Tras el S. Splendidus, el pez Mandarín por excelencia en cualquier acuario marino, el S. Picturatus es el más mantenido debido al poco espacio que necesita y a su gran resistencia (casi immunidad) a los distintos parásitos cutáneos que infectan a los peces marinos. Aun así es complicada su alimentación en cautiverio, siendo este problema la causa principal de muerte en cautividad. Se trata de peces sedentarios, territoriales y asustadizos que pasan toda su vida cerca de las piedras y corales que escogen como morada, viviendo en harenes compuestos por un macho y varias hembras en aguas poco movidas entre 1 y 20 metros de profundidad. Se pueden encontrar en el océano Indo - Pacífico.
Presentan la forma física típica de cualquier pez bentónico: Cuerpo cilíndrico con el vientre aplanado, aletas ventrales amplias y desarrolladas que les ayudan a moverse por su entorno, ojos en posición bastante súpera y colores que les ayudan a mimetizarse con su entorno para evitar ser descubiertos por posibles depredadores. Su aspecto externo no es tan espectacular como el del S. Splendidus, pues sus aletas son bastante más pequeñas (especialmente la primera dorsal, cuyo radio es mucho más corto. Comparten con dicha especie una boca muy pequeña provista de pequeños dientes afilados y unos ojos bastante grandes. Su coloración consiste en un fondo de color variable entre el gris y el verde azulado con varias manchas semicirculares negras bordeadas por una línea marrón interna y otra de color azul turquesa externa que se extienden por todo el cuerpo. Sus aletas dorsales tienen la base del mismo color que el cuerpo con las terminaciones coloreadas por matices negros, azules y amarillos, estando la zona negra salpicada de pequeños puntos blancos. La aleta anal presenta este mismo colorido. El resto de aletas son incoloras. En el pedúnculo caudal tienen una visible franja vertical negra sin bordes. En la cara presentan varios trazos de color azul turquesa. Al igual que el S. Splendidus, estos peces disponen de una gruesa capa de mucus venenoso que los protege de sus depredadores y de los parásitos corrientes en los acuarios marinos. El dimorfismo sexual radica en la primera aleta dorsal, que es mucho más grande en los machos que en las hembras. Pueden medir hasta 7 cm de longitud y vivir hasta 6 años (aunque por lo general muchos ejemplares mueren antes de alcanzar esta edad debido principalmente a problemas de alimentación).
Son muy mantenidos en acuarios pequeños dado que no demandan grandes volúmenes de agua por su escaso movimiento (a menudo se mantienen en recipientes de 20 litros o incluso menos), aunque debido a la decoración especial que necesitan es más recomendable mantenerlos en acuarios de unos 100 litros como mínimo. La decoración debe estar formada por numerosas rocas vivas y corales que cubran gran parte del volumen del acuario (o incluso casi todo el volumen) y que alberguen un gran número de pequeñas criaturas de forma casi continuada para que estos peces se alimenten adecuadamente. Para ayudar es casi indispensable contar con una buena cama de arena consistente en una capa de sustrato formada por estratos de varias granulometrías y que es el hogar de muchas de las criaturas presentes en la roca viva. No requieren corrientes excesivas (de hecho las aguas demasiado movidas dificultan su movimiento por el tanque) pero sí una potente aireación. Dado que en presencia de grandes cantidades de roca viva se producen muchísimos desechos un buen espumador de proteínas y cambios parciales de agua son muy importantes para evitar la contaminación por nitrato y amoniaco. La densidad debe mantenerse entre 1.020 y 1.028 y la temperatura entre 24 y 28 ºC. Es necesario que el nivel de nitratos esté siempre por debajo de 10 ppm y que el nitrito y el amoniaco no estén presentes jamás. A pesar de que es muy difícil que los infecten los parásitos corrientes como el Oodinium y el Cryptocarion debido a la toxicidad de su mucosa protectora las condiciones acuáticas deben mantenerse siempre muy estables y en los valores idoneos ya que de lo contrario su salud se acaba resintiendo y pueden morir fácilmente.
La principal causa de fracasos en el mantenimento de estos bellísimos peces es la dificultad que entraña su alimentación. Son animales estrictamente carnívoros cuya dieta se basa en los pequeños animales presentes en la roca viva y en los corales con los que conviven. Es muy raro que acepten alimentos congelados incluso en acuarios perfectamente decorados y con las condiciones acuáticas estables. Por lo tanto, para que sobrevivan en el acuario es fundamental que haya muchas rocas que les proporcionen constantemente los pequeños organismos de los que se alimentan (especialmente Copépodos), algo a lo que contribuyen las camas de arena. Únicamente al cabo de un mes de su introducción en un nuevo acuario se puede intentar administrar algunas artemias congeladas siempre cerca de su madriguera dada la dificultad con la que nadan. En caso de que lleguen a aceptarlas se deben administrar siempre de esta manera especialmente si en el acuario hay otros peces movidos que pueden evitar que se alimenten adecuadamente. No aceptan bajo ningun pretexto ni escamas ni gránulos.
Además de el problema que entraña su alimentación hay que tener presente que son peces muy lentos y asustadizos a los que les perjudica seriamente la competencia alimentaria, por lo que no es conveniente asociarlos con peces demasiado movidos (Damiselas, Cirujanos, Lábridos y demás) a menos que el acuario sea muy grande y delimite una zona de pasto a la que no puedan acceder estas especies rápidas. Pueden ser asociados con peces tambien lentos y tranquilos (peces Globo, peces Cofre, Cardenales, Caballitos de mar y similares) sin ningun problema y, sólo si la cantidad de escondites es generosa, incluso con Payasos y algunas especies de Gobios. A pesar de su carácter tímido son bastante territoriales, pudiendo mostrar actitudes agresivas hacia peces recién llegados o que se acerquen demasiado a sus cuevas, pero sin llegar a causarles heridas graves. Los machos no se toleran entre ellos, y el mantenimiento en harenes de un macho y tres o cuatro hembras solo es posible si se introducen todos los peces a la vez y en su fase más juvenil. La presencia de peces demasiado grandes, rápidos o agresivos los estresa enormemente haciendo que dejen de alimentarse y acaben muriendo.
Su reproducción es posible en acuario pero sólo se da en las condiciones óptimas de mantenimiento (ver más arriba). El proceso empieza antes de apagarse las luces. Tanto el macho como la hembra se enzarzan en un elaborado baile nupcial en el que muestran sus líbreas más vistosas que nunca. Una vez se apagan las luces la pareja sube a la superficie y ambos dispersan los productos sexuales al agua para que se mezclen. Los huevos han de protegerse de los adultos ya que pueden devorarlos. La eclosión se produce al cabo de unos tres o cuatro días, y las larvas deben ser alimentadas con Rotíferos y plancton marino. Son extremadamente sensibles a la polución del agua y a las variaciones bruscas de sus condiciones. Crecen con bastante rapidez. Cuando se distinguen a los machos deben separarse para evitar que se peleen o dejar con cada uno de ellos algunas hembras para formar futuras parejas reproductoras.
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