Pachira aquatica - Paquira

El árbol comunmente conocido como Pachira se está convirtiendo en una planta e interior cada vez más frecuente aunque también puede vivir perfectamente en exteriores cálidos y húmedos e incluso más o menos fríos. Se trata de un bello árbol de hoja perenne oriundo de suramérica (Perú, Ecuador, ...) donde se utiliza masivamente como árbol ornamental en calles, plazas, avenidas y paseos además de la importancia alimenticia que suponen sus frutos, al parecer muy nutritivos y deliciosos (llamados castañas de agua) que sirven de alimento a muchas poblaciones con pocos recursos de América del sur. Vive en suelos pantanosos y encharcados de consistencia arenosa donde abunda mucho el agua.

Se trata de un auténtico árbol tropical muy vigoroso y de rápido desarrollo. En su hábitat natural puede llegar a alcanzar los 20 metros de altura y su copa puede tener más de 5 metros de anchura, siendo la densidad foliar muy alta lo que ofrece una densa y agradable sombra. El tronco es de color marrón muy claro y la corteza es más bien fina y se separa en delgadas placas a medida que pasa el tiempo. El diámetro del tronco puede llegar a los 70 centímetros y se encuentra, especialmente si vive en suelos abundantes en agua, hinchado en la base. Produce ramas muy largas, vigorosas, gruesas y rígidas que sostienen grandes y vistosas hojas compuestas por cinco lóbulos elípticos, muy coriáceos, de color verde muy vistoso y con las nerviaciones muy marcadas. Cabe destacar que las hojas sólo lucen todo su esplendor si el árbol se cultiva en exterior y recibe sol directo, ya que de lo contrario los lóbulos se quedan lacios, con forma lanceolada y de color verde más claro. Produce abundantes flores pentapétalas, de color amarillo rosado, muy olorosas y abundantes que disponen de varios pétalos lanceolados que envuelven múltiples estambres y un solo pistilo. Las flores aparecen prácticamente durante todo el año en el trópico, sólo en verano en zonas más frías y nunca en interiores, y duran poco más de dos días, dando paso a frutos dehiscentes que, una vez abiertos, esparcen varias semillas de forma redondeada y de color marrón intermedio, comestibles y de consistencia dura y seca. Además de las semillas, las flores y las hojas son comestibles, usándose principalmente en ensaladas y como tentempié antes de las comidas.

