Los Plátanos de Canarias son, sin lugar a dudas, una de las frutas más consumidas en el mundo. Parte de este éxito se debe a su dulce sabor y a sus excelentes propiedades nutritivas que nada tienen que envidiar a las Bananas y a otros tipos de frutas. Son una excelente fuente de potasio y grandes revitalizantes, pero no son adecuados para personas con problemas de estreñimiento ya que su contenido en agua es bajo. La planta que produce estos excelentes frutos, perteneciente a la família de las Musáceas, es también muy bella y bastante resistente a las condiciones adversas, pudiendo cultivarse sin excesivos problemas fuera de su hábitat natural tanto en exterior como en interiores (caso éste último en el que no produce ni flores ni frutos, siendo sus hojas el centro de atención). Si se le prestan los cuidados mínimos que necesita se mantiene vigorosa y reluciente durante mucho tiempo. Como su nombre común indica, esta planta es oriunda de las islas Canarias.
A pesar de que puede parecerlo, estas plantas no son árboles ni arbustos, si no plantas herbáceas de tamaño descomunal para este tipo de vegetales. Constan de un rizoma subterráneo muy grueso y provisto de raíces largas y duras que se anclan fuertemente al sustrato para evitar ser arrancadas por las riadas ocasionales y el viento intenso. Esta estructura funciona, además, como reservorio de nutrientes en caso de que las partes aéreas se pierdan, creando nuevas en tales casos. Los rizomas pueden pasar hasta dos años sin hojas ni tallos verdes siempre que se mantengan cálidos y húmedos en todo momento. De los rizomas emergen las partes aéreas, que no suelen sobrepasar los dos metros de altura y que están formadas por una especie de tronco que se compone por las bases secas de antiguas hojas, de forma similar a las palmeras. Las hojas, grandes y lustrosas, miden un metro y medio de largo y hasta 70 centímetros de ancho y lucen un color verde muy intenso. El nervio central, muy visible y endurecido, presenta un gran número de nervios laterales mucho más pequeños y alargados. El tejido foliar, como sucede en el resto de miembros de la familia, es bastante frágil, y se rasga fácilmente en presencia de vientos (aunque sean moderados), algo que no afecta en absoluto al desarrollo de la planta y que, para algunos, hace a estas plantas aún más bellas. El tejido foliar de la platanera de canarias es bastante más grueso y endurecido que otras Musáceas, lo que hace algo más difícil que el viento pueda romperlo. Cuando hace calor produce racimos pubescentes de algo más de un metro de largo que soportan abundantes flores con un largo pistilo verdoso al que rodea un grupo de estambres pequeños y amarillentos. Cada grupo de 20 flores está rodeado de una bráctea granatosa. El peso que alcanza el conjunto de flores hace que los escapes florales se inclinen hacia el suelo. Los frutos están formados por la carnificación interna del pistilo floral, y el involucro del mismo se convierte en la piel del plátano, que va amarillenado a medida que éstos maduran. Estas plataneras se encuentran entre las más productivas que existen.
El cultivo de esta planta no supone ninguna dificultad siempre que se respeten sus exigencias básicas. El aspecto con el que se muestra más tolerante es la luz, pudiendo vivir en lugares sin nada de luz solar y habitaciones bastante sombrías hasta el sol directo de los meses más cálidos del año, por lo que se adapta perfectamente a muchos tipos de emplazamientos. Sin embargo, si se desea que se produzcan abundantes plátanos es indispensable colocarla a pleno sol durante todo el año. Cultivada en interiores y sin luz artificial muy potente, las hojas y los tallos se desarrollan con toda normalidad, pero la producción de frutos se inhibe completamente. Como todas las Musáceas, las plataneras de Canarias reclaman generosas cantidades de agua en el suelo, por lo que se debe regar éste de forma abundante durante los momentos más cálidos del año sin permitir que se seque completamente pero tampoco que se encharque, cosas que producen la pudrición de los rizomas subterráneos y la muerte de la planta. Es necesario que el suelo sea algo calizo, aunque no toleran ninguna traza de sal. No resulta tan exigente con la humedad ambiental, adaptándose sin problemas a climas secos y cálidos como el Mediterráneo, aunque resulta conveniente rociar las hojas a diario si hace demasiado calor (pero nunca mientras estén expuestas al sol ya que se queman fácilmente) para evitar que se sequen y se caigan. Los vientos fuertes no son amigos de estas plantas, pues rompen las hojas con facilidad y, además son secos, las amarillean y provocan su caída, por lo que conviene protegerlas de los vientos demasiado fuertes. Pese a ser una planta más bien tropical, consigue sobrevivir en climas bastante extremos, llegando a tolerar heladas débiles (nunca menos de -2 ºC) durante meses sin daño alguno (aunque inhibiéndose el crecimiento vegetativo hasta que sube de nuevo la temperatura) pero sólo si son plantas adultas; Las plántulas mueren si la temperatura baja por debajo de 10 ºC, por lo que hay que protegerlas metiéndolas en casa o en invernaderos si hace demasiado frío durante el invierno. Lo ideal es mantenerlas a unos 25 ºC durante todo el año. El crecimiento se detiene por debajo de 10 ºC y por encima de 33 ºC. Es totalmente imprescindible, en caso de que se quieran obtener plátanos, abonar estas plantas una vez a la semana con un abono rico en potasio durante el verano (en invierno no hay que abonarlas) y con un producto para plantas de hoja si se cultiva en interiores, que puede usarse durante todo el año siempre que la temperatura no baje por debajo de 10 ºC y una vez a la semana.
Se trata de plantas amantes de la humedad que lucen excelentemente en los bordes de cuaquier estanque de agua dulce si se plantan cerca del agua en macetas lo bastante grandes o en montículos para evitar que las raíces o el rizoma se sumerjan en el agua. Se pueden combinar con todo tipo de árboles, arbustos o palmeras, por ejemplo, realizando alineaciones mixtas con Cocoteros, Ricinos, Gardenias o Marihuana. Tambien quedan muy bien más alejados del agua.
La propagación de esta planta únicamente puede realizarse vegetativamente, pues los plátanos no tienen semilla alguna. El proceso, muy sencillo, consiste en separar los vástagos inferiores que producen las plantas adultas tras la fructificación. Estas plantitas, con sus raíces correspondientes, se plantan en otro sitio y se tratan como plantas individuales. Este procedimiento se realiza durante todo el año en su lugar de origen y sólo a principios de otoño en las zonas frías.
Todo lo necesario para cuidar bien a los peces de acuario y a las plantas de jardín e interior.
¡¡¡TRADÚCELO!!!
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