Es común observar Anubias en los acuarios de numerosos aficionados principiantes debido a su gran resistencia y adaptabilidad. Se trata de plantas palustres oriundas de la zona central de África, donde viven en zonas sombreadas y resguardadas de corrientes intensas (principalmente en lagos, pantanos y estanques) ancladas sobre rocas, troncos o semienterradas en el sustrato. La especie A. Barteri es la única que permanece permanentemente bajo el agua, y es la más común entre todas las Anubias.
La estructura vegetativa consta de tres partes: Hojas carnosas, amplias y medianamente lanceoladas, de unos 4 a 8 centímetros de ancho y unos 10 centímetros de largo (peciolo incluido) que permiten almacenar cierta cantidad de agua para aguantar periodos de tiempo fuera del agua relativamente largos, rizoma carnoso que puede medir varias decenas de centímetros de largo y hasta 4 de diámetro y raíces muy largas y gruesas adaptadas para aferrarse con fuerza a los elementos sólidos de su entorno. Las hojas más jóvenes son de color verde claro, mientras que las más viejas son de color verde mucho más oscuro e incluso totalmente negras cuando mueren. El rizoma es de color verde oscuro y las raíces, al igual que sucede con las hojas, adquieren un tono verdoso más oscuro a medida que avanza su edad. Existen varias variantes de esta planta que no constituyen especies diferentes y que se distinguen básicamente por el tamaño y la forma de las hojas. Las más corrientes son la Nana, que no es más que una Barteri en miniatura, la Angustifolia, cuyas hojas son más alargadas y menos anchas, la Caladiifolia, cuyas hojas, del mismo tamaño que la Barteri, tienen los bordes ondulados, y la Coffeefolia, cuyas hojas, similares a las de Caladiifolia, se distinguen por se más bien redondeadas. En ciertos casos estas plantas llegan a florecer, creando un espádice de florecillas blancas rodeada por una espata de color verde intenso, de forma similar a Spatiphyllum Wallisii. Esto puede ocurrir tanto dentro como fuera del agua, aunque es más corriente que lo hagan fuera.
No son plantas en absoluto exigentes en lo que se refiere a su cultivo, aunque conviene saber que requieren unos cuidados específicos pero fáciles sin los cuales difícilmente llegan a prosperar. Lo que menos dificulta el mantenimiento de estas vistosas plantas es el sustrato, pues pueden situarse tanto en el mismo fondo (sin enterrar del todo el rizoma para evitar que se pudra) como sobre un objeto decorativo sólido cualquiera. Esta segunda forma es, sin duda, la más habitual, y también la que menos compromete el desarrollo de la planta. Para sujetarla firmemente a una roca, por ejemplo, basta colocar las raíces alrededor de la misma y sujetarlas con un hilo de nailon (sin apretar demasiado para evitar la muerte de las raíces). En pocos días la planta queda anclada por si misma a la roca, y se puede retirar el nailon. Su posición requiere algo más de reflexión puesto que la luz demasiado intensa le es muy perjudicial. Lo ideal es colocarla en la zona más sombreada o bajo plantas flotantes o más altas que tamizen la luz. La poca cantidad de luz que necesita posibilita su cultivo tanto en interiores (manteniéndola siempre totalmente sumergida y en una habitación bien iluminada) como en estanques al aire libre. En cualquier caso conviene saber que no tolera el sol directo, por lo que hay que protegerla de él. Es normal ver Anubias con las hojas cubiertas totalmente con un manto de algas negrosas en acuarios y estanques excesivamente iluminados. En éstos casos basta con frotar delicadamente la superfície de las hojas con los dedos una vez a la semana para quitarlas, aunque en los casos más graves (por ejemplo, si pasan demasiado tiempo recibiendo sol directo) las hojas se queman. El intervalo de temperaturas en el que sobreviven está entre 18 y 31 ºC, aunque la óptima se situa entre 22 y 26 ºC. Por encima de 31 ºC la planta se quema y muere, pero no sucede lo mismo con el frío. En efecto, como toda planta rizomatosa, las Anubias pueden perder todas las hojas en condiciones desfavorables y volver a crearlas cuando se reestablecen los valores ideales, algo que suele suceder en zonas de inviernos fríos con plantas mantenidas en estanques al aire libre. De esta forma pueden llegar a soportar heladas débiles (de hasta -3 ºC) y sobrevivir en aguas cuya superficie se encuentre totalmente congelada durante varios meses gracias a las reservas acumuladas en el rizoma. En lo que respecta al pH y a la dureza del agua, las Anubias requieren aguas alcalinas (pH entre 7,5 y 9) y duras (dureza entre 15 y 40 ºdGH), condiciones en las que crecen vigorosamente. En aguas más ácidas y blandas pueden sobrevivir, aunque su crecimiento es más lento y es más probable que pueda morir. Es la planta ideal para acuarios de biótopo Malawi o Tanganyka, así como en un acuario de Centroamérica. En acuarios Amazónicos o Asiáticos no suelen prosperar adecuadamente. Cultivarlas totalmente emergidas es muy complicado ya que sus tejidos se secan rápidamente, pudiendo hacerse únicamente en un acuaterrario o en un invernadero cuya humedad relativa sea, aproximadamente, de un 100 % y manteniendo las raíces enterradas en un sustrato suelto y permanentemente encharcado. Con abonar el agua una vez a la semana con un producto específico para plantas acuáticas es suficiente para satisfacer sus necesidades nutritivas.
Se puede decir que esta planta es indispensable en cualquier acuario escasamente iluminado, donde puede asociarse sin problemas con el Helecho de Java, que necesita sus mismos requisitos. A menudo es muy beneficiosa su colocación bajo plantas más altas y frondosas para embellecer un acuario, así como representar una buena frontera territorial para muchos peces. Debido a la dureza de sus hojas muy pocos peces pueden devorarlas, aunque especialmente los Goldfish pueden devorar las hojas jóvenes, que son más frágiles, lo que puede llevar a la muerte de la planta al no poder renovar las hojas. Los Anostómidos se las comen sin problemas, atacando a las hojas nuevas y a las viejas, así como muchos caracoles como Pomacea Canaliculata, que devoran hasta las raíces. Para algunas especies como los Escalares o los Ramirezi, las grandes hojas carnosas son el soporte ideal para albergar huevos.
Su propagación es sexual (por semillas que se entierran en el sustrato y que germinan en una o dos semanas) o bien asexual (por división del rizoma). La propagación asexual es la más practicada y sencilla, y consiste en cortar, de la planta principal, un pedazo de rizoma y semienterrarlo en el sustrato o atarlo a un elemento de decoración para que heche raíces en unos días. Cualquier proción sirve, incluso aquellas que no tengan ni hojas ni raíces. Es una de las plantas acuáticas de crecimiento más lento, pero vale la pena esperar para disfrutar con la belleza de los ejemplares adultos, de gran tamaño y excelente presencia.
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ResponderEliminarFuente???
ResponderEliminarSi te refieres al sitio de donde he sacado todo esto, ahí te va:
EliminarTexto: Hecho por mí mismo.
Fotos: De Google imágenes.
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