Uno de los peces marinos más demandados y cotizados en el sector de la acuariofília es el comunmente denominado Ídolo moro, un pez coralino de extraordinario colorido y majestuoso porte y nado que se encuentra en todos los arrecifes coralinos del océano pacífico y que se alimenta de todo lo que este extenso hábitat puede ofrecerle, siendo su especialidad las esponjas y otros invertebrados que halla entre las rocas y corales. A pesar de su profusión, este pez es increíblemente complicado de mantener y su aclimatación a la cautividad plantea muchos problemas principalmente en el aspecto alimentario, siendo lo más normal que muera durante este periodo de tiempo (aunque cada vez con más frecuencia se está consiguiendo la adaptación de más ejemplares). Es tambien muy exigente con el agua y su pureza, por lo que sólo se aconseja su mantenimiento a personas muy experimentadas. Es uno de los personajes de la película de Disney "Buscando a Nemo".
Este pez es el único dentro de su familia, distinguiéndose de sus prientes más cercanos, los peces Cirujano, por la presencia de un filamento muy largo en la aleta dorsal y por la ausencia de estiletes caudales venenosos. Morfológicamente, el Ídolo moro destaca por tener el cuerpo muy comprimido lateralmente, las aletas poco robustas pero muy móviles, una boca en forma de pico con dientes cortantes en las zonas más externas y el ya mencionado filamento en la aleta dorsal, que vuelve a crecer si se le corta por cualquier motivo. Los ejemplares de más edad presentan una ligera gibosidad en la zona terminal de la cabeza y el filamento dorsal muy desarrollado; Cuando son jóvenes recuerdan mucho a los populares peces ángel (o más corrientemente Escalares) de agua dulce. Las aletas ventrales tienen la típica forma triangular y son bastante cortas, mientras que la anal tiene forma de pirámide, la caudal de triángulo y las pectorales tienen una forma ligeramente circular. Su líbrea es realmente llamativa y consiste en un fondo de color blanco amarillento interrumpido por tres franjas negras verticales: Una cubre la zona comprendida desde el inicio de la boca hasta casi la mitad del cuerpo (aletas ventrales incluidas), la segunda se encuentra algo antes de la aleta caudal (cubriendo la mitad de la anal y la base de la dorsal) y la tercera ocupa la totalidad de la aleta caudal. la boca es de color blanco y, en la mandíbula superior tienen una mancha triangular de color amarillo anaranjado. No presentan ningún dimorfismo sexual, pueden medir hasta 25 centímetros en un acuario y, si se consiguen adaptar al mismo, llegan a sobrepasar los 10 años de vida.
El mantenimiento de este pez exige varias cosas que deben cumplirse en cualquier caso si se desea que sobreviva en perfectas condiciones durante muchos años. En primer lugar hay que tener presente que se trata de un infatigable nadador que, en la naturaleza, se desplaza por amplias zonas rocosas y coralinas para buscar comida, por lo que el tanque en el que se encuentre debe tener un tamaño grande: Al menos dos metros de largo y más de medio metro de ancho, siendo tambien la profundidad importante pata que pueda desplegar totalmente todas sus aletas (sirve cualquier recipiente de más de 50 cm de profundidad). En segundo lugar, la alimentación natural de este pez se basa en microinvertebrados y esponjas que viven en las rocas y corales del arrecife, por lo que es indispensable mantener un buen número de piedras vivas y corales duros que le proporcionen las cantidades necesarias de alimento durante la fase de adaptación. Asimismo es muy importante que cuente con un buen número de escondites en los que pueda aguacerse en caso de necesitarlo. Y, por último lugar, en su hábitat natural las corrientes son más bien débiles, con aguas muy transparentes y sin ninguna traza de contaminación orgánica, lo que quiere decir que el agua debe estar siempre muy limpia, poco movida y con los niveles de nitrito, amoniaco y nitratos siempre a 0 ppm (si bien aguantan sin problemas niveles de hasta 20 ppm de nitrato pero sólo si están perfectamente aclimatados). La temperatura debe mantenerse entre 24 y 26 ºC, y la densidad entre 1.020 y 1.024. Hay que evitar a toda costa las variaciones bruscas de los parámetros acuáticos. El uso de un espumador de proteínas es indispensable para tratar la gran cantidad de desechos que produce al alimentarse constantemente, así como la instalación de ozonizadores y lámparas UV para eliminar posibles parásitos nefastos. Como sus parientes los Cirujanos, el Ídolo moro es muy sensible a ciertas enfermedades cutáneas como el Oodinium y el Cryptocarion, así como a la tuberculosis y a la enfermedad de la línea lateral, problemas que casi siempre acaban con la vida de este extraordinario pez al tener el sistema immunitario por naturaleza muy debilitado sumado a la degeneración posterior que le supone el tener que adaptarse a un ambiente nuevo. Es mejor abstenerse de usar medicamentos con cobre ya que este pez no lo tolera bien. Para aumentar las posibilidades de adaptación de esta especie en un acuario nuevo hay que tener en cuenta dos cosas: Adquirir peces muy jóvenes ya que son los que mejor se adaptan al cautiverio y ver que se alimentan en el comercio donde se vayan a comprar. Una de las principales causas de fracaso en la aclimatación del Ídolo moro es el estrés, al que es particularmente sensible y que en muchos casos le produce tal trauma que deja de alimentarse hasta la muerte; Se comprende la importancia de mantener abundantes rocas y corales que produzcan alimento vivo para mitigar este problema. Introducirlo en primer lugar y mantenerlo con peces tranquilos, así como mantener muy estables las condiciones del agua durante todo el tiempo son dos factores que disminuyen el estrés y, por consiguiente, la aparición de enfermedades.
