jueves, 20 de junio de 2013

Ctenolabrus Rupestris - Tabernero

Perteneciente a la extensa familia de los Lábridos, los Taberneros son una excelente alternativa a los Labroides Dimidiatus como peces desparasitadores para los aficionados novatos o con acuarios de agua más bien fría ya que son mucho más resistentes a la contaminación y a las variaciones bruscas de los parámetros acuáticos aunque su líbrea es bastante menos llamativa. Se encuentran en toda la superfície comprendida entre Noruega y Marruecos, estando presente en el mar Mediterráneo y en el Negro. Viven en solitario en zonas rocosas y praderas de Posidonias donde abundan sus presas preferidas: Los pequeños Crustáceos, los Anélidos y los Gasterópodos, las conchas de los cuales trituran con sus punzantes dientes. Medran en profundidades próximas a los 50 metros y se usan extensamente en las piscifactorias de Salmones porque se alimentan de los pequeños animales que estos pueden tener pegados a su piel. También se está extendiendo su uso como desparasitadores en los criaderos de otros peces como las Doradas, las Lubinas y los Rodaballos.
 
Presentan el cuerpo muy comprimido lateralmente con aletas cortas, rígidas y fuertes (además de desarrollados músculos) que, al igual que el resto de miembros de la familia, les valen para nadar con rapidez y escapar de cualquier peligro en poco tiempo. Sus ojos son de gran tamaño y su boca, bastante grande, está armada por unos puntiagudos y visibles dientes caninos con los que destrozan las conchas o exoesqueletos de los animales de los que se alimentan. Los ejemplares más viejos (machos especialmente) pueden presentar una pequeña gibosidad tras la cabeza. El color dominante de su líbrea varia segun el sexo: Los machos tienen un color rosado rojizo por todo el cuerpo mientras que las hembras presentan un color marrón intermedio. Ambos sexos presentan un ocelo negro en la zona superior del pedúnculo caudal y las aletas incoloras. Son peces hermafroditas que nacen como hembras, con la líbrea correspondiente, cambiando al sexo masculino al cabo de unos tres años de vida, aunque son muy pocos los que experimentan el cambio de sexo. Pueden medir 20 cm de longitud (12 en acuario) y vivir hasta 15 años.
No son nada exigentes con el mantenimiento en cautividad, adaptándose incluso a recipientes muy pequeños (de menos de 20 litros) siempre que haya muchos escondites que les ofrezcan seguridad. No obstante, para que se sientan realmente a gusto es necesario un acuario de 400 litros como mínimo para un solo pez, y debe estar decorado con muchos tipos de materiales sólidos (rocas vivas, fibras de coco, troncos de plástico atóxico y similares) para que se puedan esconder. El agua, fuertemente oxigenada y agitada, debe ser renovada parcialmente cada siete días para evitar la acumulación de nitrógeno. Resisten muy bien variaciones bruscas de las condiciones acuáticas y concentraciones bastante elevadas de nitrato (hasta 200 ppm, pero mejor mantenerlos siempre por debajo de 50) pero sin tolerar la más mínima traza de nitritos y amoniaco. La temperatura debe estar entre 5 y 20 ºC, no debiendo subir más de 22 o 23 ºC para evitar que sean atacados por todo tipo de enfermedades y la densidad puede estar entre 1.022 y 1.035. Es muy aconsejable tapar el acuario para evitar que salten, algo que hacen comunmente y más si se asustan de repente.
No presentan ningun problema para comer en un acuario aunque durante los primeros días e incluso semanas en un nuevo acuario se encajonan en los agujeros sin alimentarse, saliendo sólo por las noches a inspeccionar el terreno. Al cabo de un tiempo de insistencia sólo con presas vivas o congeladas salen encantados a cualquier hora del día para devorarlas rápidamente, aceptando al poco tiempo las escamas y los gránulos sin rechistar. Su dieta básica la componen invertebrados, especialmente crustáceos, anélídos y gaterópodos, por lo que su alimentación debe estar compuesta básicamente por estos ingredientes (trocitos de Gambas, de Langostinos, de Cangrejo o de Camarón, mejillones pequeños sin descascarillar para que ejerciten sus dientes, gusanos marinos comprados en cualquier tienda de artículos de pesca y muchos más), dándoles muy de vez en cuanto (una vez cada dos semanas) un pequeño aporte vegetal en forma de escamas o pastillas de alga Spirulina.
A excepción de otros Taberneros, que no se soportan entre ellos, peleando casi siempre hasta la muerte, son peces muy pacíficos que no muestran ninguna actitud agresiva hacia ninguna especie de pez, siendo muy beneficioso mantenerlos en un acuario comunitario porque limpian de parásitos (incluido el Punto blanco e incluso el Oodinium) la epidermis de todos sus compañeros, incluso de los que sean muy pequeños. Pueden ser asociados con muchísimas especies que habiten bajo sus mismas condiciones: Doradas, Sargos, Salpas, Lubinas, Escorpas y demás, que agradecen los preciosos servicios de limpieza de los Taberneros. Pueden, sin embargo, mostrarse algo agresivos hacia otras especies de Lábridos de líbrea o formas similares a las suyas, como la Porredana o el Merrillo. No son compatibles con invertebrados que no sean Corales y Anémonas (Caracoles, Gambas, Camarones, Cangrejos y demás) ya que los devora con suma rapidez. Además de limpiar a sus compañeros acaban con bastante rapidez con cualquier plaga de caracoles en el acuario donde están viviendo.
No se ha conseguido hasta la fecha que se reproduzcan en un acuario. Se sabe que los machos son polígamos que se aparean con varias hembras a la vez. Tras un elaborado cortejo colectivo las hembras dispersan sus huevos en el agua y, una vez fecundados, el macho recoge todos los que puede para llevarlos a su encueve, donde los vigila ferozmente hasta que eclosionan al cabo de cuatro días. Los minúsculos alevines son destetados por el macho y expulsados de su cueva nada más nacer, y dependen de los amontonamientos de algas, rocas y cualquier otro sólido para protegerse de los depredadores. Se alimentan de microzoopláncton y del manto bacteriano de la superfície de rocas y algas, así como de la mucosa de los peces con los que conviven (especialmente Escorpas y Cabrachos) que no se dan cuenta de que se les enganchan. Crecen con bastante rapidez y cuando miden ya cuatro centímetros se separan para vivir cada uno de ellos su vida en solitario.
Como curiosidad decir que son peces coleccionistas que recogen de las cercanías de su territorio cualquier objeto atrayente y lo llevan al interior de su cueva. De hecho algunos buceadores aseguran haber encontrado monedas, trozos de cristal, perlas de collar y pendientes en sus agujeros y, además, que se puede sacar a los taberneros de sus agujeros ofreciéndoles objetos brillantes como anillos de oro o de plata. También son peces confiados que comen tranquilamente de la mano del acuariófilo pero que, al más mínimo peligro o movimiento brusco, se ocultan en sus cuevas en menos de tres segundos.

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