Para su uso ornamental se vende con troncos trenzados de forma muy ordenada y armoniosa, cosa que se consigue germinando a la vez varias semillas (normalmente cuatro) y enrrollando los tallos a medida que crecen, algo que sólo debe hacerse cuando éstos aún no han creado tejido leñoso ya que, en este momento, se rompen fácilmente por torsión y más aún si el suelo contiene mucha agua. Es tambien posible cultivar un sólo tallo cortando los restantes con mucho cuidado, pero a muchos les resulta más atractivo el sistema de trenzado. Como todo árbol, la Pachira prospera mejor en ambientes exteriores, bien iluminados y ventilados que en ambientes interiores a menos que se le proporcionen rigurosos cuidados para que se mantenga saludable, pues en muchos casos se produce la caída gradual de todas las hojas y la muerte final de la planta. Para que se mantenga siempre sana es necesario proporcionarle una posición lo más soleada posible acorde con la edad de la planta: Las jóvenes requieren exposiciones parcialmente sombreadas especialmente en zonas donde los veranos sean muy cálidos y secos, pues las hojas se deshidratan y se queman fácilmente. Sólo a partir de los tres cuatro años de edad se puede ubicar la Pachira a pleno sol en una situación medianamente resguardada de los vientos fuertes que producen la deshidratación de las hojas y su caída. Si se cultiva en interiores lo mejor es ubicarla en una habitación bien ventilada y que reciba algo de sol por la mañana, aunque incluso así se terminará deteriorando a largo plazo, por lo que a partir del cuarto año de vida es necesario trasladarla al exterior. A pesar de que este árbol crece en suelos pantanosos y muy húmedos, el mejor crecimiento se da en suelos que tengan un considerable grado de sequedad, un buen drenaje y que dejen pasar el aire, siendo en este último caso la base del tronco totalmente lisa e hinchada en el primero. El suelo debe ser de consistencia franca o franco-arenosa fina de forma que drene rápidamente y no se mantenga húmedo durante demasiado tiempo ya que la Pachira teme muchísimo el encharcamiento prolongado de sus raíces. Los suelos totalmente arcillosos le causan asfixia radicular y los totalmente arenosos, al no retener agua, hacen imposible su supervivencia ya que muere de sed. El pH del suelo debe ser ligeramente ácido aunque los árboles en perfecto estado toleran más alcalinidad (hasta 8) pero no tolera la sal. Una buena técnica que da buenos resultados para no pasarse con el riego consiste en regar más bien poco dejando que el suelo se seque ligeramente entre riegos (o al menos los dos o tres centímetros superficiales del mismo) siendo mejor regar con agua descalcificada o de lluvia. En la estación invernal, cuando la temperatura baja de los 18 ºC apenas hay que regar. Como planta típicamente tropical que es, la Pachira no tolera ni el frío intenso ni las heladas. Las plantas jóvenes mueren si la temperatura llega a descender por debajo de los 10 ºC mientras que los árboles adultos y en perfecto estado pueden aguantar más, hasta casi 0 ºC, pero sólo por poco tiempo y siempre que el suelo esté casi seco. Valores de temperatura inferiores a 0 ºC causan la muerte irremediable a cualquier árbol de esta especie sea cual sea su estado de salud, por lo que en zonas donde se den heladas invernales le es indispensable un invernadero o un interior húmedo. Igualmente, el calor extremo le es bastante perjudicial: Temperaturas superiores a 32 ºC pueden ser causa de la parada total del crecimiento y el chamuscado de las hojas, problemas de los que no se recupera fácilmente especialmente si son plantas jóvenes, por lo que en estos casos conviene sombrear parcialmente el árbol. La Pachira es bastante exigente en humedad ambiental: Valores constantes en torno al 60 - 70% son necesarios para las plantas jóvenes, que se puede conseguir vaporizando el follaje varias veces al día o poniendo las macetas sobre una capa de grava mojada. Los árboles adultos soportan ambientes más secos, como mínimo un 40% de humedad relativa, pero valores por debajo de éste secan las hojas y las hacen caer, por lo que conviene igualmente pulverizar las hojas de vez en cuanto. No es exigente en nutrientes aunque le ayuda una dosis de abono univeral cada dos o tres semanas durante la estación de crecimiento. En invierno no hay que abonar nada.

Se trata de una planta que sólo puede ser plantada en los bordes de un estanque de agua dulce siempre que el suelo tenga una textura suelta y que no se apelmace, cosa que produce la muerte del árbol. Asimismo, conviene evitar que las raíces se sumerjan en el agua durante demasiado tiempo ya que se pueden terminar pudriendo. Lo mejor en algunos casos es usar un contenedor con tierra suelta, plantarla ahí y situarlo cerca del agua, así se evita que las raíces se asfixien y que se encharquen. Puede embellecer cualquier ubicación exterior con sus bellas y fragantes flores, ofrece una agradable sombra a plantas que la necesiten y atrae gran cantidad de insectos.

Esta planta puede reproducirse fácilmente mediante semillas, que se siembran directamente en su lugar definitivo nadamás sacarlas del fruto ya que pierden rápido la capacidad de germinación, proceso que empieza en una o dos semanas segun la temperatura del suelo (cuando más caliente sea, más rápido germinarán). Tambien se puede propagar por esquejes semileñosos cortados durante todo el año, tratados con hormonas de enraizamiento y enterrados en un suelo suelto y bien aireado. Si se mantiene la temperatura elevada (unos 24 - 26 ºC) y una elevada humedad ambiental (cercana al 90 - 100%) el enraizado ocurre en poco más de una semana.