Como he comentado antes, el problema más importante en el mantenimiento del Ídolo moro es su alimentación. En la naturaleza, la dieta de este pez la componen, especialmente, esponjas, y en menor medida pequeños invertebrados como crustáceos, gasterópodos y tambien abundantes cantidades de algas. En cautividad es imprescindible alimentarlo solamente con presas vivas como Artemias durante sus primeros días para que empiece a comer. Cuando se coma este aporte sin ningun reparo se puede empezar a administrar alimento congelado de todo tipo. Cuando devore sin recelos todo el alimento congelado que se le dé se puede intentar ya con alimentos desecados y liofilizados, que acaban aceptando siempre que su estado de salud sea óptimo. Por lo general, muchos no consiguen que lleguen a aceptar el congelado, algo que se puede evitar manteniéndolos, como he dicho, con abundantes rocas, algas y corales que les dan alimento fresco en abundancia y siempre a su disposición. Los ejemplares que estén perfectamente adaptados se alimentan de todo tipo de alimentos vivos (Artemias, Mysis, Cyclops, ...), congelados (Artemias, Tubifex, Krill, ...) y secos (Escamas, gránulos, palitos, ...) que pueden enriquecerse, por ejemplo, con algun complemento vitamínico para peces Ángel ya que estos productos contienen sustancias pertenecientes a esponjas, bocado predilecto del Ídolo moro. Es importante darles materia vegetal al menos tres o cuatro veces a la semana si no hay algas en el acuario.
A pesar de que en su hábitat natural es un pez gregario, en cautividad hay que mantener a un solo ejemplar por acuario ya que no se toleran entre ellos. Sólo se puede hacer algun intento en acuarios muy grandes (de más de 2000 litros) y siempre con peces muy jóvenes, introduciéndolos a todos a la vez en el tanque. En lo que respecta al resto de especies, el Ídolo moro es muy pacífico y raramente llega a mostrarse intimidatorio o agresivo con otros peces a menos que tengan su misma forma y coloración (caso del Heniochus Acuminatus). Puede mostrarse algo reacio con los recién llegados, aunque sólo para marcar territorio. No conviene su asociación con peces demasiado rápidos ni nerviosos (Damiselas y algunos Lábridos entre otros) ya que pueden estresarlo y dificultarle la labor de comer al ser más rápidos. Tampoco hay que mezclarlo con peces demasiado curiosos que puedan morder su largo filamento dorsal, algo que los estresa muchísimo. Sólo se puede asociar con especies tranquilas y lentas (Mandarines, peces globo, Caballitos de mar, ...) que no le impidan comer ni realizar sus quehaceres diarios con tranquilidad. La presencia del Labroides Dimidiatus, un desparasitador típico, es muy recomendable ya que limpia constantemente la piel de este pez de pequeños crustáceos parásitos.
No se tiene ningún dato de que se haya reproducido en cautividad. Si se sabe, sin embargo, que és ovíparo y que, posiblemente, frezan de forma comunitaria cerca de la superfície del mar, siendo los huevos arrastrados por la corriente. Seguramente los huevos eclosionan entre el fitoplancton, del que se alimentan las larvas hasta bajar al fondo y empezar la fase adulta.
Todo lo necesario para cuidar bien a los peces de acuario y a las plantas de jardín e interior.
¡¡¡TRADÚCELO!!!
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