Las Orquídeas son plantas generalmente tropicales que constituyen una de las mayores bellezas del mundo vegetal debido al extraordinario porte que presentan y, en especial, al extraordinario colorido que presentan sus flores, algunas de las cuales, como las Cymbidium, poseen un agradable perfume. Son básicamente plantas de interior que, sin embargo, agradecen el cultivo en exteriores durante las épocas más benévolas en lo que al clima se refiere. Las Phalaenopsis son las Orquídeas más conocidas y cultivadas en todo el mundo sólo tras las Cymbidium dada su facilidad de cultivo y a la belleza de sus flores. Se prestan especialmente aptas para habitar un acuaterrario e incluso los bordes de un estanque de interior, dando un bonito toque decorativo a cualquier conjunto.
Se trata de plantas casi exclusivamente epífitas (es decir, que viven ancladas sobre otras plantas) que presentan un sistema radicular especialmente adaptado para este fin. Las raíces son gruesas, de hasta medio centímetro de diámetro, fuertes y largas, presentando un color plateado mate cuando están secas y un color verde muy intenso cuando están húmedas. El color verde se lo da la clorofila que contienen, lo que demuestra que parte del proceso fotosintético de estas plantas se realiza por las raíces. Las hojas, coriáceas, elípticas y bastante voluminosas, se disponen en roseta, y su número puede variar entre cuatro y diez. Presentan un color verde muy oscuro y, además, presentan tejidos esponjosos en su interior que les permiten soportar la desecación a la que están sometidas en su hábitat natural, pues al estar las raíces descubiertas pierden mucha agua. Las hojas pueden medir hasta 15 centímetros de largo y hasta 7 de ancho. De los nudos foliares surgen varios tallos florales levemente lignificados, de color verde muy oscuro y que pueden medir hasta medio metro de largo, cada uno de los cuales puede soportar hasta treinta flores cuyo tamaño oscila entre 2,5 y 13 centímetros. Las flores son zigomorfas, hexapétalas y vistosas, aunque no están perfumadas. El pétalo más pequeño se ha modificado formando una especie de lengua vistosamente jaspeada que conduce hasta el centro de la flor, que consiste en una pequeña tapa laminar que guarda los granitos de polen (que suelen ser sólo dos). Gracias a los programas de hibridación vegetal realizados con estas plantas, tanto el tamaño como el color de las flores son extremadamente variables, pudiendo ser rosas, fucsias, púrpuras, blancas, verdes, rayadas o jaspeadas. Cabe mencionar que las flores azules son producto del mero tintado artificial cuando se abren (es decir, no existe un cultivar de flores azules).
Las Phalaenopsis, debido a sus necesidades de humedad permanentes, son ideales para colocarse en los bordes de un estanque de interior o, mejor aún, en un acuaterrario, instalación esta que presenta la gran ventaja de mantener un nivel muy elevado de humedad ambiental. Se venden en macetas transparentes, aunque para que su efecto estético sea mayor es mejor sacarlas de las mismas y anclarlas cuidadosamente a un tronco clavado en el borde de un estanque o en una zona poco profunda cerca de la orilla. En este caso hay que enrollar delicadamente las raíces de la planta al tonco mediante un hilo de nailon y retirarlo al cabo de cuatro días aproximadamente, pues la planta se ancla sólidamente al tronco y ya no necesita soporte. Mantenidas en este estado totalmente descubierto requieren muchísima humedad para compensar la excesiva transpiración que sufren por estar las raíces completamente descubiertas, por lo que hay que pulverizarlas con mucha frecuencia pero sin mojar excesivamente las flores. En un acuaterrario de gran tamaño también se fijan sin problemas a un tronco o una roca emergida, siendo innecesario pulverizar las raíces ya que en el medio parcialmente cerrado y cálido de este tipo de instalaciones la humedad es constante. No requieren iluminaciones excesivamente potentes; Mantenidas en estanques interiores se conforman con la luz natural, mientras que en un acuaterrario es necesario la instalación de luces artificiales (son muy recomendables los tubos fluorescentes). Lo más importante es evitar a toda costa que el sol directo incida sobre ellas, ya que las hojas se queman fácilmente (aunque se benefician bastante con algo de sol matinal directo, pero muy poco). Otra cosa imprescindible para que se mantengan sanas es la ventilación, pues