábitat natural los suelos casi no los poseen. A pesar de esto conviene, para garantizar la buena salud de cualuier palmera, la aplicación de una dosis mensual de abono específico para palmeras. Actualmente se están sustituyendo las palmeras de Canarias (Phoenix canariensis) por Datileras dado que el Picudo rojo, un insecto que parasita a las Palmeras, no tiene efecto mortal sobre ellas al contrario de lo que ocurre con las Canarias, a las que causa la muerte irremediable. En las Datileras que sufren infestaciones de este insecto se pueden observar exudados resinosos en las axilas foliares y agujeros más o menos grandes a lo largo de todo el interior del tronco. La razón de la resistencia de las Datileras al Picudo rojo reside en que, como proceden del mismo lugar que el insecto parásito, poseen defensas naturales contra el mismo.
Las Datileras ofrecen una excelente acción decorativa en cualquier lugar en el que se planten, aunque es en las orillas de un estanque de agua dulce donde se sienten más cómodas. Para evitar la pudrición de las raíces es necesario plantarlas de forma que el freático quede a más de cuatro metros bajo el suelo. Si por cualquier motivo el estanque no tiene esta característica se puede colocar en un contenedor lo bastante alto y situar éste en la orilla del agua, aunque en este caso la planta no alcanzará demasiada altura. Es indispensable, además, que el suelo en el que descanse no se encharque y deje pasar bien el aire. Hay que evitar su plantación en suelos de tendencia ácida.
Esta Palmera se puede reproducir por dos métodos: Mediante la siembra de semillas y por separación de los hijuelos que, de vez en cuanto, brotan del pié de las palmeras adultas. Las semillas deben ser cuidadosamente seleccionadas a partir de dátiles bien maduros (se distinguen por estar blandos, de color marrón cobrizo y con la piel arrugada) y descartando aquellas que se vean deshinchadas, que presenten arrugas en su superficie o manchas negras. Para que se dé la germinación, se deben sembrar de immediato en un suelo suelto, poroso, bien aireado y que se mantenga constantemente húmedo y a una temperatura bastante elevada (entre 32 y 35 ºC). La germinación en estas condiciones se dá al cabo de dos o tres semanas, pero puede llegar a tardar más de un mes. La separación de hijuelos ofrece la gran ventaja de que siempre se sabe el sexo de la palmera hija y que, además, esta es exactametne igual a la madre. Los hijuelos deben separarse con mucho cuidado de la base de la palmera mayor con la ayuda de una herramienta de cortar bien desinfectada, realizando un corte limpio y extrayendo las raíces. Seguidamente se planta en otro lugar manteniendo el hijuelo con poca luz y con elevada humedad para evitar que se seque al no poder las raíces absorber agua todavía. El enraizamiento definitivo se produce al cabo de una o dos semanas.
Recientemente se está experimentando con un sistema de propagación in vitro que utiliza tejidos vegetales de plantas adultas, pero se trata de un método costoso y difícil de realizar.
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