La Maranta tricolor o, simplemente, Maranta, es la Marantácea más cultivada en interiores por sus exigencias medianamente fáciles de conseguir y a sus preciosas y llamativas hojas. Esta planta procede, como todas las demás de la família, de las selvas tropicales de América del sur, donde vive en el mismo sotobosque bajo plantas y árboles de gran tamaño que la protegen del exceso de sol. A menudo se la considera un subarbusto en vez de una planta herbácea ya que tiene una cierta tendencia a formar ramificaciones a partir del primer tallo, que aunque no lignifica, se queda desnudo, adquiriendo la forma de un pequeño arbolito.
Es una planta rizomatosa, como las demás Marantáceas, que posee un sistema radicular muy desarrollado y formado por un grueso rizoma de color blanco y raicillas de anclaje que le permite sujetarse a los sustratos más variados. Del rizoma salen varias partes aéreas que constan de un tallo central sin liginificar, rígido y muy corto (a veces invisible) que dispone de nudos muy visibles de los que salen hojas elípticas y alternas. Las hojas son aterciopeladas para mitigar el exceso de transpiración cuando no llueve o el aire es demasiado seco para sus necesidades. Diasponen de un color púrpura en el reverso y de una combinación cromática en el anverso consistente en el nervio central de color blanco verdoso, los nervios laterales de color rojo escarlata y el resto de tejido de color verde oscuro cuando son viejas, siendo más claro cuando nacen. Los peciolos son muy rígidos y pueden medir 10 centímetros de largo. El tamaño de las hojas puede variar entre los 6 centímetros de largo y los 15 según las variantes. Durante las estaciones cálidas produce espigas de flores rosadas, labiadas y pequeñas que no aportan ningun toque ornamental a la planta, siendo conveniente cortarlas para que no resten vigor a las hojas.
Esta es la Marantácea más fácil de cultivar (dentro de lo fácil que tiene esta família de plantas), siendo muy adecuada para los que se inician en el cultivo de estas plantas. Es muy común en estancias de interior, donde puede vivir con menos humedad de la necesaria y con poca cantidad de luz. El requisito indispensable para que se mantenga siempre sana y lustrosa es la humedad elevada. Requiere un 80% de humedad relativa durante todo el año y de forma constante (si bien puede tolerar valores mínimos de hasta un 30%) y el sustrato en el que esté plantada nunca se debe secar completamente. Es muy buena idea poner la maceta sobre un platillo con grava mojada sin permitir que el agua toque la base del macetero. No soporta el encharcamiento de los rizomas ni las raíces, por lo que se debe evitar regarla demasiado para evitar la pudrición de la planta. No conviene mojar las hojas para evitar la aparición de manchas blancas antiestéticas que no pueden eliminarse. A pesar de poseer colores brillantes y chillones, como cualquier planta variegada, no es indispensable que reciba sol directo, que sólo le puede dar por las mañanas y por las tardes, evitando las horas centrales del día para evitar quemaduras especialmente en estaciones demasiado cálidas si se cultiva en el exterior. En estos casos conviene colocarla a la sombra de plantas más grandes y, mucho mejor aún, si se amontona junto a otros vegetales de su tamaño que le darán un extra de humedad. La temperatura debe mantenerse entre 20 y 30 ºC de forma constante, pudiendo tolerar mínimas de hasta 10 ºC y máximas de hasta 40 ºC (en éste último caso es indispensable que no le dé el sol directo en ningún momento y mantenerla siempre en un lugar muy húmedo). Por debajo de 15 ºC se da el reposo vegetativo durante el que la planta detiene su crecimiento y lo recupera cuando llega de nuevo el calor. Si la temperatura baja por debajo de 10 ºC pierde las hojas (que vuelven a crecer cuando llega el calor), y si está expuesta a heladas (aunque sean débiles) los rizomas mueren debido al frío, por lo que es mejor protegerlos si hay riesgo de heladas y si la planta está en el exterior, por ejemplo, acolchando la superfície del sustrato con partes muertas de otras plantas o, mejor aún, colocándola en interiores. Duante el crecimiento necesita ser abonada con un producto para plantas de hoja, aunque no conviene pasarse porque de lo contrario se puede dañar la planta (hay que seguir arrajatabla las instrucciones del fabricante). Uno de los problemas más comúnes con esta planta es la caída de las hojas en lugares con temperaturas ideales para ella y el secamiento de las puntas de las hojas. Ambos problemas están causados por un déficit acusado de humedad o riego. Si se corrige rápidamente la situación la planta se recupera rápidamente. No presenta a penas problemas con las plagas ni las enfermedades, siendo esporádicamente afectada por pulgones y arañas rojas incluso en condiciones de baja humedad ambiental.
Esta planta se adapta muy bien a ambientes muy húmedos, por lo que es muy usada en acuaterrarios, donde se puede mantener enganchada a rocas u otros objetos que queden fuera del agua mediante hilos de lana o nailón, desarrollándose perfectamente siempre que ninguna raíz quede sumergida bajo el agua. Pasa lo mismo en los estanques, donde puede plantarse cerca del agua pero sin que las raíces la toquen, por lo que es mejor ponerla sobre montículos o macetas. Algunas personas las enganchan a los troncos de los árboles y arbustos ribereños para embellecer el conjunto. Lucen especialmente bien con otras plantas de su tamaño y que requieran sus mismas condiciones ambientales, como sus parientes las distintas Calatheas. Se benefician muchísimo de la sombra que crean plantas más voluminosas, por lo que no está de más plantarlas bajo éstas.
Esta planta puede multiplicarse muy fácilmente mediante división del rizoma, proceso fácil que puede realizarse durante todo el año en climas tropicales y sólo durante la primavera y el verano en zonas de inviernos fríos, justo cuando se detiene el reposo vegetativo. Hay que sacar el rizoma y cortar una porción de unos 5 centímetros de largo. Éste se entierra en un suelo suelto, húmedo y sin cal, y se mantiene en un lugar constantemente humedecido y caldeado (mejor colocarlo en un invernadero o, mejor aún, en una caja de plástico cerrada herméticamente). En unas dos semanas hecha raíces y salen nuevos tallos y hojas. Algunos las multiplican por esquejes apicales del tallo rebozando las zonas de corte con hormonas de enraizamiento y que luego se plantan en un sustrato muy húmedo y se mantienen en un lugar caldeado, enraizando en dos o tres semanas, pero es un proceso bastante delicado y difícil de realizar debido a la fragilidad de las partes aéreas.
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