La família de los Lábridos comprende más de 200 especies de peces marinos, la mayoria tropicales, muy llamativos por sus formas corporales, sus vistosos colores y su comportamiento, así como a su generalmente buena adaptación a las condiciones de vida de un acuario y a su longevidad.
Una de las especies más conocidas en los mares y océanos subtropicales es la Coris Julis, comunmente denominada Julia y Doncella, que se puede encontrar en todos los mares subtropicales del hemisferio norte, desde Gran Bretaña hasta las islas Canarias, pasando por el norte de África y todo el mar Mediterráneo. Se han visto algunas colonias cerca del mar Rojo y en las zonas más cálidas de América del Sur, expansión que se debe probablemente al calentamiento global de los mares. Las doncellas jóvenes viven en grandes grupos en aguas bien movidas y aireadas a profundidades variables entre los 2 y los 200 metros, encontrándose cerca de las playas durante toda la estación cálida (entre primavera y verano) y en aguas profundas el resto del año. Los machos adultos viven en solitario mientras que las hembras forman pequeños grupos de 4 o 5 individuos estrictamente jerarquizados.
Presentan la típica forma de los lábridos: Cuerpo cilíndrico y robusto, boca pequeña provista de afilados dientes caninos, aletas cortas pero fuertes y, como no, colores bastante vistosos, especialmente en los machos. Sus escamas son muy pequeñas (casi invisibles a menos que se las mire de cerca) y están recubiertas por abundante mucus muy resbaladizo. El patrón de colores varia muchísimo en función del sexo: Los machos presentan un vientre de color verde turquesa (casi blanco) brillante y un dorso más verdoso y muy metalizado. Ambas zonas están separadas por una espléndida franja longitudinal amarilla, que recorre todo el cuerpo desde el morro hasta la aleta caudal y que tiene los bordes ligeramente dentados. Justo tras las aletas pectorales presentan una mancha negra muy vistosa. Excepto las pectrales, el resto de aletas están vivamente coloreadas. En particular, los primeros radios de la dorsal presentan un vistoso color rojo intenso. La caudal, la anal y el resto de la dorsal presenta mezclas variables entre el amarillo y el verde brillante. Las hembras, por su parte, son mucho menos vistosas, con el vientre blanco, el dorso marrón y una franja de color granate que sustituye a la amarilla del macho. Estos son, asimismo, más grandes. Excepto la aleta dorsal, que tiene un leve tono rosado, el resto de aletas son incoloras. Son peces hermafroditas, es decir, todos nacen hembras, presentando el patrón cromático pertinente, para convertirse luego en vistosos machos siempre que alcancen un gran tamaño y las condiciones vitales así lo permitan. El cambio de sexo se da aproximadamente a los 2 o 3 años de edad y son muy pocas las hembras jóvenes que se convierten en machos. Los machos miden unos 25 cm de longitud (8 - 10 en acuario) frente a los 13 - 14 que alcanzan las hembras (7 - 8 en acuario) y viven unos 10 años.
Su mantenimiento en cautividad es totalmente posible siempre que se aclimaten ejemplares lo más jóvenes posible. El volumen del acuario varia en función de si se mantiene un solo macho o sólo un grupo de hembras, o a un macho en compañía de varias hembras (nunca más de un macho). En el primer caso es suficiente un acuario de 300 litros mientras que en el segundo y tercer caso se necesitan ya tanques de unos 600 - 800 litros como mínimo para que todos los componentes del grupo tengan su espacio y no se vean obligados a competir por el mismo, evitando así que los menos dotados se estresen en demasía. Es tan importante una buena cantidad de rocas y otros escondites como las zonas totalmente despejadas de decoración para que puedan nadar sin restricciones excesivas. Aman las fuertes corrientes y las turbulencias, no soportando la más mínima traza de nitritos y amoniaco, que se deben mantener a 0 ppm, y concentraciones de nitrato superiores a 10 ppm. Si el agua está escasamente movida o aireada su salud se resiente con rapidez, enfermando rápidamente y muriendo. La temperatura puede variar entre 18 y 28 ºC (no soportan nada bien temperaturas fuera de este rango) y la densidad debe ser cercana a 1.028. Otro aspecto importante es el sustrato, que debe ser de grano muy fino y con un espesor de al menos 5 cm para permitir que se entierren en caso de ser necesario, algo a lo que son muy aficionados. Una buena tapa en el acuario resulta indispensable para evitar que salten fuera del acuario, algo que suelen hacer ante cualquier susto o imprevisto. El uso de un espumador de proteínas, así como cambios de agua periódicos, son totalmente necesarios para velar por su perfecto estado de salud.
Se trata de peces casi exclusivamente carnívoros que con frecuencia rechazan el alimento durante los primeros días de cautiverio. Los adultos nunca vuelven a comer si se les captura, muriendo de inanición y desnutrición. Los ejemplares jóvenes, en cambio, se adaptan con facilidad a la alimentación artificial siempre que cuenten con abundantes presas vivas, como las Artemias, en el tanque. La presencia de Copépodos, Anfípodos, microgusanos y otros animales presentes en las rocas vivas son fundamentales para ayudar a su adaptación. Los aportes de alimentos congelados deben hacerse con mucha lentitud hasta que los peces lo engullan. A partir de entonces se puede ir aumentando la frecuencia y el número de presas congeladas hasta que las acepten. No suelen aceptar las escamas ni los gránulos, haciendo muy difícil su adaptación al seco. Pueden devorar las algas del acuario si no reciben suficientes vegetales en su dieta.
Son peces socuables que sufren bastante si viven con pocos compañeros, mostrando todo su color y vitalidad si viven en un acuario comunitario con otros peces como Damiselas, Espáridos y otros lábridos que no presenten formas ni colores semejantes a los suyos. Los machos no se toleran entre ellos, y se pelean constantemente hasta que uno de los dos acaba muriendo, por lo que hay que abstenerse de juntarlos. Las hembras pueden ser mantenidas en grupos pequeños siempre que todas ellas se introduzcan a la vez y en su fase juvenil. Un macho puede cohabitar con varias hembras perfectamente. No son compatibles con Erizos, gambas, cangrejos y gusanos tubícolas ya que son sus presas naturales, no produciendo ningún daño a corales, anémonas y caracoles. Pueden mostrarse agresivas hacia otras especies de lábridos muy similares a ellas como el L. Dimidiatus y otras especies de Coris, y tampoco es muy aconsejable mezclarlas con peces demasiado tranquilos que se estresarían con la actividad frenética de las Doncellas.
Si bien se han conseguido algunas puestas en acuario no se ha documentado hasta ahora la cría o la supervivencia de alevines. En la naturaleza se reproducen en las zonas poco profundas de las playas, a unos 3 metros de profundidad, tras un elaborado baile nupcial que consiste en que el macho y la hemra se colocan en posición vertical y, tras movimientos tambaleantes y roces, la hembra expulsa varios cientos de huevos que el macho fecunda después. Es curioso la estrategia que tienen algunos machos jóvenes (que aún conservan los colores de la hembra o grab parte de ellos), rociando con su esperma las puestas de una pareja que está en proceso de puesta para transferir sus genes a la siguiente generación. Una vez puestos los huevos la hembra se desentiende de ellos mientras el macho los recoge y los esconde en alguna gruta poco concurrida para después abandonarlos, aunque algunos machos los protegen violentamente hasta la eclosión de posibles depredadores y otros peligros. Los huevos eclosionan a los tres días y los minúsculos alevines dependen de los escondites rocosos para evitar ser devorados. Se alimentan básicamente de zooplancton y tienen un crecimiento bastante rápido.
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