en ambientes demasiado cerrados es frecuente la acumulación de agua en la base de la roseta basal de hojas, algo que hace que esta se pudra irremediablemente. Por ello, cabe prestar especial atención en un acuaterrario a las acumulaciones de agua en la base de las hojas, siendo necesario retirar el exceso de agua de este lugar. Esto puede solucionarse instalando, en la zona emergida del recipiente, un pequeño ventilador. El rango de temperaturas en el que viven estas plantas está entre 10 y 35 ºC, aunque la óptima es de unos 22 por la noche y 30 por el día, rango en el que se favorece la floración exhuberante y sin problemas sanitarios. Son capaces de florecer en temperaturas más bajas, aunque en estos casos las flores son más pequeñas y duran mucho menos. Es necesario que el agua con la que se las vaporice sea descalcificada (basta el agua destilada de los bazares chinos), y se debe aditar algo de abono específico para Orquídeas en el agua de vaporización y aplicarla sobre las raíces al menos una vez a la semana. Tambien es imprescindible que ninguna parte de las raíces esté permanentemente sumergida en el agua, pues se puede pudrir toda la planta. Su cultivo en estanques exteriores, aunque totalmente posible (siempre que el clima sea cálido, sin heladas y de temperaturas por debajo de 10 ºC en cualquier momento del año) es más complicado debido a que las plantas transpiran mucho más, por lo que hay que vaporizarlas varias veces al día y protegerlas del sol directo del mediodía. El "Brown spot" es una enfermedad muy grave y contagiosa que afecta principalmente a las Phalaenopsis en ambientes saturados de humedad, con nula ventilación y con temperaturas demasiado bajas. Consiste en la aparición de manchas redondas, acuosas y marrones en las hojas y las flores, que crecen rápidamente hasta pudrir la totalidad de la planta. Es casi imposible curar este problema (a menos que se corte rápidamente la zona afectada y se exponga a las plantas a las condiciones ideales de cultivo), por lo que es mejor deshacerse de las plantas afectadas.
Es una planta ideal para decorar los bordes o las zonas más superficiales de cualquier estanque de interior (ya sea tanto tropical como de agua fría, incluso dedicado a la cría de Kois, Truchas y Salmones) y todo tipo de estanques tropicales de exterior. Anclada al tronco de algunos árboles como los Sauces, las Moreras y los Ricinos, así como a los de algunas palmeras como la Canaria, el Palmito o el Cocotero, supone un bello espectáculo que merece la pena contemplar. Sin embargo en cultivos exteriores presenta el pequeño inconveniente de que sus hojas son muy apreciadas por numerosos insectos vegetarianos (Caracoles, Langostas, Saltamontes y demás), que suelen ser bastante frecuentes en zonas húmedas y capaces de devorar completamente todas las hojas de una Phalaenopsis en cuestión de días. Vigilando diariamente las plantas y extrayendo a los posibles insectos devoradores de hojas este problema está solucionado. Sus vistosos colores atraen a muchos tipos de insectos polinizadores que, si caen al agua o quedan al alcance de los animales que viven en ésta, darán buena cuenta de ellos al devorarlos.
Su propagación en cultivo artificial es bastante compleja debido a que, por una parte, la germinación de las semillas requiere de procesos in vitro, y por otra, la multiplicación vegetativa sólo se da en condiciones muy excepcionales de cultivo. Sin duda, el método más sencillo (siempre que se den las condiciones necesarias) es el asexual, que consiste en plantar en un sustrato nuevo las pequeñas plántulas de cuatro hojas y algunas raíces que nacen de los nudos de las varas florales una vez que finaliza la floración. Este tipo de propagación es un buen indicador del estado de salud de la planta, pues si produce muchos, significa que va a morir pronto y que desea dejar descendencia para los siglos de los siglos. La producción de estos retoños (llamados tambien Keikis) se da cuando la temperatura se mantiene constantemente entre 20 y 29 ºC (con una diferencia de al menos cinco grados entre el día y la noche) y con una humedad relativa superior al 80%, por lo que es más normal que se den en acuaterrarios y en invernaderos donde todas las variables se mantienen constantes. Los Keikis extraídos de la planta madre y plantados en una nueva maceta tardan unos dos años en comenzar a florecer.
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