Mucho menos comunes que otros Grammatidos como los Pseudochromis o el Gramma real, los Melacaras son, por contra, más estilizados, esbeltos y con colores más atractivos y brillantes. La razón de que se encuentren poco en los comercios radica en que viven a profundidades mínimas de 30 metros, siendo las labores de captura laboriosas y bastante caras. Se trata de peces territoriales que se asocian a las paredes de rocas y arrecifes coralinos, ocultándose en cualquier agujero posible. Pueden vivir en grupos bastante grandes, de unos 20 o 30 individuos, y se encuentran en el mar Caribe.
Al igual que el resto de Grammatidos, tienen el cuerpo poco comprimido lateralmente y la vejiga natatoria atrofiada, siendo incapaces de mantenerse permanentemente a en aguas medias, por lo que pasan la mayor parte del tiempo en el fondo. Sus aletas son más grandes y puntiagudas que las de otras especies, aunque los músculos en la base de las mismas (y en general, los del resto del cuerpo) estan poco desarrollados, siendo los más fuertes de los de la zona caudal para efectuar rápidos desplazamientos en caso de necesidad. Las aletas dorsal y anal terminan en punta, la caudal está bastante bifurcada y las pectorales y ventrales tienen una forma elípitca, terminando en punta. Su coloración es bastante básica, y consiste en un color magenta oscuro en tod el cuerpo (aletas incluidas) y un color violeta casi negro en la parte superior de la cabeza, que además presenta algunos dibujos o puntos de color dorado verdoso. Esta mancha atraviesa los ojos y llega hasta la punta de la mandíbula superior. Los bordes terminales de las aletas dorsal y anal tienen un color magenta más oscuro que el del resto del cuerpo. No presentan ningun dimorfismo sexual, miden unos 10 cm de longitud y viven más de 5 años.
Al igual que el resto de miembros de la familia, sólo exigen una gran cantidad de adornos sólidos que creen abundantes escondites para poder vivir con toda comodidad. El volumen del tanque puede ser de 20 litros como mínimo, siendo más recomendable que sea de 100 litros para aumentar la cantidad de roca viva y, por tanto, proveerles de gran variedad de pequeños invertebrados de los que se alimentan. No les gustan las corrientes demasiado intensas, pudiendo sobrevivir con poco oxíegno ya que en las capas marinas en las que viven este gas es poco abundante. Aunque es mejor mantenerlos bajo iluminación ténue, se adaptan perfectamente a luces fuertes sin problema. De mantenerlos con luces poco potentes, la lista de animales fotosintéticos se reduce mucho (sólo algunos corales como las Gorgonias y macroalgas como la Halimeda Tuna resisten bajo luces bajas). les gusta escarbar en el sustrato, especialmente para marcar los límites de su territorio, por lo que conviene que éste sea de grano fino y no cortante para evitar que se dañen. La temperatura debe mantenerse entre 24 y 28 ºC, y la densidad, entre 1.022 y 1.024. Las tasas de nitritos y amoniaco deben estar siempre a 0 ppm, y los nitratos nunca sobre 10 ppm. No toleran nada bien las variaciones bruscas de los parámetros acuáticos ya que en su hábitat las características del agua varian muy poco al ser lugares bastante profundos. Son muy proclives a contraer Oodinium y otros problemas parasitarios si el agua está en mal estado.
No tienen reparos a la hora de comer, aceptando sin problemas escamas, gránulos, congelados y presas vivas de todo tipo, siendo estas indispensables durante los primeros días en un nuevo acuario para vencer su extrema timidez inicial. Para que se adapten rápido y con más éxito es importante que el agua esté siempre en buen estado, que dispongan de grandes cantidades de escondites y que sus compañeros de acuario no los intimiden, situaciones en las que es probable que tarden en comer o bien nunca lo hagan, terminando por morir.
En lo que respecta a su conducta social, son de los más pacíficos de la familia, tolerando bastante bien a cualquier pez a excepción de aquellos que se parezcan mucho a ellos, tanto en formas como colores (otros Grammátidos, algunos Lábridos), otros peces como Gobios o Mandarines con los que compiten por el territorio y, por descontado, otros Melacaras. Tambien pueden mostrarse algo violentos con nuevos compañeros o si se invade su territorio, en cuyo caso responden ahuyentando rápidamente al intruso pero raras veces llegando a morderlo. Pueden ser asociados con otros peces tranquilos y de su tamaño (Peces Payaso, Caballitos de mar, Cardenales, Peces Globo), evitando peces demasiado grandes (Peces León, Ballestas), demasiado rápidos o demasiado agresivos (Cirujanos y Damiselas), que los intimidan constantemente haciendo que dejen de alimentarse. Se pueden mantener por parejas siempre que ambos componentes sean introducidos al mismo tiempo en el tanque y en la fase juvenil. A pesar de que no molestan a ningun invertebrado que haya en el acuario merman considerablemente el número de Anfípodos y Copépodos presentes en la roca viva al devorarlos como complemento a su dieta por su pequeño tamaño.
Es posible reproducirlos en un acuario siempre que se cuente con una pareja formada desde la fase más joven y con el agua en excelente estado y sin nada de nitrógeno. Tras un gracioso cortejo y un elaborado baile nupcial, el macho llena su agujero con materiales diversos (algas especialmente) ayudado por la hembra, que deposita sus huevos en este acolchado vegetal para que el macho los fecunde después. La incubación dura unos cuatro días, durante los cuales tanto el macho como la hembra protegen con furia a sus huevos de cualquier intruso. Son capaces de llegar a todo para protegerlos, no dudando en matar a cualquier intruso demasiado curioso (incluso mucho mayores que ellos), por lo que conviene mantenerlos totalmente aislados durante este tiempo. Los recién nacidos alevines se quedan en el agujero custodiados por uno de los adultos mientras que el otro se ocupa de buscarles alimento. Pueden alimentarse perfectamente de Rotíferos e incluso alimento en escamas pulverizado. Crecen con bastante rapidez y son muy sensibles a cualquier variación brusca de las condiciones del agua y a su contaminación. Tras un mes de cuidados, los alevines son expulsados de las proximidades del agujero para que vivan independientemente, siendo necesario sacarlos para evitar que sus padres los consideren rivales potenciales, especialmente si se estan preparando para un nuevo desove.
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