Ceratophyllum Submersum - Cola de zorro

La cola de zorro es sin lugar a dudas una de las plantas acuaticas más fáciles de cuidar y cuyo extraño y simple aspecto nada tiene que envidiar a otras especies más vistosas. Estas plantas estrictamente acuaticas están bien representadas en las aguas frescas y estancadas, donde pueden prosperar masivamente hasta el punto de convertirse en plagas que afectan la vida de otros vegetales con los que conviven. Se Actualmente se encuentran en todas las regiones tropicales y subtropicales del mundo y en todo tipo de sistemas acuaticos estancados o escasamente movidos, presentándose como plantas flotantes o agarradas al suelo. Hay que tener mucho cuidado con su preservación ya que está desapareciendo a un ritmo alarmante de lugares en los que antes era muy abundante, como en la comunidad Valenciana.

Esta planta tiene una estructura muy sencilla consistente únicamente en tallo y hojas, careciendo completamente de raíz alguna. Los tallos son muy finos (no sobrepasan el milímetro de diámetro) pero bastante duros y resistentes. Cada uno puede llegar a medir más de un metro de largo y dispone de múltiples nudos de los que salen hasta cuatro hojas finas y puntiagudas, folioladas y dispuestas en verticilos. las hojas miden cinco centímetros de largo. Durante las estaciones de calor produce flores solitarias, pequeñas y rodeadas de brácteas blancas. No tienen  perianto y duran unos tres días. Los frutos son aquenios dehiscentes que se abren en cuanto maduran. Tanto las flores como los frutos salen del agua siempre que la mayor parte del tallo esté muy cerca de la superficie. El color verde de esta planta adquiere distintas tonalidades segun la cantidad de luz que reciba, pudiendo ser verde esmeralda en situaciones muy luminosas y verde amarronado si no recibe suficiente cantidad de luz.

El cultivo de estas plantas es muy fácil, siendo además muy recomendables para aguas estancadas o poco oxigenadas ya que producen cantidades ingentes de este gas vital siempre que se cumpla lo mínimo que piden. Como cualquier planta con follaje fino, la cola de zorro necesita muchísima luz, lo que asegura su nutrición mínima y su máxima velocidad de desarrollo. Si se cultiva en exteriores es indispensable ponerla a pleno sol durante casi todo el día, y si se cultiva en interiores hay que ponerla bajo potentes focos lumínicos que le aporten la iluminación necesaria para que pueda desarrollarse bien. No basta sólo que la luz sea potente: Todas las partes de la planta deben recibir la misma cantidad de forma continuada para evitar la decoloración y la pudrición de las zonas más escondidas. Estas plantas son muy sensibles a la falta de luz, perdiendo todas las hojas rápidamente y todo el tejido interno de los tallos, cosas que acaban con la planta en poco tiempo. El agua para su cultivo debe ser neutra o alcalina (pH entre 7 y 9) y la dureza debe mantenerse entre 15 y 40 ºdGH, pues se da el hecho de que estas plantas absorben algo de cal para completar su proceso metabólico, por lo que no pueden sobrevivir en aguas ácidas o demasiado blandas por mucho tiempo. Son muy tolerantes con las bajas temperaturas, sobreviviendo incluso en aguas cuya superfície esté congelada siempre que reciba toda la luz necesaria para aguantarlo. No pasa lo mismo con las altas temperaturas, pues sus tejidos finos y desprovistos de protección se queman muy fácilmente y se desintegran, por lo que la temperatura del agua no debe sobrepasar nunca los 26 ºC. El desarrollo se da entre los 18 y los 23 ºC. No les importa en absoluto el sustrato del acuario o estanque, pues no lo usan ni lo necesitan para nada al carecer de raíces, aunque si se quieren enterrar las partes inferiores de los tallos es mejor que el sustrato sea de grano fino y no anguloso para impedir la pudrición. Otro factor indispensable para que se desarrollen bien son los abonados, que deben hacerse semanalmente durante las estaciones calurosas (todo el año en los trópicos y durante la primavera y el verano en el resto de lugares) con abonos líquidos específicos para plantas acuáticas. Son igualmente demandantes importantes de CO2.

Son plantas casi indispensables en cualquier acuario de agua fresca destinado a la cría de peces de pequeño tamaño o alevines por la frondosa y tupida barrera que forman a medida que crecen y se van desarrollando. Muchos peces eligen amasijos de estas plantas para poner sus huevos, siendo igualmente apreciadas por los alevines al ofrecerles una gran protección ante posibles depredadores. Su capacidad de oxigenación y de limpieza del agua la convierten también en muy útil para descontaminar, pero la fragilidad de las hojas es su mayor defecto, pues muchos peces las devoran (especialmente las Carpas) a gran velocidad dejando los tallos totalmente pelados en muy poco tiempo, lo que acaba con la muerte de la planta. En condiciones ideales su rápido crecimiento puede tapizar toda la superficie del agua obstaculizando el paso de la luz, por lo que hay que ir podándolas con frecuencia. Las plantas menos necesitadas de luz, como las Anubias y el Helecho de Java se benefician mucho de las sombras que dan estas frondosas plantas.

La propagación de esta planta es muy fácil tanto por semillas como por esquejes apicales. Las semillas se pueden enterrar directamente en el sustrato durante las estaciones cálidas, germinando en una semana o dos. para mayor comodidas es recomendable ponerlas en un recipiente pequeño con algo de grava o arena fina para controlar su crecimiento y si es necesario volver a sembrar. Las plantas germinadas pueden ser traspasadas a su hábitat definitivo cuando miden cinco centímetros. Se pueden aprovechar las cabezuelas y los vástagos cortados durante las podas para propagarlas: Lo único que hace falta es dejarlos flotando en el mismo lugar donde estan plas plantas madre.