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sábado, 27 de julio de 2013

Aequidens Dorsiger - Cíclido de pecho rojo

Los Cíclidos del género Aequidens, que fueron separados hace algun tiempo de los del género Acara, son cada vez más populares en los acuarios debido a su forma física, a su actitud generalmente pacifica y a sus vistosas y variadas líbreas. El A. Dorsiger presenta una de las líbreas de reproducción más espectaculares entre todos los cíclidos, aunque el resto del tiempo permanece más bien poco vistoso y apagado. Se pueden encontrar en toda la cuenca del río Paraguay viviendo en parejas en zonas tranquilas, poco iluminadas y alejadas de las aguas libres (entre plantas y troncos), siendo uno de los peces que se aventura en el interior de la selva Amazónica al finalizar la estación lluviosa e inundarse el terreno. En Brasil se conocen por poder ser pescados con las manos.

Son Cíclidos típicos, con el cuerpo comprimido lateralmente, una pequeña gibosidad frontal, boca pequeña, aletas ondeantes y bastante amplias y ojos de mediano tamaño. La forma física y la líbrea varian bastante en función del sexo: Los machos son un poco más grandes que las hembras y sus aletas dorsal y anal terminan en punta. La líbrea reproductora de los machos consiste en una base de color café muy claro en los laterales, interrumpida por algunas manchas negras que siguen la linea lateral. En la zona ventral presentan una bella tonalidad roja rosada. Los bordes de las aletas dorsal, anal y caudal son anaranjados, siendo el tejido interradial de color verdoso con multitud de rayitas azules. Las hembras presentan el mismo color durante la época de freza, aunque suelen tener el color rojo rosado del vientre mucho más brillante. Fuera de la freza su líbrea es bien diferente: El color base del cuerpo es plateado brillante con algunas manchas negras que siguen la linea lateral, siendo todas las aletas incoloras. En la zona dorsal suelen ser más bien marronosos. Este patrón cromático lo presentan tanto los machos como las hembras. Pueden medir hasta 15 cm de longitud y vivir unos 10 años.
No resulta en absoluto complicado mantenerlos en un acuario siempre que se les cuide mínimamente bien. Para un solo individuo son suficientes 100 litros de agua, mientras que para una pareja es mejor un tanque de 150 litros o más. La decoración, como para todos los peces Amazónicos, debe estar formada por abundantes escondites (plantas, troncos, piedras, ...) entre los que se puedan refugiar en caso de necesitarlo. Si el acuario es específico para ellos resulta muy beneficioso poner algunas piedras planas a modo de losetas en el sustrato para que estos peces depositen sus huevos. No les gustan las corrientes excesivas en el agua pero sí requieren una buena aireación de la misma. El sustrato debe ser oscuro y de grano más bien fino para permitirles excavar en él (no resultan dañinos para las plantas), lo que unido a una luz ténue o tamizada por plantas flotantes les ayuda a sentirse mucho más cómodos. Estos cíclidos necesitan aguas blandas (dureza menor que 10 ºdGH), ácidas (pH entre 6 y 7) y bastante caldeadas (como mínimo 24 ºC de temperatura). No les agrada que los niveles de nitratos sean demasiado elevados (mantenerlos siempre por debajo de 20 ppm) y no toleran nada de nitrito ni amoniaco, por lo que se debe mantener el acuario siempre limpio sifoneando el fondo y realizando cambios parciales de agua una vez a la semana. A pesar de que pueden adaptarse a vivir en condiciones más dispares que las anteriormente mencionadas, no es nada aconsejable hacerlo ya que aumenta muchísimo la probabilidad de que enfermen (especialmente de exoftalmia, una enfermedad consistente en la hinchazón de los ojos y de la zona ventral). Para mantener el agua siempre a su gusto es necesario, además de añadir agua descalcificada en cada cambio de agua, filtrar mediante turba.
Debido a su timidez es normal que durante los primeros días en un nuevo acuario rechacen el alimento especialmente si sus compañeros los atacan, llegando a morir de hambre en el peor de los casos. Para evitar esto se aconseja introducirlos en primer lugar. Son casi estrictamente carnívoros a los que hay que alimentar con muchas presas vivas durante la aclimatación (o congelados en su defecto). Una vez superada esta fase se convierten en voraces comedores que devoran sin reparos escamas, gránulos y todo tipo de alimentos artificiales. Unos dos o tres aportes vegetales a la semana (en forma de escamas de Spirulina) les son bastante beneficiosos.
Se trata de una de las especies con más carácter del género a pesar de su timidez inicial. Una vez adaptados a un nuevo acuario se vuelven territoriales, defendiendo su porción de tanque de cualquier intruso con fiereza, pero raramente llegan a causar daños, aunque sean leves. No conviene mezclarlos con peces demasiado agresivos aunque sean de su mismo tamaño o menores, como los Barbos, los Bocas de fuego y los Convictos, ni tampoco con peces demasiado grandes que pueden intimidarlos, como los Óscares o los Flowerhorn. Asimismo conviene evitar peces demasiado tímidos, pues estos cíclidos tienen la mala costumbre de ir siempre a por los más débiles, por lo que peces como Discos no son muy recomendables como compañeros. Pueden ser asociados sin problemas (siempre en acuarios de más de 100 litros) con todo tipo de tetras pequeños (Neones, Hemigrammus, Hyphessobrycon, ...), peces de fondo (Otocinclus, Ancistrus, ...) y otros Cíclidos de su mismo tamaño o más grandes siempre que no sean demasiado belicosos (Escalares, Ramirezis, Apistogramma, ...). Si el acuario es menor de 100 litros es mejor mantener un solo individuo en compañía de un pequeño grupo de tetras o una pareja totalmente aislada. En tanques de 200 litros en adelante conviven sin problemas (incluso por parejas) con todas las especies anteriormente mencionadas, aunque durante la freza se convierten, como todos los Cíclidos, en peces territoriales y protectores.
Siempre que se tenga una pareja en un acuario específico con el agua ácida, blanda y bastante caldeada, se reproducen sin ningun tipo de intervención externa. El ritual empieza con la selección y limpieza del soporte que albergará los huevos (puede ser una piedra plana, una hoja ancha de Echinodorus, el cristal del acuario...). Mientras los colores del macho y la hembra se intensifican realizan el baile nupcial típico del género Aequidens (espasmos de cabeza y cola principalmente). La hembra expulsa un máximo de 300 huevos que son fertilizados en seguida por el macho. A partir de este momento vigilan y limpian activamente la puesta llegando a matar a cualquier intruso que se acerque demasiado, tarea que se reparten equitativamente el macho y la hembra. Los huevos eclosionan en unas 40 horas y los alevines empiezan a nadar libremente a los cuatro días de nacer. A partir de este momento deben ser alimentados con Artemia recién eclosionada, alimento en escamas pulverizado o alimentos en polvo o en suspensión específico para alevines. Los adultos cuidan con esmero de sus hijos durante al menos dos meses, pasados los cuales se desentienden de ellos debiendo retirarlos para evitar que sean considerados rivales (especialmente si la pareja se está preparando para volver a frezar). Los alevines son muy sensibles a la contaminación y a las fluctuaciones de los parámetros acuáticos.
 

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